/ martes 9 de abril de 2024

Otra Mirada / Se rompe un techo de cristal

Debatir significa polemizar, contender, deliberar; implica que dos o más personas discutan un tema con opiniones diferentes. En los regímenes democráticos se ha ido consolidando como una práctica común el que contendientes a diferentes cargos públicos confronten sus ideas con el ánimo de ganar votos en las elecciones o que las personas cambien el sentido de este.

A pesar de lo anterior diferentes estudios en el ámbito internacional después de analizar diferentes debates en todo el mundo desde los años cuarenta concluyen que no hay un gran cambio en las preferencias de los y las electoras con los debates; es mínimo el porcentaje que modifica su decisión pues cerca del 60% ya tiene decidido por quien votara.

Aún y con ese dato los debates son un mecanismo que la ciudadanía debe explotar y las instituciones garantizar su efectivo ejercicio para tener un voto informado y razonado sin dejar de mencionar que ello depende en gran medida de la calidad de la información que expresen las candidaturas y por supuesto del formato que se proponga para llevarlos a cabo.

Por ello la moderación activa suele ser la mejor opción en aras de elevar el nivel y la fluidez de la discusión sin embargo; no deben dejarse de lado detalles como la ubicación de quienes participan, ya que ésta influye para que exista esa confrontación de ideas, por ejemplo no es lo mismo que se ubiquen verticalmente a poder verse directamente y frente a frente las caras, como el debate que se llevó a cabo entre Macron y Le Pen por la presidencia en 2022 en Francia ello permite un contacto directo y la confrontación de las ideas que permite observar el lenguaje oral y desnuda el corporal.

Otro rubro son las temáticas que se aborden pues si son muchos los temas el tiempo resulta corto para una explicación profunda de cómo y con qué recursos humanos, materiales y económicos van a realizar lo que proponen las candidaturas, además de dar a conocer los datos duros con lo que se contrasta su oferta política.

Algo muy relevante es que el debate del pasado domingo es histórico por ser la primera vez que existen 2 mujeres Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum contendiendo por el cargo más importante del país como lo es la presidencia de la república.

Recordemos que en México el primer debate que se televiso fue el de 1994 derivado de la crisis política en la que el país se encontraba con el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el homicidio de Luis Donaldo Colosio. El formato fue acartonado y los electores solo tenían como opciones a hombres, las mujeres no tenían oportunidad alguna.

Tuvieron que pasar 71 años a partir del reconocimiento del voto femenino para que las mujeres que nos representan como género por fin rompan ese techo de cristal, existe una altísima probabilidad de que una de ellas sea la presidenta de nuestro país se esperaría que sea el inicio de una nueva forma de hacer política y ejercer el poder.

Debatir significa polemizar, contender, deliberar; implica que dos o más personas discutan un tema con opiniones diferentes. En los regímenes democráticos se ha ido consolidando como una práctica común el que contendientes a diferentes cargos públicos confronten sus ideas con el ánimo de ganar votos en las elecciones o que las personas cambien el sentido de este.

A pesar de lo anterior diferentes estudios en el ámbito internacional después de analizar diferentes debates en todo el mundo desde los años cuarenta concluyen que no hay un gran cambio en las preferencias de los y las electoras con los debates; es mínimo el porcentaje que modifica su decisión pues cerca del 60% ya tiene decidido por quien votara.

Aún y con ese dato los debates son un mecanismo que la ciudadanía debe explotar y las instituciones garantizar su efectivo ejercicio para tener un voto informado y razonado sin dejar de mencionar que ello depende en gran medida de la calidad de la información que expresen las candidaturas y por supuesto del formato que se proponga para llevarlos a cabo.

Por ello la moderación activa suele ser la mejor opción en aras de elevar el nivel y la fluidez de la discusión sin embargo; no deben dejarse de lado detalles como la ubicación de quienes participan, ya que ésta influye para que exista esa confrontación de ideas, por ejemplo no es lo mismo que se ubiquen verticalmente a poder verse directamente y frente a frente las caras, como el debate que se llevó a cabo entre Macron y Le Pen por la presidencia en 2022 en Francia ello permite un contacto directo y la confrontación de las ideas que permite observar el lenguaje oral y desnuda el corporal.

Otro rubro son las temáticas que se aborden pues si son muchos los temas el tiempo resulta corto para una explicación profunda de cómo y con qué recursos humanos, materiales y económicos van a realizar lo que proponen las candidaturas, además de dar a conocer los datos duros con lo que se contrasta su oferta política.

Algo muy relevante es que el debate del pasado domingo es histórico por ser la primera vez que existen 2 mujeres Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum contendiendo por el cargo más importante del país como lo es la presidencia de la república.

Recordemos que en México el primer debate que se televiso fue el de 1994 derivado de la crisis política en la que el país se encontraba con el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el homicidio de Luis Donaldo Colosio. El formato fue acartonado y los electores solo tenían como opciones a hombres, las mujeres no tenían oportunidad alguna.

Tuvieron que pasar 71 años a partir del reconocimiento del voto femenino para que las mujeres que nos representan como género por fin rompan ese techo de cristal, existe una altísima probabilidad de que una de ellas sea la presidenta de nuestro país se esperaría que sea el inicio de una nueva forma de hacer política y ejercer el poder.