/ jueves 20 de septiembre de 2018

Hablemos de Paz y No Violencia

Elogio de Javier Barros Sierra

Hace 50 años y un día, el 19 de septiembre de 1968, sucedió uno de los actos más deleznables que algún gobierno mexicano haya cometido en tiempos de paz: el ejército ocupó las instalaciones de Ciudad Universitaria en la capital del país como respuesta al activismo desplegado por los estudiantes ese año, llevándose presos a muchos maestros y alumnos, por lo que el rector Javier Barros Sierra declaró: “La ocupación militar de Ciudad Universitaria ha sido un acto axcesivo de fuerza que nuestra casa de estudios no merecía...”.

¿Quién fue este personaje? Barros Sierra nació en la Ciudad de México en 1915. Fue nieto del intelectual porfirista más connotado: Justo Sierra. Ingeniero Civil graduado por la UNAM, laboró para su Alma Máter de 1938 a 1958, donde ejerció la docencia en la Escuela Nacional Preparatoria y en varias facultades, y de 1955 a 1958 dirigió la Facultad de Ingeniería.

Fuera de la UNAM, junto con Bernardo Quintana, en 1947 fue cofundador de una de las empresas constructoras más importantes del siglo XX: Ingenieros Civiles Asociados, ICA. En 1958, el presidente Adolfo López Mateos lo designó secretario de Comunicaciones y Obras Públicas. Por unos meses, a invitación de Jesús Reyes Heroles (director de PEMEX), fue director del Instituto Mexicano del Petróleo en 1966. Ese mismo año, la Junta de Gobierno de la UNAM lo designó rector para el periodo 1966-1970. Como rector realizó importantes cambios en su institución, pero pasó a la historia básicamente por su actuación en los sucesos de 1968.

El 30 de julio de ese año, el ejército reprimió una marcha de estudiantes que corrieron a refugiarse a las instalaciones de la preparatoria en el actual Museo de San Ildefonso. Ahí ocurrió el terrible bazucazo que destrozó la puerta de origen colonial de la institución. En respuesta, el rector Barros izó la bandera a media asta en la explanada de Rectoría, declaró ese como “día de luto para la Universidad” y que la “autonomía está amenazada gravemente”. Y el 1º de agosto encabezó una de las marchas más importantes de ese año.

Barros fue gran defensor de la autonomía universitaria y de las libertades de expresión y reunión, pero merece un sitio en la historia de los actores de paz y no violencia en México pues siempre instó a que “no cedamos a las provocaciones, vengan de fuera o de adentro… Necesitamos demostrar al pueblo de México que somos una comunidad responsable… demostrar que podemos actuar con energía, pero siempre dentro del margen de la Ley”. Es así como Barros Sierra demostró la cordura que no tuvo el presidente Gustavo Díaz Ordaz al tratar con el conflicto estudiantil. Murió prematuramente en 1971 con el dolor por los estudiantes muertos el 2 de octubre del aciago 1968.

@RodrigoSanArce


Elogio de Javier Barros Sierra

Hace 50 años y un día, el 19 de septiembre de 1968, sucedió uno de los actos más deleznables que algún gobierno mexicano haya cometido en tiempos de paz: el ejército ocupó las instalaciones de Ciudad Universitaria en la capital del país como respuesta al activismo desplegado por los estudiantes ese año, llevándose presos a muchos maestros y alumnos, por lo que el rector Javier Barros Sierra declaró: “La ocupación militar de Ciudad Universitaria ha sido un acto axcesivo de fuerza que nuestra casa de estudios no merecía...”.

¿Quién fue este personaje? Barros Sierra nació en la Ciudad de México en 1915. Fue nieto del intelectual porfirista más connotado: Justo Sierra. Ingeniero Civil graduado por la UNAM, laboró para su Alma Máter de 1938 a 1958, donde ejerció la docencia en la Escuela Nacional Preparatoria y en varias facultades, y de 1955 a 1958 dirigió la Facultad de Ingeniería.

Fuera de la UNAM, junto con Bernardo Quintana, en 1947 fue cofundador de una de las empresas constructoras más importantes del siglo XX: Ingenieros Civiles Asociados, ICA. En 1958, el presidente Adolfo López Mateos lo designó secretario de Comunicaciones y Obras Públicas. Por unos meses, a invitación de Jesús Reyes Heroles (director de PEMEX), fue director del Instituto Mexicano del Petróleo en 1966. Ese mismo año, la Junta de Gobierno de la UNAM lo designó rector para el periodo 1966-1970. Como rector realizó importantes cambios en su institución, pero pasó a la historia básicamente por su actuación en los sucesos de 1968.

El 30 de julio de ese año, el ejército reprimió una marcha de estudiantes que corrieron a refugiarse a las instalaciones de la preparatoria en el actual Museo de San Ildefonso. Ahí ocurrió el terrible bazucazo que destrozó la puerta de origen colonial de la institución. En respuesta, el rector Barros izó la bandera a media asta en la explanada de Rectoría, declaró ese como “día de luto para la Universidad” y que la “autonomía está amenazada gravemente”. Y el 1º de agosto encabezó una de las marchas más importantes de ese año.

Barros fue gran defensor de la autonomía universitaria y de las libertades de expresión y reunión, pero merece un sitio en la historia de los actores de paz y no violencia en México pues siempre instó a que “no cedamos a las provocaciones, vengan de fuera o de adentro… Necesitamos demostrar al pueblo de México que somos una comunidad responsable… demostrar que podemos actuar con energía, pero siempre dentro del margen de la Ley”. Es así como Barros Sierra demostró la cordura que no tuvo el presidente Gustavo Díaz Ordaz al tratar con el conflicto estudiantil. Murió prematuramente en 1971 con el dolor por los estudiantes muertos el 2 de octubre del aciago 1968.

@RodrigoSanArce


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