/ jueves 20 de mayo de 2021

Imagogenia | La política en ridículo

El absoluto circo en el que se ha convertido el proceso electoral es una mofa para la ciudadanía. Y es que, independientemente de los videos ridículos de políticos haciendo coreografías al son de la banda o el del político que se quiere “hacer héroe” salvando un municipio después de practicar box, en días pasados llegó a mi correo lo que considero, de momento, el máximo de la ridiculez: un espectacular en el que se lee “Chichis para todas. Porque una mujer con chichis es una mujer empoderada”.

La realidad es que a las nuevas generaciones poco o nada les importa la política, y a las que estamos un poco al pendiente poco o mucho, nos tienen un tanto cansados -por decirlo de una forma políticamente correcta, valga la ironía- con lo que implica política en nuestro país. La crisis de confianza sobre el ejercicio político es evidente, y la apatía de las nuevas generaciones, también. Esto, al final, está dejando en claro que la democracia en nuestro país se está yendo por la borda.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) junto con otras instancias, realizó la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020- la primera que se realizó de este tipo fue en 2001- esta destaca que, de los encuestados ubicados en cerca de 25 mil viviendas, más del 76% otorgó el último lugar de confianza a los partidos políticos, la lectura es simple, vamos, evidente. Y si a esto le sumamos que los partidos, y sus candidatos, están malgastando el presupuesto de su campaña en posicionarse por medio del ridículo, la batalla democrática está perdida, pues la desconfianza en las instituciones públicas -en general- sin duda, afectará también la participación ciudadana.

El espectacular, que menciono, pertenece a la Rocío Pino una influencer de Sonora que busca ser diputada del partido Redes Sociales Progresistas (RSP), queda claro que el objetivo que buscaba la candidata de posicionar su imagen se logró pues muchos nos enteramos de su existencia gracias a esta atrevida propuesta gráfica y de campaña, sin embargo ¿a qué precio? Si bien, este tipo de publicidad va acorde a su imagen y me queda claro que no afecta su reputación, la candidata debe tener en consideración que el puesto que ostenta tiene una reputación -y una labor social en esencia- que debe ser respetada, no sólo por ella, sino por todos los ciudadanos.

Lo interesante de esto es que sin importar si las propuestas de campaña son las correctas o no, los estrategas políticos y sus candidatos no deben perder de vista que, independientemente de buscar destacar y hacer algo que vaya más allá de lo ordinario, hoy por hoy tienen que trabajar, también, en recuperar la confianza y el interés social, además, del voto; Esto sin hacer añicos su imagen y perder la dignidad en el proceso.


Doctoranda en Imagen Pública

Directora π en SCIO Group
Ex godín Gubernamental
Fisgona por naturaleza y delirante por la imagen
Facebook: Mar Nava Argüelles

Twitter: @Mar_Naa

El absoluto circo en el que se ha convertido el proceso electoral es una mofa para la ciudadanía. Y es que, independientemente de los videos ridículos de políticos haciendo coreografías al son de la banda o el del político que se quiere “hacer héroe” salvando un municipio después de practicar box, en días pasados llegó a mi correo lo que considero, de momento, el máximo de la ridiculez: un espectacular en el que se lee “Chichis para todas. Porque una mujer con chichis es una mujer empoderada”.

La realidad es que a las nuevas generaciones poco o nada les importa la política, y a las que estamos un poco al pendiente poco o mucho, nos tienen un tanto cansados -por decirlo de una forma políticamente correcta, valga la ironía- con lo que implica política en nuestro país. La crisis de confianza sobre el ejercicio político es evidente, y la apatía de las nuevas generaciones, también. Esto, al final, está dejando en claro que la democracia en nuestro país se está yendo por la borda.

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) junto con otras instancias, realizó la Encuesta Nacional de Cultura Cívica (ENCUCI) 2020- la primera que se realizó de este tipo fue en 2001- esta destaca que, de los encuestados ubicados en cerca de 25 mil viviendas, más del 76% otorgó el último lugar de confianza a los partidos políticos, la lectura es simple, vamos, evidente. Y si a esto le sumamos que los partidos, y sus candidatos, están malgastando el presupuesto de su campaña en posicionarse por medio del ridículo, la batalla democrática está perdida, pues la desconfianza en las instituciones públicas -en general- sin duda, afectará también la participación ciudadana.

El espectacular, que menciono, pertenece a la Rocío Pino una influencer de Sonora que busca ser diputada del partido Redes Sociales Progresistas (RSP), queda claro que el objetivo que buscaba la candidata de posicionar su imagen se logró pues muchos nos enteramos de su existencia gracias a esta atrevida propuesta gráfica y de campaña, sin embargo ¿a qué precio? Si bien, este tipo de publicidad va acorde a su imagen y me queda claro que no afecta su reputación, la candidata debe tener en consideración que el puesto que ostenta tiene una reputación -y una labor social en esencia- que debe ser respetada, no sólo por ella, sino por todos los ciudadanos.

Lo interesante de esto es que sin importar si las propuestas de campaña son las correctas o no, los estrategas políticos y sus candidatos no deben perder de vista que, independientemente de buscar destacar y hacer algo que vaya más allá de lo ordinario, hoy por hoy tienen que trabajar, también, en recuperar la confianza y el interés social, además, del voto; Esto sin hacer añicos su imagen y perder la dignidad en el proceso.


Doctoranda en Imagen Pública

Directora π en SCIO Group
Ex godín Gubernamental
Fisgona por naturaleza y delirante por la imagen
Facebook: Mar Nava Argüelles

Twitter: @Mar_Naa