Contra el cambio de horario
El horario de verano no me sienta bien. Soy animal nocturno y desde que lo impusieron en 1996 siento que el día no rinde, siempre ando desmañanado. En 2001 el jefe de gobierno de la CDMX, el hoy presidente electo AMLO, impugnó el cambio de horario por “inconstitucional e ilegal”, hizo una consulta (en aquel momento telefónica) y emitió un decreto para regular la hora en la capital del país (el cual invalidó el Poder Judicial); tal vez el motivo era que su conferencia de prensa diaria tendría que ser realmente a las 5:00 y no a las 6:00 de la mañana.
Sin embargo, no soy yo el que está contra el cambio de horario (finalmente el interés colectivo, por aquello del ahorro de energía, está por encima del interés particular) y AMLO en los últimos años tampoco ha revivido el tema. Es en un gigante como la Unión Europea (UE) donde se mueven las aguas del tiempo, aunque cada país quiere llevar líquido a su molino: Estonia, Letonia y Lituania se pronuncian por el horario de verano; Eslovaquia prefiere el de invierno; Portugal quiere cambio de hora dos veces al año.
Pero la rebelión comenzó en Finlandia, país donde el sol no desaparece por completo durante semanas en verano y apenas se deja ver en invierno, por lo que la gente no percibe ahorro energético. Países como Suecia y Polonia han hecho eco de esa rebelión y proponen fijar el horario de verano para aprovechar los resquicios de luz en invierno. No están solos, el país más poderoso de la UE, Alemania, apoya el fin del cambio de hora. Y como no existe unanimidad en los 28 integrantes, la UE permitirá en 2019 que cada país decida sobre su tiempo.
El cambio de hora comenzó a practicarse en 1840 en Inglaterra para unificar horarios de las empresas ferroviarias. Desde entonces cada país ajusta sus husos horarios, tema vital en la industria del transporte, sobre todo en la aviación (en Chile los pilotos preguntan si en horario de Santiago, la capital, o de Magallanes, la región más al sur donde nunca cambian hora).
El tema del ahorro de energía propuesto por Benjamín Franklin hace 3 siglos parece no importarle a muchos. Regiones enteras en Centro y Sudamérica, África y Asia no cambian hora. Países cercanos al Ecuador no lo necesitan pues su tiempo de oscuridad y de luz varía poco; lo mismo sucede en países al norte del Globo. Potencias como Rusia, China, India o Japón tampoco cambian hora.
En México, Sonora y Quintana Roo tienen otras razones válidas para mantener el mismo horario todo el año. Total que los horarios dependerán cada vez más de la conveniencia y, más allá de si los cambios tienen efectos dañinos en la salud o si se ahorra energía, el principal motivo del cambio será si se quiere tener mayor luminosidad en la mañana o en la tarde.
@RodrigoSanArce
