/ jueves 3 de mayo de 2018

Imagogenia


¿AMLOVE?

Pues con o sin debate el panorama para el candidato presidencial de la alianza Todos por México –conformada por el PRI, PVEM y Nueva Alianza-, José Antonio Meade es más que desalentador, no sólo porque las encuestas lo colocan en niveles muy por debajo de Ricardo Anaya –candidato de la alianza Por México al Frente conformada por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano- sino porque a Andrés Manuel López –contendiente de Morena- se le ve inalcanzable.

El problema para Meade y para Anaya es serio, porque parece que no hay escándalo, suceso o rumor que lo pueda bajar del pedestal en el que se encuentra. Si bien queda claro que las elecciones no se ganan en las encuestas o en los debates, como es el claro caso de la pasada elección presidencial de Estados Unidos donde ganó Donald Trump y tanto los debates como las encuestas las ganaba Hillary Clinton, sí son un gran precedente de lo que puede pasar en las urnas –ahí es donde se ganan las elecciones-.

Y tal vez este desalentador panorama sea el motivo por el cual la campaña de Meade se torna cada vez más gris, sienten la elección perdida y probablemente sea también el motivo por el cual Anaya se atreve a realizar el planteamiento “del voto útil” para trabajar con el PRI –que nada suma a su imagen-.

La verdadera pregunta es si esto sería suficiente para derrocar la percepción colectiva de que “AMLO es la esperanza de México”, si analizamos el panorama son muchos los factores que aventajan al líder izquierdista. Primero su nombre y su rostro llevan expuestos en medios de comunicación, redes sociales y eventos colectivos casi dos décadas, ni Meade ni Anaya han tenido ese tipo de exposición, son rostros nuevos y su “inexperiencia” política pesa en su contra.

Segundo, la verdad no peca pero incomoda y aunque AMLO es un gran estratega se ha caracterizado por ser un personaje con un nivel de conocimiento bajo –y digo esto porque propone ideas descabelladas que nunca explica cómo lograr, ofrece cosas imposibles y demerita la complejidad de proyectos presidenciales como si fuesen proyectos escolares- y esto le genera un vínculo empático con una gran cantidad de la población mexicana.

La emoción como tercer factor, ninguno de los otros dos ha apelado a la emoción como vínculo social, se han enfocado en la desacreditación y en la instauración del miedo sobre la tranquilidad emocional colectiva. AMLO tiene dos factores que han favorecido la aceptación de su imagen de una manera estratégica: ha trabajado hasta el cansancio el voto de castigo contra el PRI y el sistema político mexicano –al cual ya dio un nombre “la mafia del poder”- y segundo, en este último proceso presidencial ha trabajado por presentarse como el personaje que le dará tranquilidad a un México en absoluto estado de alerta.

Y finalmente, AMLO se presenta como un personaje común y corriente, un pobre más víctima del sistema, un padre de familia, un trabajador y un luchador de la dignidad de México, aunque ¿será esto verdad? Nadie lo pregunta.

@Mar_Naa


¿AMLOVE?

Pues con o sin debate el panorama para el candidato presidencial de la alianza Todos por México –conformada por el PRI, PVEM y Nueva Alianza-, José Antonio Meade es más que desalentador, no sólo porque las encuestas lo colocan en niveles muy por debajo de Ricardo Anaya –candidato de la alianza Por México al Frente conformada por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano- sino porque a Andrés Manuel López –contendiente de Morena- se le ve inalcanzable.

El problema para Meade y para Anaya es serio, porque parece que no hay escándalo, suceso o rumor que lo pueda bajar del pedestal en el que se encuentra. Si bien queda claro que las elecciones no se ganan en las encuestas o en los debates, como es el claro caso de la pasada elección presidencial de Estados Unidos donde ganó Donald Trump y tanto los debates como las encuestas las ganaba Hillary Clinton, sí son un gran precedente de lo que puede pasar en las urnas –ahí es donde se ganan las elecciones-.

Y tal vez este desalentador panorama sea el motivo por el cual la campaña de Meade se torna cada vez más gris, sienten la elección perdida y probablemente sea también el motivo por el cual Anaya se atreve a realizar el planteamiento “del voto útil” para trabajar con el PRI –que nada suma a su imagen-.

La verdadera pregunta es si esto sería suficiente para derrocar la percepción colectiva de que “AMLO es la esperanza de México”, si analizamos el panorama son muchos los factores que aventajan al líder izquierdista. Primero su nombre y su rostro llevan expuestos en medios de comunicación, redes sociales y eventos colectivos casi dos décadas, ni Meade ni Anaya han tenido ese tipo de exposición, son rostros nuevos y su “inexperiencia” política pesa en su contra.

Segundo, la verdad no peca pero incomoda y aunque AMLO es un gran estratega se ha caracterizado por ser un personaje con un nivel de conocimiento bajo –y digo esto porque propone ideas descabelladas que nunca explica cómo lograr, ofrece cosas imposibles y demerita la complejidad de proyectos presidenciales como si fuesen proyectos escolares- y esto le genera un vínculo empático con una gran cantidad de la población mexicana.

La emoción como tercer factor, ninguno de los otros dos ha apelado a la emoción como vínculo social, se han enfocado en la desacreditación y en la instauración del miedo sobre la tranquilidad emocional colectiva. AMLO tiene dos factores que han favorecido la aceptación de su imagen de una manera estratégica: ha trabajado hasta el cansancio el voto de castigo contra el PRI y el sistema político mexicano –al cual ya dio un nombre “la mafia del poder”- y segundo, en este último proceso presidencial ha trabajado por presentarse como el personaje que le dará tranquilidad a un México en absoluto estado de alerta.

Y finalmente, AMLO se presenta como un personaje común y corriente, un pobre más víctima del sistema, un padre de familia, un trabajador y un luchador de la dignidad de México, aunque ¿será esto verdad? Nadie lo pregunta.

@Mar_Naa