En defensa de la UAEMex
La Universidad Autónoma del Estado de México es una institución que arrastra vicios y malas prácticas desde hace décadas. En los últimos meses se vio envuelta en escándalos mayúsculos e indefendibles como la “Estafa Maestra” y el hecho de no haber enterado aportaciones millonarias de sus afiliados al ISSEMyM. Además, en la elección de sus representantes (rector, directores de Organismos, consejeros maestros y alumnos) nunca se ha distinguido precisamente por tener prácticas democráticas y encima el actual rector propone que haya reelección de autoridades. El disenso y la crítica con las políticas universitarias tampoco ha sido práctica común entre alumnos y profesores. Yo mismo en algún momento, como consejero universitario, tuve que sujetarme a la “línea institucional” y, cuando no lo hice, así me fue…
Debo matizar un tema: en los últimos años han comenzado a surgir movimientos de alumnos y maestros que ejercen la crítica, aunque no han logrado formar tendencia como para convertirse en contrapeso verdadero que modifique o reoriente las políticas universitarias, pero sí han emergido voces importantes como aquella “Red de Universitarios por la Transformación”. El problema con estos movimientos es que, al no haber cobrado la fuerza suficiente permiten que se llegue a una situación en que otras instancias se aprovechan para hacer contrapeso desde fuera, en este caso desde la Legislatura Local, que en días pasados intentó imponer una iniciativa de reforma que ni siquiera platicó con las autoridades de la Máxima Casa de Estudios ni tomó en cuenta una consulta previa hecha vía internet.
Me parece que ahí radica el problema: en que instancias externas intenten imponer a la UAEM su forma de organización. Ciertamente, como dicen los defensores de nuestra Alma Máter, esto vulnera su autonomía y de ahí cada quien plantea su concepto y alcances de lo que significa el término.
Pero pienso que el tema va más allá de la autonomía. Se trata de comenzar a someter a las instituciones autónomas e independientes, cualquiera que sea su esencia o función, en cualquier parte del país, y desafortunadamente los ejemplos sobran: la Suprema Corte, el INE, la CRE, entre otras. No se me malentienda: no defiendo la corrupción ni las malas prácticas en la universidad, pero esa situación solo corresponde corregirla a la comunidad universitaria.
Creo que los acérrimos críticos y defensores de la intromisión legislativa encabezada por Morena se equivocan. Estos furibundos deben ver más allá de lo mal que han actuado las autoridades y mejor convertirse en contrapeso real para exigir reformas y que la democratización, transparencia, legalidad y rendición de cuentas comience abajo y adentro, no arriba y desde fuera.
@RodrigoSanArce