/ lunes 21 de junio de 2021

Otra Mirada | La relación indisociable de pobreza e igualdad: para la próxima agenda política y social

Una de las grandes problemáticas que los sistemas democráticos contemporáneos buscan erradicar a través de políticas públicas y en cumplimiento a la tutela obligatoria de los derechos fundamentales, es el de la pobreza.

Entendida como la situación en que se encuentra una persona cuando presenta al menos una carencia social y no tiene un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades, para la Organización de Naciones Unidas la pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos.

Sin lugar a duda la pobreza es un gran pendiente para resolver, por ello en la agenda 2030 poner fin a la misma es el primero de los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible, vaya tarea.

También es un problema de derechos fundamentales relacionado directamente con el de la igualdad.

Visto como un principio, la igualdad establece que todos somos iguales por el simple hecho de ser seres humanos y generalmente es concebida en términos de igualdad ante la ley.

Sin embargo, en relación con la pobreza, la igualdad debe ser vista considerando diferentes variables tal y como lo refirió Amartya Sen, Premio Nobel de Economía de 1998.

¿Cuáles son estas otras variables? Considerar por ejemplo que las personas somos diversas y que la igualdad de oportunidades para el bienestar requiere analizar por ejemplo la constitución física de las personas, la nutrición, el espacio geográfico en el que se vive, la edad, el sexo, la propensión a las enfermedades, las condiciones físicas y mentales.

Todas estas capacidades que nos hacen desiguales y que deben ser consideradas al momento de proyectar políticas públicas que estén encaminadas a dar solución a la condición de pobreza que existe.

Por ejemplo, nuestra entidad lamentablemente presenta datos que son de especial atención. De acuerdo con cifras del CONEVAL en la última y más reciente medición de la pobreza en la entidad 7,546.5 miles de personas que representan un 42.7% de la población se encuentran en situación de pobreza y sólo 3,610.5 miles de personas que representan un 20.4% están considerada como población no pobre y no vulnerable.

Como se observa es un gran contraste el que existe más aún si se considera que entre estos dos extremos tenemos datos de población en situación de pobreza extrema, población vulnerable por ingresos y vulnerable por carencias sociales sin contar los efectos de la pandemia del COVID-19.

Erradicar la pobreza es un tema que debe ser puesto como prioridad en las agendas políticas en un estado tan diverso, plural y con los índices de pobreza que presenta.

La democracia no se queda solo en la parte electoral. La democracia exige trabajar en propuestas sólidas para ir cerrando las brechas de inequidad que hay y para ello siempre será necesario considerar las variables ya referidas.

Una de las grandes problemáticas que los sistemas democráticos contemporáneos buscan erradicar a través de políticas públicas y en cumplimiento a la tutela obligatoria de los derechos fundamentales, es el de la pobreza.

Entendida como la situación en que se encuentra una persona cuando presenta al menos una carencia social y no tiene un ingreso suficiente para satisfacer sus necesidades, para la Organización de Naciones Unidas la pobreza va más allá de la falta de ingresos y recursos.

Sin lugar a duda la pobreza es un gran pendiente para resolver, por ello en la agenda 2030 poner fin a la misma es el primero de los 17 objetivos de Desarrollo Sostenible, vaya tarea.

También es un problema de derechos fundamentales relacionado directamente con el de la igualdad.

Visto como un principio, la igualdad establece que todos somos iguales por el simple hecho de ser seres humanos y generalmente es concebida en términos de igualdad ante la ley.

Sin embargo, en relación con la pobreza, la igualdad debe ser vista considerando diferentes variables tal y como lo refirió Amartya Sen, Premio Nobel de Economía de 1998.

¿Cuáles son estas otras variables? Considerar por ejemplo que las personas somos diversas y que la igualdad de oportunidades para el bienestar requiere analizar por ejemplo la constitución física de las personas, la nutrición, el espacio geográfico en el que se vive, la edad, el sexo, la propensión a las enfermedades, las condiciones físicas y mentales.

Todas estas capacidades que nos hacen desiguales y que deben ser consideradas al momento de proyectar políticas públicas que estén encaminadas a dar solución a la condición de pobreza que existe.

Por ejemplo, nuestra entidad lamentablemente presenta datos que son de especial atención. De acuerdo con cifras del CONEVAL en la última y más reciente medición de la pobreza en la entidad 7,546.5 miles de personas que representan un 42.7% de la población se encuentran en situación de pobreza y sólo 3,610.5 miles de personas que representan un 20.4% están considerada como población no pobre y no vulnerable.

Como se observa es un gran contraste el que existe más aún si se considera que entre estos dos extremos tenemos datos de población en situación de pobreza extrema, población vulnerable por ingresos y vulnerable por carencias sociales sin contar los efectos de la pandemia del COVID-19.

Erradicar la pobreza es un tema que debe ser puesto como prioridad en las agendas políticas en un estado tan diverso, plural y con los índices de pobreza que presenta.

La democracia no se queda solo en la parte electoral. La democracia exige trabajar en propuestas sólidas para ir cerrando las brechas de inequidad que hay y para ello siempre será necesario considerar las variables ya referidas.