El Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles fue inaugurado por el presidente, Andrés Manuel López Obrador en el marco del natalicio de Benito Juárez, su gran ídolo. El presidente se veía sonriente y complacido de ver “concluido” uno de los más grandes logros de su administración, menos cuando la no primera dama, Beatriz Gutiérrez Müller hizo un chiste que hacía alusión a un traspié del expresidente, Enrique Peña.
Ciertamente, hoy, es inevitable tocar el tema del AIFA pues ha dejado mucho que desear. Antes que nada es importante destacar que el aeropuerto es la primera impresión que se llevan aquellos que visitan nuestro país ya sea por turismo o por trabajo, y sin duda, hasta el momento no es uno que impresione mucho; parece que el gobierno, sigue sin entender que la imagen de nuestro país es fundamental para el turismo rubro que nada menos en 2020 implicó para el Producto Interno Bruto (PIB) cerca de 1,5 billones de pesos mexicanos, por lo que, cuidar la percepción que se lleven aquellos que llegan a México es fundamental.
Y bueno, lo malo de esto no sólo la imagen inicial que se presentó del mismo, ni que dentro se vendieran tacos, tlayudas, tortas o tamales como parte del evento inaugural; o que se hubiera permitido la vendimia de recuerditos de Morena como: llaveros, playeras, gorras y tazas con la imagen del partido o del presidente, ni que la mayoría de lo que se vendía ahí parecía comercio informal mismo que no debe ser solapado por el gobierno, sino que todo el evento estuvo plagado de imágenes compartidas en redes sociales en las que se presentaba un aeropuerto en obra gris e inconcluso, que indudablemente resta formalidad y atractivo; porque, puede ser que, de momento, el mismo sea funcional en cuanto a recibir los 12 vuelos diarios -domésticos- que tiene programados pero no justifica el bombo y platillo con el que el gobierno ha buscado promocionar el mismo.
Lo que impresiona aquí es que, pareciera que a muchos no nos ha entrado la letra o el gobierno no ha sabido transmitirlo, del por qué es una de las obras emblemáticas de la actual administración y, aunque le pese al presidente, debe destacar en todo momento los motivos de porqué esta opción aeroportuaria es mucho mejor que la de Texcoco y como, económica y turísticamente, tiene más beneficios. Y a su vez justificar la decisión que tomó AMLO de cancelar el NAIM (Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México) no como una en esencia política y de capricho de poder, sino como una que beneficiaría económica y socialmente a muchos rubros.
La realidad, es que hasta el momento, esta “magna obra” ha dejado mucho que desear, una imagen precaria de la misma circula en redes sociales al grado de que el mismo arquitecto que lo diseño, Francisco González Pulido de FGP Atelier, en un video compartido en sus redes sociales, se ha desmarcado de la obra y ha señalado las fallas que vio en esta. Por lo que, al final, el gobierno tiene una gran labor delante para levantar la imagen del aeropuerto desde el mejoramiento de las vías que llevan al mismo, hasta la conclusión de la obra para presentar un proyecto a la altura de las palabras e ilusiones del mismo presidente.
Doctoranda en Imagen Pública
Directora π en SCIO Group
Ex godín Gubernamental
Fisgona por naturaleza y delirante por la imagen
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