/ jueves 13 de diciembre de 2018

Hablemos de Paz y No Violencia


El Nobel de la Paz contra la violencia sexual

Coincidiendo con el 70 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos realizada por la ONU el 10 de diciembre de 1948, el pasado lunes el Comité Nobel Noruego entregó en la ciudad de Oslo el Premio Nobel de la Paz, a la iraquí Nadia Murad y al congoleño Denis Mukwege.

De origen kurdo yazidí (antigua religión preislámica monoteísta de Oriente Medio), Nadia Murad tiene 25 años, es activista por los derechos humanos y desde 2016 embajadora de buena voluntad de la Naciones Unidas para la dignidad de los supervivientes de la trata de personas. Su historia es terrible: en agosto de 2014 fue secuestrada por el Estado Islámico (ISIS) luego de un ataque realizado a su comunidad, Sinjar, en el cual asesinaron a más de 3 mil personas, incluidos seis hermanos de Nadia, y tomaron como “botín de guerra” (prisioneras y esclavas) a más de 6 mil 700 mujeres, incluida la propia Nadia, quien pudo liberarse meses después, en 2015, luego de sufrir torturas y violaciones masivas (la llamada “Yihad sexual”) por parte de miembros del ISIS.

Por su parte, Mukwege es el “Doctor Milagro”, un ginecólogo y luchador social de 63 años de la República Democrática del Congo, país considerado la “capital mundial de la violación”. Se especializa en cirugías reconstructivas como tratamiento para mujeres que han sufrido violaciones masivas en los conflictos armados de su país que llevan dos décadas. Tal vez es el mayor experto del mundo en la reparación de daños físicos internos causados por este terrible flagelo. Se calcula que su hospital atiende a 3 mil 500 mujeres por año y a veces realiza hasta diez operaciones al día. En el año 2012 tuvo que huir de su país luego de ser atacado por hombres armados, en represalia por sus críticas al presidente Joseph Kabila respecto a la falta de protección a las mujeres. Regresó un año después a petición de miles de víctimas que no tienen otro apoyo más que él. Es un verdadero ángel congoleño.

No hay un arma de guerra que sea mejor o peor que otra, pero la violencia sexual utilizada como arma de guerra es tal vez la peor de todas, es la que nos hace menos humanos a los hombres. Este año, afortunadamente, por primera vez en su historia, el Nobel de la Paz contribuye a la lucha contra las violaciones masivas en los conflictos armados y por ello reconoce a estos dos personajes.

Nota de Paz: el mismo 10 de diciembre, el abogado Héctor Fix-Zamudio, de manera muy merecida, recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos 2018 por su labor en la defensa jurídica de los derechos fundamentales, mientras que Tita Radilla, buscadora de desaparecidos y reparadora de daños, recibió mención honorífica por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

@RodrigoSanArce


El Nobel de la Paz contra la violencia sexual

Coincidiendo con el 70 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos realizada por la ONU el 10 de diciembre de 1948, el pasado lunes el Comité Nobel Noruego entregó en la ciudad de Oslo el Premio Nobel de la Paz, a la iraquí Nadia Murad y al congoleño Denis Mukwege.

De origen kurdo yazidí (antigua religión preislámica monoteísta de Oriente Medio), Nadia Murad tiene 25 años, es activista por los derechos humanos y desde 2016 embajadora de buena voluntad de la Naciones Unidas para la dignidad de los supervivientes de la trata de personas. Su historia es terrible: en agosto de 2014 fue secuestrada por el Estado Islámico (ISIS) luego de un ataque realizado a su comunidad, Sinjar, en el cual asesinaron a más de 3 mil personas, incluidos seis hermanos de Nadia, y tomaron como “botín de guerra” (prisioneras y esclavas) a más de 6 mil 700 mujeres, incluida la propia Nadia, quien pudo liberarse meses después, en 2015, luego de sufrir torturas y violaciones masivas (la llamada “Yihad sexual”) por parte de miembros del ISIS.

Por su parte, Mukwege es el “Doctor Milagro”, un ginecólogo y luchador social de 63 años de la República Democrática del Congo, país considerado la “capital mundial de la violación”. Se especializa en cirugías reconstructivas como tratamiento para mujeres que han sufrido violaciones masivas en los conflictos armados de su país que llevan dos décadas. Tal vez es el mayor experto del mundo en la reparación de daños físicos internos causados por este terrible flagelo. Se calcula que su hospital atiende a 3 mil 500 mujeres por año y a veces realiza hasta diez operaciones al día. En el año 2012 tuvo que huir de su país luego de ser atacado por hombres armados, en represalia por sus críticas al presidente Joseph Kabila respecto a la falta de protección a las mujeres. Regresó un año después a petición de miles de víctimas que no tienen otro apoyo más que él. Es un verdadero ángel congoleño.

No hay un arma de guerra que sea mejor o peor que otra, pero la violencia sexual utilizada como arma de guerra es tal vez la peor de todas, es la que nos hace menos humanos a los hombres. Este año, afortunadamente, por primera vez en su historia, el Nobel de la Paz contribuye a la lucha contra las violaciones masivas en los conflictos armados y por ello reconoce a estos dos personajes.

Nota de Paz: el mismo 10 de diciembre, el abogado Héctor Fix-Zamudio, de manera muy merecida, recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos 2018 por su labor en la defensa jurídica de los derechos fundamentales, mientras que Tita Radilla, buscadora de desaparecidos y reparadora de daños, recibió mención honorífica por parte de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

@RodrigoSanArce

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