/ jueves 19 de marzo de 2020

Imagogenia | Los besos de AMLO


Independientemente de la emergencia de salud que se vive a nivel mundial y que de llegar a México en la misma magnitud que lo ha hecho en países como China, España o Italia, sin duda se colapsarían el sistema de salud y la economía, alguno de los asesores del presidente Andrés Manuel López Obrador debe hacerle ver que besar a los niños no es lo mejor para su imagen y mucho menos cuando estos fotografían como obligados a ser besados por él.

Platicando con algunos psicólogos coincidimos que si bien en México, como en muchas otras culturas, el beso lo usamos como parte de nuestro ritual de saludo y es parte del protocolo social -vamos es normal que uno socialice bajo esta norma- este tipo de socialización no es natural para un niño, pues ellos asocian el beso con el cariño; por lo que puede ser natural dar un beso a sus padres o hermanos, más no a un desconocido y es que aunque vean al presidente en las mañaneras o en los eventos, para ellos sigue siendo un personaje ajeno a su círculo social.

Ana Lilia Núñez Valle, maestra en salud mental psicoanalítica, señala que “besar o tener contacto físico puede representar una angustia para la que los niños no están preparados. Así el padre o el adulto a cargo debe respetar los tiempos en los que su hijo aprenda a vincularse con el mundo.” Queda claro que la intención del presidente al besar a esos niños era salir en la foto con una pose más cercana, casi como si se tratara del abuelito tierno y sabio al que se le pide consejo, sin embargo, en esa fotografía que circula por las redes sociales en las que besa –por no decir succiona el cachete- a una niña que en efecto se le ve angustiada, raya en lo grotesco y en nada suma a la imagen de cercanía que busca dar.

AMLO y su equipo deben entender lo delicado que es el tema de los niños y como este toca fibras muy sensibles de la sociedad, pues a menos que sea alguien que tenga la sensibilidad y el carisma de un Barack Obama, quien con sólo cargar a un bebé este dejaba de llorar, lo mejor es mantener a la figura pública alejada de los infantes y mantenerlo a una distancia protocolaria básica, casi al punto al que lo hace la realiza británica.

Asimismo, si a estas imágenes del presidente besando niños le sumamos la contingencia de salud que se avecina, evidentemente su imagen “Presidencial” se deteriora. Pues, si bien la gente en Guerrero se sintió cercana a él, ya que ese siempre ha sido su objetivo, que la gente lo perciba como un mexicano más que entiende los problemas del día a día y no como a una estrella de rock inalcanzable –tal y como sucedía con el expresidente, Enrique Peña-, la situación de salud en el mundo no es ideal para tener este tipo de acercamiento social.

Doctoranda en Imagen Pública

Facebook: Mar Nava Argüelles Twitter: @Mar_Naa


Independientemente de la emergencia de salud que se vive a nivel mundial y que de llegar a México en la misma magnitud que lo ha hecho en países como China, España o Italia, sin duda se colapsarían el sistema de salud y la economía, alguno de los asesores del presidente Andrés Manuel López Obrador debe hacerle ver que besar a los niños no es lo mejor para su imagen y mucho menos cuando estos fotografían como obligados a ser besados por él.

Platicando con algunos psicólogos coincidimos que si bien en México, como en muchas otras culturas, el beso lo usamos como parte de nuestro ritual de saludo y es parte del protocolo social -vamos es normal que uno socialice bajo esta norma- este tipo de socialización no es natural para un niño, pues ellos asocian el beso con el cariño; por lo que puede ser natural dar un beso a sus padres o hermanos, más no a un desconocido y es que aunque vean al presidente en las mañaneras o en los eventos, para ellos sigue siendo un personaje ajeno a su círculo social.

Ana Lilia Núñez Valle, maestra en salud mental psicoanalítica, señala que “besar o tener contacto físico puede representar una angustia para la que los niños no están preparados. Así el padre o el adulto a cargo debe respetar los tiempos en los que su hijo aprenda a vincularse con el mundo.” Queda claro que la intención del presidente al besar a esos niños era salir en la foto con una pose más cercana, casi como si se tratara del abuelito tierno y sabio al que se le pide consejo, sin embargo, en esa fotografía que circula por las redes sociales en las que besa –por no decir succiona el cachete- a una niña que en efecto se le ve angustiada, raya en lo grotesco y en nada suma a la imagen de cercanía que busca dar.

AMLO y su equipo deben entender lo delicado que es el tema de los niños y como este toca fibras muy sensibles de la sociedad, pues a menos que sea alguien que tenga la sensibilidad y el carisma de un Barack Obama, quien con sólo cargar a un bebé este dejaba de llorar, lo mejor es mantener a la figura pública alejada de los infantes y mantenerlo a una distancia protocolaria básica, casi al punto al que lo hace la realiza británica.

Asimismo, si a estas imágenes del presidente besando niños le sumamos la contingencia de salud que se avecina, evidentemente su imagen “Presidencial” se deteriora. Pues, si bien la gente en Guerrero se sintió cercana a él, ya que ese siempre ha sido su objetivo, que la gente lo perciba como un mexicano más que entiende los problemas del día a día y no como a una estrella de rock inalcanzable –tal y como sucedía con el expresidente, Enrique Peña-, la situación de salud en el mundo no es ideal para tener este tipo de acercamiento social.

Doctoranda en Imagen Pública

Facebook: Mar Nava Argüelles Twitter: @Mar_Naa