La “paz” llegó a Toluca, desde España
En los primeros meses de 1997 la Facultad de Ciencias Políticas de la UAEM realizó la promoción de un nuevo programa de Maestría: Estudios para la Paz y el Desarrollo. El cartel promocional era engañoso pues el tema se vendió como “estudios de la Unión Europea”. Eso llamó mi atención y de inmediato me inscribí. Tal vez otros se engancharon igual.
Ya estando en clases, poco a poco me cayó el veinte de que los tópicos no versaban exclusivamente sobre Europa, también sobre una ciencia hasta entonces poco conocida, no sólo en Toluca sino en todo el país: la paz. Me refiero a la paz vista no como un valor sino como una disciplina científica en que los conflictos y la no violencia se abordan desde diversos puntos de vista. Con algunas excepciones, casi todos mis profesores fueron extranjeros, la mayoría españoles.
El inicio de esta Maestría se logró gracias al esfuerzo conjunto de la UAEM, específicamente gracias a las gestiones realizadas por el ya fallecido doctor Ricardo Perfecto ante las autoridades del Máster Internacional de Paz, dirigido por el ya también finado Vicent Martínez Guzmán, en la Universidad “Jaume I” de Castellón, España.
A la fecha, de la Maestría han egresado varias generaciones de especialistas. Me siento afortunado por haber pertenecido a la primera generación, formada especialmente por maestros españoles. Incluso en el año 2001 me matriculé en la Universidad de Granada para hacer un doctorado que dejé inconcluso; lo importante es que reencontré a mis amigos: aparte del recordado Vicent, mi querido y admirado José María Tortosa y mi compadre Clemente Penalva de la Universidad de Alicante; Amador Antón de Castellón; Francisco Muñoz, Mario López y Paco Jiménez de Granada, entre otros. En las décadas siguientes he mantenido contacto permanente con ellos, sobre todo por la mediación de quien por años ha sido una excelente coordinadora de la maestría en Toluca: Natalia Ix-Chel Vázquez.
Debo decir que, aunque tuve algún compañero que frente a los gachupines reflejó el “complejo de Moctezuma” (enojo e inferioridad), la verdad es que los demás nunca nos sentimos acomplejados ni colonizados, mucho menos “reconquistados”. Y estando en España, nunca recibimos malos tratos ni nos consideraron “animalitos tercermundistas”.
¿Por qué platico todo esto? Me pesa la disculpa que el gobierno de México pide al rey de España por los abusos cometidos hace 500 años. No dejo de pensar en la inutilidad de este acto poco diplomático, con el que ni siquiera los grupos originarios están de acuerdo. ¿Que es para reconciliarnos entre países? Allá ellos y su absurda reconciliación. Yo no necesito reconciliarme con mis amigos españoles que un buen día nos trajeron la “paz” a Toluca.
rodrigo.pynv@hotmail.com; Facebook: @RodrigoSánchez; Twitter: @RodrigoSanArce
