/ lunes 12 de noviembre de 2018

Mirada Empresarial


Cuando la realidad nos alcance

En las últimas semanas México se ha convertido en una montaña rusa. Lo que parecía una luna de miel para unos o una declaración de fe para otros, ha revelado su verdadero impacto.

El cambio provocado por la elección con mayor participación civil no ha esbozado un buen perfil. Por eso debemos estar pendientes de cuál será nuestro futuro a corto, mediano y largo plazo. Diciembre, sin duda, nos depara un panorama con mucho vértigo. Un cambio, como el que experimentó Brasil con el ascenso de la izquierda de Lula hace unos años y como el de la derecha de Bolsonaro hace unos días. Como el de Donald Trump ante el contexto que dejó Obama.

La conducta del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, sigue en un tono de promesa de campaña. Parece que las decisiones más puntuales, aun sin haber sido ungido en la silla presidencial, no han sido nada favorecedoras no sólo para el propio presidente sino para toda la población que confió su voto en él. Por ejemplo, la desafortunada convocatoria al perdón (no al olvido) en los Foros para la Pacificación, al grado de que se suspendieron dichos foros dado el agravio a las víctimas de la terrible violencia que agobia a nuestro país; o el remedo de consulta que “justificó” la cancelación del Aeropuerto en Texcoco para favorecer una solución sin estudios previos y convocando a las mismas constructoras… Sólo por citar dos cuyo impacto fue muy evidente para todos.

Es preciso que nuestros nuevos representantes elegidos, asuman una realidad impostergable: todos sus actos se reflejan ya en la estabilidad del país (social, económica, política, energética,…) El jueves pasado la Bolsa Mexicana de Valores tuvo una baja como hace mucho no tenía, al menos en los últimos siete años. Un “jueves negro”. La caída superó los 5 puntos porcentuales en promedio; el segundo grupo financiero del país, de capital mayoritariamente mexicano, cayó 11.9%. El sostén financiero del país ―78% de los grupos bancarios― sufrió el embate de la propuesta realizada por Martí Batres. En número redondos: 93 cayeron, 18 ganaron y 8 se mantuvieron sin cambio.

MORENA tiene la mayoría en ambas cámaras y la superioridad numérica en el poder (gubernaturas y municipios). Es un bono político bien ganado, pero también un riesgo: el mayoriteo, la sumisión o el “seguir” la línea dictada.

Los políticos deben representarnos a los ciudadanos, no a sus partidos. No lo podemos perder de vista. Por eso, la sociedad civil organizada es el único contrapeso a que los arranques, las políticas públicas y declaraciones asumidas como promesas de campaña mal entendidas como ejercicio del gobierno. Como siempre, solo nos tenemos a nosotros, ciudadanos y vecinos, para defendernos.


Cuando la realidad nos alcance

En las últimas semanas México se ha convertido en una montaña rusa. Lo que parecía una luna de miel para unos o una declaración de fe para otros, ha revelado su verdadero impacto.

El cambio provocado por la elección con mayor participación civil no ha esbozado un buen perfil. Por eso debemos estar pendientes de cuál será nuestro futuro a corto, mediano y largo plazo. Diciembre, sin duda, nos depara un panorama con mucho vértigo. Un cambio, como el que experimentó Brasil con el ascenso de la izquierda de Lula hace unos años y como el de la derecha de Bolsonaro hace unos días. Como el de Donald Trump ante el contexto que dejó Obama.

La conducta del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, sigue en un tono de promesa de campaña. Parece que las decisiones más puntuales, aun sin haber sido ungido en la silla presidencial, no han sido nada favorecedoras no sólo para el propio presidente sino para toda la población que confió su voto en él. Por ejemplo, la desafortunada convocatoria al perdón (no al olvido) en los Foros para la Pacificación, al grado de que se suspendieron dichos foros dado el agravio a las víctimas de la terrible violencia que agobia a nuestro país; o el remedo de consulta que “justificó” la cancelación del Aeropuerto en Texcoco para favorecer una solución sin estudios previos y convocando a las mismas constructoras… Sólo por citar dos cuyo impacto fue muy evidente para todos.

Es preciso que nuestros nuevos representantes elegidos, asuman una realidad impostergable: todos sus actos se reflejan ya en la estabilidad del país (social, económica, política, energética,…) El jueves pasado la Bolsa Mexicana de Valores tuvo una baja como hace mucho no tenía, al menos en los últimos siete años. Un “jueves negro”. La caída superó los 5 puntos porcentuales en promedio; el segundo grupo financiero del país, de capital mayoritariamente mexicano, cayó 11.9%. El sostén financiero del país ―78% de los grupos bancarios― sufrió el embate de la propuesta realizada por Martí Batres. En número redondos: 93 cayeron, 18 ganaron y 8 se mantuvieron sin cambio.

MORENA tiene la mayoría en ambas cámaras y la superioridad numérica en el poder (gubernaturas y municipios). Es un bono político bien ganado, pero también un riesgo: el mayoriteo, la sumisión o el “seguir” la línea dictada.

Los políticos deben representarnos a los ciudadanos, no a sus partidos. No lo podemos perder de vista. Por eso, la sociedad civil organizada es el único contrapeso a que los arranques, las políticas públicas y declaraciones asumidas como promesas de campaña mal entendidas como ejercicio del gobierno. Como siempre, solo nos tenemos a nosotros, ciudadanos y vecinos, para defendernos.

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