/ jueves 24 de octubre de 2019

Imagogenia / Gas-agua


La gasolina, sí, ese tema que nos ha causado dolores de cabeza desde inicio de año sigue dando de qué hablar, pues ahora resulta que independientemente de si nos venden “litros de a litro” o si es “gasolina de la buena”, uno también debe cuidarse de que la gasolina que uno pone al auto sea gasolina y no agua.

Y es que hasta el momento 50 usuarios que cargaron combustible en la estación Pemex que se encuentra en Ocoyoacac sobre la carretera México-Toluca –sí, esa donde está el Starbucks y el Seven Eleven- presentaron fallas en sus autos casi de forma inmediata y al extraer el combustible de los tanques se dieron cuenta que ésta estaba rebajada con lo que creen es agua, información que la Profeco llegó a validar.

Por su parte, el gerente de la gasolinera Gerardo Cendón señaló que la gasolina la pidieron directamente a Pemex y que la pipa les despachó en la madrugada, es decir ¿el problema viene directamente de Pemex? ¿Será que ahora están “huachicoleando” las pipas? Quién sabe. Lo cierto es que el gerente dijo que la estación responderá por los daños que se deriven de este inconveniente pues no sólo es sacar la gasolina con agua de las bombas sino que también se requerirá de cambiar piezas, pagar grúas y hacer revisiones mecánicas a todos los autos afectados; sin considerar que muchos perdieron el día de trabajo por lo mismo.

Además de que si lo vemos fríamente todos los usuarios que cargaban gasolina ahí de forma habitual para después irse a trabajar a la Ciudad de México, lo dejarán de hacer porque la reputación de dicho espacio esta por los suelos o ¿a usted le daría confianza cargar en esa estación? Ciertamente no, y lo peor de todo es que aunque la estación responda por las afectaciones, y tomemos en consideración el buen servicio que daban los despachadores –en varias ocasiones hice uso de dicha estación y siempre fueron muy amables-, el tener el café ahí junto e infinidad de factores que la hacían una de las favoritas, difícilmente podrán recuperar la confianza de los usuarios, sea su culpa o no.

Este caso es un claro ejemplo de cómo la imagen de una marca o establecimiento se puede ver gravemente afectada si se ve involucrada en un escándalo que impacte a sus clientes, al grado de trascender de las demandas o quejas en redes sociales a los medios de comunicación que lo replican formalmente a nivel nacional. En este caso resarcir el daño –ya sea por instrucción de la Profeco o por iniciativa propia- es lo menos que pueden hacer, el trabajo será ahora trascender el escándalo –la ubicaremos como la gasolinera donde te ponen agua en vez de gasolina, al menos por un tiempo- y, por lo pronto, trabajar duro para reconstruir su reputación y recuperar la confianza de sus usuarios.

@Mar_Naa


La gasolina, sí, ese tema que nos ha causado dolores de cabeza desde inicio de año sigue dando de qué hablar, pues ahora resulta que independientemente de si nos venden “litros de a litro” o si es “gasolina de la buena”, uno también debe cuidarse de que la gasolina que uno pone al auto sea gasolina y no agua.

Y es que hasta el momento 50 usuarios que cargaron combustible en la estación Pemex que se encuentra en Ocoyoacac sobre la carretera México-Toluca –sí, esa donde está el Starbucks y el Seven Eleven- presentaron fallas en sus autos casi de forma inmediata y al extraer el combustible de los tanques se dieron cuenta que ésta estaba rebajada con lo que creen es agua, información que la Profeco llegó a validar.

Por su parte, el gerente de la gasolinera Gerardo Cendón señaló que la gasolina la pidieron directamente a Pemex y que la pipa les despachó en la madrugada, es decir ¿el problema viene directamente de Pemex? ¿Será que ahora están “huachicoleando” las pipas? Quién sabe. Lo cierto es que el gerente dijo que la estación responderá por los daños que se deriven de este inconveniente pues no sólo es sacar la gasolina con agua de las bombas sino que también se requerirá de cambiar piezas, pagar grúas y hacer revisiones mecánicas a todos los autos afectados; sin considerar que muchos perdieron el día de trabajo por lo mismo.

Además de que si lo vemos fríamente todos los usuarios que cargaban gasolina ahí de forma habitual para después irse a trabajar a la Ciudad de México, lo dejarán de hacer porque la reputación de dicho espacio esta por los suelos o ¿a usted le daría confianza cargar en esa estación? Ciertamente no, y lo peor de todo es que aunque la estación responda por las afectaciones, y tomemos en consideración el buen servicio que daban los despachadores –en varias ocasiones hice uso de dicha estación y siempre fueron muy amables-, el tener el café ahí junto e infinidad de factores que la hacían una de las favoritas, difícilmente podrán recuperar la confianza de los usuarios, sea su culpa o no.

Este caso es un claro ejemplo de cómo la imagen de una marca o establecimiento se puede ver gravemente afectada si se ve involucrada en un escándalo que impacte a sus clientes, al grado de trascender de las demandas o quejas en redes sociales a los medios de comunicación que lo replican formalmente a nivel nacional. En este caso resarcir el daño –ya sea por instrucción de la Profeco o por iniciativa propia- es lo menos que pueden hacer, el trabajo será ahora trascender el escándalo –la ubicaremos como la gasolinera donde te ponen agua en vez de gasolina, al menos por un tiempo- y, por lo pronto, trabajar duro para reconstruir su reputación y recuperar la confianza de sus usuarios.

@Mar_Naa