/ martes 20 de agosto de 2019

Nuestro México / Cumplir


En junio pasado el cabildo de Toluca modificó el Bando de Policía para que, al igual que lo hizo Metepec, los estacionamientos de plazas comerciales con más de dos unidades económicas, ofrezcan a sus usuarios 30 minutos sin cobro. Es una medida justa, pues el gasto del estacionamiento debería correr a cargo de la “unidades económicas” en las que se hacen compras o se usan servicios, pero corren a cargo del usuario.

Esta medida favorece a la población, sin embargo la autoridad no ha previsto en su implementación el monitoreo necesario para que se cumpla con lo cual los estacionamientos siguen cobrando, esperando que nadie se dé cuenta y la población tenga que “aguantar” y asumirlo.

Un ejemplo es el estacionamiento de Plaza San Juan en Heriberto Enríquez cuando el viernes 16 (tres días después de entrar en vigor la medida) seguían cobrando la tarifa normal, así se hubiese permanecido cinco minutos. La respuesta de los que atienden las casetas es que “esa es la tarifa” y no “nos importa que nos denuncien”, sabedores quizá de lo difícil que es que la autoridad establezca sanciones frente a la falta de cumplimiento, o bien que los obliguen semanas o meses después, pero ya haber “ganado” algo más.

La falta de cumplimiento en la norma es uno de los problemas sobre los que más se ha escrito en el tema institucional. Douglass North, Premio Nobel de Economía, dedicó muy buena parte de su obra a discutir por qué las reglas se cumplen o no, y cuáles son las consecuencias para el desarrollo económico y la estabilidad social. Señaló que el cumplimiento de las reglas aumenta la confianza e impulsa el desarrollo, pero para que se cumplan debe existir una obligatoriedad acompañada de sanciones.

Las personas en general tienden a no cumplir las reglas, pues realizan un cálculo de cuánto puede costarles el no hacerlo, si eso es menor a lo que pagarían si la cumplen, entonces optan por lo primero, es lo que llamó “costos de transacción”. En cambio, si el costo de no cumplir es más alto de lo que pueden ganar, empezarán por cumplirlas. Costos de transacción bajos animan la corrupción.

Es la razón por la que en países desarrollados al tiempo que se decide una política, se prevén los medios para monitorear su cumplimiento y las sanciones para quien no lo hace. Al inicio el costo de monitorear es alto, hasta que la gente se acostumbra a cumplir. A la larga resulta menos caro, pues por el miedo al castigo la gente termina acatando la regla.

En el caso de México, y en particular en este caso de los estacionamientos en Toluca, la norma no se cumplirá si los dueños de los estacionamientos no se saben monitoreados y si el incumplimiento les resulta menos costoso de lo que pueden ganar (por multas bajas o simplemente “arreglos”). La ciudad no ganará en confianza si la autoridad no hace cumplir la norma que dictó.

Profesora-investigadora de El Colegio Mexiquense, A.C.


En junio pasado el cabildo de Toluca modificó el Bando de Policía para que, al igual que lo hizo Metepec, los estacionamientos de plazas comerciales con más de dos unidades económicas, ofrezcan a sus usuarios 30 minutos sin cobro. Es una medida justa, pues el gasto del estacionamiento debería correr a cargo de la “unidades económicas” en las que se hacen compras o se usan servicios, pero corren a cargo del usuario.

Esta medida favorece a la población, sin embargo la autoridad no ha previsto en su implementación el monitoreo necesario para que se cumpla con lo cual los estacionamientos siguen cobrando, esperando que nadie se dé cuenta y la población tenga que “aguantar” y asumirlo.

Un ejemplo es el estacionamiento de Plaza San Juan en Heriberto Enríquez cuando el viernes 16 (tres días después de entrar en vigor la medida) seguían cobrando la tarifa normal, así se hubiese permanecido cinco minutos. La respuesta de los que atienden las casetas es que “esa es la tarifa” y no “nos importa que nos denuncien”, sabedores quizá de lo difícil que es que la autoridad establezca sanciones frente a la falta de cumplimiento, o bien que los obliguen semanas o meses después, pero ya haber “ganado” algo más.

La falta de cumplimiento en la norma es uno de los problemas sobre los que más se ha escrito en el tema institucional. Douglass North, Premio Nobel de Economía, dedicó muy buena parte de su obra a discutir por qué las reglas se cumplen o no, y cuáles son las consecuencias para el desarrollo económico y la estabilidad social. Señaló que el cumplimiento de las reglas aumenta la confianza e impulsa el desarrollo, pero para que se cumplan debe existir una obligatoriedad acompañada de sanciones.

Las personas en general tienden a no cumplir las reglas, pues realizan un cálculo de cuánto puede costarles el no hacerlo, si eso es menor a lo que pagarían si la cumplen, entonces optan por lo primero, es lo que llamó “costos de transacción”. En cambio, si el costo de no cumplir es más alto de lo que pueden ganar, empezarán por cumplirlas. Costos de transacción bajos animan la corrupción.

Es la razón por la que en países desarrollados al tiempo que se decide una política, se prevén los medios para monitorear su cumplimiento y las sanciones para quien no lo hace. Al inicio el costo de monitorear es alto, hasta que la gente se acostumbra a cumplir. A la larga resulta menos caro, pues por el miedo al castigo la gente termina acatando la regla.

En el caso de México, y en particular en este caso de los estacionamientos en Toluca, la norma no se cumplirá si los dueños de los estacionamientos no se saben monitoreados y si el incumplimiento les resulta menos costoso de lo que pueden ganar (por multas bajas o simplemente “arreglos”). La ciudad no ganará en confianza si la autoridad no hace cumplir la norma que dictó.

Profesora-investigadora de El Colegio Mexiquense, A.C.

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