/ lunes 27 de septiembre de 2021

Mirada Empresarial | Reborte y... ¿Crecimiento o estancamiento?


Nos encontramos en la recta final de un año en el que el mundo entero vivió un proceso de adaptación a una nueva normalidad, resulta importante ubicar la realidad de nuestro país, ¿qué le depara al país para 2022? ¿la economía mexicana retomará la brecha del crecimiento? ¿tendremos una recuperación franca de la economía?...

Las autoridades encargadas de la política económica nacional estiman para 2022 que el Producto Interno Bruto tendrá un crecimiento de 4.1 por ciento, una inflación promedio de 3.4, un tipo de cambio respecto al dólar de 20.3 pesos por dólar y un costo de 55.1 dólares por barril de la mezcla mexicana de petróleo. Con este pronóstico del PIB y de la producción del petróleo, la Secretaría de Hacienda proyecta obtener ingresos de 6.17 billones de pesos el próximo año que, de no cumplirse, las finanzas públicas se verán presionadas.

Sin embargo, especialistas consideran que estas cifras son optimistas, ya que, de no alcanzar lo presupuestado, las finanzas públicas trabajarán bajo presión y será complicado cumplir con los objetivos de desarrollo y crecimiento planteados. Organizaciones como el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) y Citibanamex han estimado un crecimiento del PIB de tan sólo 3.0%.

Todo parece indicar que durante 2022 tendremos una economía de cifras estacionadas, ya que la política nacional no muestra señales claras de ponderar la importancia que el desarrollo y el crecimiento económico merecen.

Más aún, México observó retrocesos dentro del Índice de Competitividad Internacional del IMCO; nuestro país tuvo retrocesos en 5 de los 10 subíndices a través de los cuales el IMCO mide la competitividad de las naciones y en la que dentro de la región de Latinoamérica 5 países están por encima de la calificación obtenida por el país.

Dentro de los rubros de capacidad de generar, atraer y retener talento e inversión (medio ambiente, sociedad, sistema político, relaciones internacionales e innovación), México mostró retrocesos; mantuvo el mismo nivel en tres aspectos (derecho, gobierno y sectores precursores) y mejoró en solo 2 subíndices de competitividad (economía y mercado de factores).

Los números del IMCO y los pronósticos financieros son fríos y exponen los escasos resultados de la política económica implementada. Resulta indispensable un trabajo estructurado, sólido y en conjunto para evitar que las economías estatales de Nuevo León, Ciudad de México, Jalisco y Estado de México sean quienes “tiren” los engranajes de la economía.

2022 es una oportunidad para demostrar la capacidad de adaptación a este nuevo entorno económico, las adecuaciones a las estrategias ya implementadas otorgarán beneficios, bienestar y desarrollo.


Nos encontramos en la recta final de un año en el que el mundo entero vivió un proceso de adaptación a una nueva normalidad, resulta importante ubicar la realidad de nuestro país, ¿qué le depara al país para 2022? ¿la economía mexicana retomará la brecha del crecimiento? ¿tendremos una recuperación franca de la economía?...

Las autoridades encargadas de la política económica nacional estiman para 2022 que el Producto Interno Bruto tendrá un crecimiento de 4.1 por ciento, una inflación promedio de 3.4, un tipo de cambio respecto al dólar de 20.3 pesos por dólar y un costo de 55.1 dólares por barril de la mezcla mexicana de petróleo. Con este pronóstico del PIB y de la producción del petróleo, la Secretaría de Hacienda proyecta obtener ingresos de 6.17 billones de pesos el próximo año que, de no cumplirse, las finanzas públicas se verán presionadas.

Sin embargo, especialistas consideran que estas cifras son optimistas, ya que, de no alcanzar lo presupuestado, las finanzas públicas trabajarán bajo presión y será complicado cumplir con los objetivos de desarrollo y crecimiento planteados. Organizaciones como el Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) y Citibanamex han estimado un crecimiento del PIB de tan sólo 3.0%.

Todo parece indicar que durante 2022 tendremos una economía de cifras estacionadas, ya que la política nacional no muestra señales claras de ponderar la importancia que el desarrollo y el crecimiento económico merecen.

Más aún, México observó retrocesos dentro del Índice de Competitividad Internacional del IMCO; nuestro país tuvo retrocesos en 5 de los 10 subíndices a través de los cuales el IMCO mide la competitividad de las naciones y en la que dentro de la región de Latinoamérica 5 países están por encima de la calificación obtenida por el país.

Dentro de los rubros de capacidad de generar, atraer y retener talento e inversión (medio ambiente, sociedad, sistema político, relaciones internacionales e innovación), México mostró retrocesos; mantuvo el mismo nivel en tres aspectos (derecho, gobierno y sectores precursores) y mejoró en solo 2 subíndices de competitividad (economía y mercado de factores).

Los números del IMCO y los pronósticos financieros son fríos y exponen los escasos resultados de la política económica implementada. Resulta indispensable un trabajo estructurado, sólido y en conjunto para evitar que las economías estatales de Nuevo León, Ciudad de México, Jalisco y Estado de México sean quienes “tiren” los engranajes de la economía.

2022 es una oportunidad para demostrar la capacidad de adaptación a este nuevo entorno económico, las adecuaciones a las estrategias ya implementadas otorgarán beneficios, bienestar y desarrollo.

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