El impacto de la naturaleza en nuestro entorno, así como en nuestra vida diaria es una realidad. Y en las últimas semanas estos escenarios se han convertido en una constante dentro de los espacios noticiosos que dan cuenta de lo que sucede en prácticamente todo el país y en algunas regiones de la entidad mexiquense.
Desde encharcamientos, ríos desbordados, presas a su máxima capacidad, deslaves, inundaciones y la lamentable pérdida de vidas humanas, la población de México está padeciendo por los efectos de la naturaleza, así como por la mala previsión y planeación de nuestras ciudades.
Si bien las autoridades tienen contempladas algunas medidas preventivas y planes de acción frente a estos fenómenos naturales, en la actualidad estamos ante planes de desarrollo urbano y atlas de riesgo que han sido rebasados y/o son obsoletos frente a un medio ambiente cada vez más cambiante y peligroso para la población.
Más que nunca, se debe trabajar en salvaguardar a la población, así como el patrimonio de las personas, además del óptimo funcionamiento de la infraestructura y los servicios básicos en situaciones de riesgo con planes de trabajo integrales que brinden certeza en los momentos de mayor necesidad.
Y de forma particular, se requiere que las autoridades responsables de los temas de riesgo, protección civil y desarrollo urbano tanto a nivel federal como estatal comprendan las problemáticas particulares de cada región, municipio y zona con la para generar un desarrollo que corresponda a las necesidades de la población, así como a la geografía en que se asientan las personas.
Hoy vemos como ciudades tan distantes y distintas como lo son Acapulco, Chalco, Tejupilco y Huixquilucan padecen los estragos de fenómenos naturales que, si bien no pueden evitarse, se pueden paliar los efectos nocivos que producen. Las situaciones de emergencia que vivimos son un llamado urgente y a tiempo para las autoridades de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano federal, así como para la Secretaría de Desarrollo Urbano e Infraestructura en la entidad mexiquense.
Desde la ciudadanía, a pesar de los escenarios catastróficos, aún no hemos visto una respuesta ni una planeación para el futuro. No se visualiza un plan de trabajo o que se levante la mano para actualizar los atlas de riesgo existentes ni acciones que permitan mejorar el tema urbano en el Estado de México.
Si bien las y los mexicanos nos solidarizamos para apoyar a nuestros hermanos en desgracia, las autoridades deben sumarse desde los cargos y las funciones que cumplen en favor de la ciudadanía; la naturaleza nos está poniendo retos de los cuales tenemos que aprender y superar.
Lic. Gilberto Javier Sauza Martínez / Vicepresidente de CONCAEM
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