/ lunes 13 de septiembre de 2021

Mirada Empresarial | La intensión parecía buena

De nueva cuenta la situación bajo la que opera el mercado mexicano y, por ende, el bolsillo de las mexicanas y los mexicanos, golpeó el mensaje de bienestar que se maneja desde la autoridad.


De acuerdo a la información oficial, la inflación de nueva cuenta se ubicó fuera de los parámetros que el Banco de México tenía pronosticado; ligando con ello 6 meses fuera del rango establecido por BANXICO.


Asimismo, de acuerdo con datos reportados por la propia autoridad, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró en agosto un nivel de 5.59 por ciento a tasa anual, su nivel más bajo en cinco meses debido a la desaparición de los efectos base de comparación y el control de precios del gas LP por parte del Gobierno federal.


Este dato significó una desaceleración respecto al mes de julio, cuando se ubicó en 5.81 por ciento, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).


A partir de estos antecedentes y las variaciones que se han presentado en diversos productos indispensables para los mexicanos, el sector de los energéticos y particularmente el gas, ha tenido acontecimientos negativos en el impulso a este sector estratégico.


Se ha demostrado a partir de experiencias previas que esta estrategia que se echó a andar recientemente, tendrá un impacto negativo en las finanzas públicas del país, las cuales han estado deterioradas por la caída de los ingresos a causa de la pandemia del coronavirus y por el rescate financiero de la paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX).


El anuncio de la puesta en marcha del Gas del Bienestar, por parte del Gobierno Federal, no hizo más que descontrolar un mercado que requería de apoyos y no de la inclusión de un competidor más, así como de la intención del gobierno para poder ajustar y controlar los precios.


Gas Bienestar ha demostrado ineficacia y fuertes carencias en un mercado que es estratégico para los consumidores y para el país, no se puede permitir la experimentación ni la improvisación en un mercado del que se nutren diversas industrias.


Derivado de este entorno económico, para el sector empresarial resulta titánico y en ocasiones imposible mantener la estabilidad en los precios de los productos que manejamos, generando un profundo impacto en los precios de los insumos que ofertamos al mercado, con lo que los consumidores son los principales afectados de estas variaciones.


Consideramos que es indispensable que desde la autoridad se genere una política capaz de controlar las dificultades que atraviesan los precios de los energéticos. Más allá de las afectaciones que el sector empresarial pueda tener, las afectaciones más importantes se darán en los consumidores que son quienes padecen las fluctuaciones que se presentan en los precios.

De nueva cuenta la situación bajo la que opera el mercado mexicano y, por ende, el bolsillo de las mexicanas y los mexicanos, golpeó el mensaje de bienestar que se maneja desde la autoridad.


De acuerdo a la información oficial, la inflación de nueva cuenta se ubicó fuera de los parámetros que el Banco de México tenía pronosticado; ligando con ello 6 meses fuera del rango establecido por BANXICO.


Asimismo, de acuerdo con datos reportados por la propia autoridad, el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) registró en agosto un nivel de 5.59 por ciento a tasa anual, su nivel más bajo en cinco meses debido a la desaparición de los efectos base de comparación y el control de precios del gas LP por parte del Gobierno federal.


Este dato significó una desaceleración respecto al mes de julio, cuando se ubicó en 5.81 por ciento, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).


A partir de estos antecedentes y las variaciones que se han presentado en diversos productos indispensables para los mexicanos, el sector de los energéticos y particularmente el gas, ha tenido acontecimientos negativos en el impulso a este sector estratégico.


Se ha demostrado a partir de experiencias previas que esta estrategia que se echó a andar recientemente, tendrá un impacto negativo en las finanzas públicas del país, las cuales han estado deterioradas por la caída de los ingresos a causa de la pandemia del coronavirus y por el rescate financiero de la paraestatal Petróleos Mexicanos (PEMEX).


El anuncio de la puesta en marcha del Gas del Bienestar, por parte del Gobierno Federal, no hizo más que descontrolar un mercado que requería de apoyos y no de la inclusión de un competidor más, así como de la intención del gobierno para poder ajustar y controlar los precios.


Gas Bienestar ha demostrado ineficacia y fuertes carencias en un mercado que es estratégico para los consumidores y para el país, no se puede permitir la experimentación ni la improvisación en un mercado del que se nutren diversas industrias.


Derivado de este entorno económico, para el sector empresarial resulta titánico y en ocasiones imposible mantener la estabilidad en los precios de los productos que manejamos, generando un profundo impacto en los precios de los insumos que ofertamos al mercado, con lo que los consumidores son los principales afectados de estas variaciones.


Consideramos que es indispensable que desde la autoridad se genere una política capaz de controlar las dificultades que atraviesan los precios de los energéticos. Más allá de las afectaciones que el sector empresarial pueda tener, las afectaciones más importantes se darán en los consumidores que son quienes padecen las fluctuaciones que se presentan en los precios.

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