¿Libre?
Elba Esther Gordillo se convierte en tendencia en medios y redes sociales, y es que la exdirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) ya se encuentra en libertad, según dio a conocer su abogado Marco Antonio del Toro, pues anoche fue absuelta de los delitos de lavado de dinero y delincuencia organizada.
No sé si usted recuerde, pero en febrero del 2013 la exlíder sindical fue detenida en el aeropuerto de Toluca en lo que parecía ser una “muestra de poder “del gobierno de Peña Nieto. Así, Emilio Chuayffet, quien en ese entonces era el secretario de Educación Pública (SEP), logró posicionar la reforma educativa cuyo objetivo era mejorar la calidad de la educación en México, claro está, esto fue visto como un golpe de poder por parte del gobierno federal, pues la detención de la “Maestra” se dio un día después de que se promulgara dicha reforma.
Lo interesante aquí es como se ha manejado la percepción sobre dicho tema, por su parte el gobierno había mantenido un actitud recta y certera sobre el caso y parecía que al fin sucedería algo en contra de las verdaderas cúpulas del poder en México que no hacían más que dañar un sistema tan delicado como es el educativo. Por otra parte, los abogados de Elba Esther que buscaron en todo momento martirizar la situación de su cliente, pues durante cinco años lucharon por el beneficio de la prisión domiciliaria derivado de su edad y problemas de salud, así en diciembre del 2017 fue trasladada a su penthouse en Polanco, y ayer a las 23:30 horas su abogado leyó un comunicado en el que dio a conocer que ella se encontraba con su familia, luego de que se cancelara el proceso judicial en su contra.
En general, la situación proyecta una imagen un tanto turbia, pues genera muchas interrogantes que dan cabida a la especulación, elemento que ha sido una constante en la actual administración, que fomenta la desinformación y en consecuencia una pésima imagen; pues entonces no sabemos si en realidad la “Maestra” nunca debió ser acusada de lavado de dinero y delincuencia organizada y por lo tanto estuvo en prisión estos años sólo para calmar las aguas a los sindicados derivado de las reformas estructurales que quería apuntalar el gobierno; o bien el poder de la exlíder sindical es tal que una vez en su casa pudo mover los hilos para salir del aprieto en el que se encontraba.
Como sea, el gobierno de Enrique Peña pierde, pues nada de esto le suma credibilidad o confianza –ni a Peña ni al PRI- y se muestra más derrotado de lo que se veía en las pasadas elecciones, si es que esto es posible. Aunque esta actitud derrotista y esta imagen acabada es una general en el priismo, lo vemos en los discursos y respuestas de los políticos de dicho partido o en las obras inconclusas o suspendidas de los municipios gobernados por el PRI, ¿será que han perdido la esperanza de renacer? O sólo es una actitud revanchista hacia el pueblo que votó en su contra.
@Mar_Naa
