¿Imperialismos buenos y malos?
La semana pasada hablé de que el mundo está inmerso en una nueva Guerra Fría, pero en vez de lucha entre potencias lo que hay es una lucha entre democracias liberales y autocracias antiliberales, y su campo de batalla hoy es Venezuela. El tema también puede analizarse desde otro punto de vista: el del Imperialismo.
Un país imperialista trata de dominar territorios mediante su poder político y militar para acrecentar su área de influencia, así como de monopolizar los sectores económicos más rentables. El imperialismo por antonomasia es el estadounidense. Ciertamente los EEUU tienen una larga historia de invasiones e intervenciones: Cuba, Nicaragua, Chile, Granada y Panamá en Latino América; Vietnam, Laos y Camboya en Indochina; Irak, Afganistán y Siria en Medio Oriente; Somalia y Libia en África. Ahora intervienen en Venezuela a favor de Guaidó, pero podemos suponer que, en realidad, el Tío Sam está detrás de sus reservas de petróleo, las más grandes del orbe.
No obstante, la indignación por el imperialismo gringo ciega a los defensores de Maduro y les impide ver a otros imperios que tratan de meter sus narices. Peor: para ellos el gringo es el imperialismo malo y cualquier otro es bueno. Es el caso del intervencionismo ruso. No les molesta ni tantito que Rusia mate a su gente en Chechenia; que invada Abjasia y Osetia del Sur (Georgia) y Crimea (Ucrania); que contribuya a desestabilizar el Medio Oriente, Siria en particular; que se entrometa en las elecciones de los EEUU a favor de Trump; que sea la fábrica más grande de fake news (noticias falsas) en el mundo.
Además, no quieren ver que Maduro está endeudado hasta las cachas con Putin por armas y préstamos que paga otorgándole control de grandes empresas (CITGO) y yacimientos petroleros. Que China, Irán y Turquía son los nuevos amigos del tirano. Que Cuba, desde tiempos de Chávez, ejerce un minimperialismo controlando la seguridad nacional de Venezuela, mientras la oligarquía castrista se fortalece a costa del petróleo venezolano. Y que entre todos, junto con el ejército, sostienen a la narcodictadura madurista. Viéndolo de esa forma, ningún imperialismo es bueno, todos son malos.
Con todo, sigo creyendo que el imperialismo no es el problema central en este conflicto. Lo importante sigue siendo que el pueblo venezolano sufre una crisis humanitaria sin precedentes y que las condiciones inmediatas, aunque no suficientes, para trascender el conflicto, son la salida de Maduro del poder, la convocatoria a elecciones libres, evitar cualquier tipo de violencia y permitir que entre la ayuda humanitaria. E insisto en que, si defendemos la democracia venezolana, estaremos listos para defender en el futuro a nuestra propia democracia.
@RodrigoSanArce
