/ jueves 22 de noviembre de 2018

Imagogenia

Caravana Migrante

Hace unos días, mientras mi papá conducía por una de las calles principales de Metepec, se encontró a un par de migrantes que pedían dinero, entonces como es naturaleza de mi padre, decidió ofrecerles algo diferente: “Amigo, lava unos coches y te doy una lana para que puedas comer y seguir tu camino”; a lo que el migrante ofendido contestó: “No le pedí trabajo, le pedí dinero”.

Hablar de los migrantes genera mucha polémica, así como vemos aquellos que claman empatía, vemos aquellos que les molesta el tema porque cree que el mexicano debe ayudar primero al mexicano –y vaya que hay mucha necesidad en nuestro país-, porque no se ha dado la atención necesaria por el huracán Willa en Morelia y Nayarit, por la situación de pobreza del país, etcétera. La realidad es que es un tema complejo y ambas partes tienen su punto de razón.

Primero, estamos hablando de seres humanos que huyen de su país porque las condiciones de vida no les permiten quedarse, es decir: no hay comida, la violencia es insoportable, no hay apoyos o medicinas; vamos, emprenden el viaje para buscar algo mejor a lo que están viviendo, queda claro que no es un viaje de placer y menos cuando vemos que según reportes en su mayoría son mujeres y niños. Lo que si creo es que por humanidad debemos ayudarnos unos a otros sin importar sexo, raza, religión o edad.

Sin embargo, también nos topamos con la otra cara de la moneda, algunos de los integrantes de la caravana –porque no podemos generalizar- no tienen sentido de agradecimiento. Nada menos hay un video donde una hondureña se queja de que le dieron frijoles y tortillas, alimento que comparó con comida para “chanchos” -cerdos-, yo pregunto ¿Cuántos mexicanos no estarían más que agradecidos con un poco del alimento que se les está dando a ellos? La realidad es que puede ser un caso en miles, sin embargo, la percepción que se está generando en torno a dicho movimiento es muy negativa, ya sea por la difusión de “fake news” o bien por las consecuencias que viven las colonias más cercanas a su paso que se ven atiborradas de basura y desperdicios de cualquier tipo.

A lo que se le suma la información de medios de comunicación serios que en nada contribuyen a modificar dicha percepción, nada menos la cadena de televisión NBC (National Broadcasting Company) señaló que el gobierno de Estados Unidos junto con el de México trabajan con infiltrados en la caravana migrante para obtener información sobre las personas que la integran; y aunque la secretaria de Seguridad Nacional del gobierno de Donald Trump, Kirstjen Nielsen no dijo si esta información está relacionada o no con los infiltrados , sí afirmó en su recorrido por la valla fronteriza que al menos 500 miembros de dicha caravana son delincuentes confirmados y representan un peligro para su país.

Así la caravana migrante se convierte, percepturalmente al menos, en un tópico negativo que además representa un peligro para México y Estados Unidos.

@Mar_Naa

Caravana Migrante

Hace unos días, mientras mi papá conducía por una de las calles principales de Metepec, se encontró a un par de migrantes que pedían dinero, entonces como es naturaleza de mi padre, decidió ofrecerles algo diferente: “Amigo, lava unos coches y te doy una lana para que puedas comer y seguir tu camino”; a lo que el migrante ofendido contestó: “No le pedí trabajo, le pedí dinero”.

Hablar de los migrantes genera mucha polémica, así como vemos aquellos que claman empatía, vemos aquellos que les molesta el tema porque cree que el mexicano debe ayudar primero al mexicano –y vaya que hay mucha necesidad en nuestro país-, porque no se ha dado la atención necesaria por el huracán Willa en Morelia y Nayarit, por la situación de pobreza del país, etcétera. La realidad es que es un tema complejo y ambas partes tienen su punto de razón.

Primero, estamos hablando de seres humanos que huyen de su país porque las condiciones de vida no les permiten quedarse, es decir: no hay comida, la violencia es insoportable, no hay apoyos o medicinas; vamos, emprenden el viaje para buscar algo mejor a lo que están viviendo, queda claro que no es un viaje de placer y menos cuando vemos que según reportes en su mayoría son mujeres y niños. Lo que si creo es que por humanidad debemos ayudarnos unos a otros sin importar sexo, raza, religión o edad.

Sin embargo, también nos topamos con la otra cara de la moneda, algunos de los integrantes de la caravana –porque no podemos generalizar- no tienen sentido de agradecimiento. Nada menos hay un video donde una hondureña se queja de que le dieron frijoles y tortillas, alimento que comparó con comida para “chanchos” -cerdos-, yo pregunto ¿Cuántos mexicanos no estarían más que agradecidos con un poco del alimento que se les está dando a ellos? La realidad es que puede ser un caso en miles, sin embargo, la percepción que se está generando en torno a dicho movimiento es muy negativa, ya sea por la difusión de “fake news” o bien por las consecuencias que viven las colonias más cercanas a su paso que se ven atiborradas de basura y desperdicios de cualquier tipo.

A lo que se le suma la información de medios de comunicación serios que en nada contribuyen a modificar dicha percepción, nada menos la cadena de televisión NBC (National Broadcasting Company) señaló que el gobierno de Estados Unidos junto con el de México trabajan con infiltrados en la caravana migrante para obtener información sobre las personas que la integran; y aunque la secretaria de Seguridad Nacional del gobierno de Donald Trump, Kirstjen Nielsen no dijo si esta información está relacionada o no con los infiltrados , sí afirmó en su recorrido por la valla fronteriza que al menos 500 miembros de dicha caravana son delincuentes confirmados y representan un peligro para su país.

Así la caravana migrante se convierte, percepturalmente al menos, en un tópico negativo que además representa un peligro para México y Estados Unidos.

@Mar_Naa