/ domingo 17 de enero de 2021

Panorama Político | Defender a las instituciones democráticas

El Estado de Derecho es un elemento esencial de las democracias, de los países donde se respeta el marco normativo, las Instituciones, procesos, procedimientos, reglas.

Es donde se puede vivir en un marco de respeto de derechos, deberes, obligaciones, responsabilidades que permiten tener los elementos básicos para generar certeza y seguridad jurídica, social, política, económica.

Esta condición en palabras lisas y llenas es un Estado donde se conocen las reglas del juego, se respetan y se procura que estás se cumplan para beneficio individual y colectivo, es decir que proteja a la persona y a la comunidad.

En nuestro país ha costado mucho trabajo durante bastante tiempo para construir una democracia que esté sustentada en instituciones sólidas, leyes claras que se cumplan, ciudadanos que defiendan sus libertades y al propio Estado de Derecho.

Si bien es cierto que no se ha logrado consolidar una plena democracia y que en ese aspecto aún se puede construir más y mejor, la realidad es que hemos tenido grandes avances que permitieron la transición del poder federal en el año dos mil.

Esa misma democracia permitió que el régimen actual ganara las elecciones y ejerciera el poder de la nación. Desconocer eso y actuar en contra de instituciones, leyes y personas que las integran, es una actitud autoritaria, impositiva violatoria del Estado de Derecho.

Desafortunadamente para México el Presidente de la República está muy activo denostando, agrediendo, destruyendo, leyes, instituciones, personas, partidos políticos, autoridades, empresas, fondos económicos, fideicomisos, inclusive afectando a los que en algún momento fueron sus principales colaboradores.

El Presidente López Obrador tiene ese afán destructivo para generar el control total del poder, no se explica para que otra cosa pretende desaparecer a los organismos constitucionales autónomos que tantos años y esfuerzos ciudadanos costaron.

El Presidente amenaza con desaparecer al Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) para fusionarlo con la secretaria de la Función Pública, un total despropósito pues pretende ser juez y parte cuando ha demostrado que esa secretaria ha servido para ocultar, exonerar y lavarles la cara a funcionarios corruptos de su propia administración.

En el fondo lo que pretende López Obrador es acabar con esta institución que ha exhibido las corruptelas de algunos de sus familiares, amigos y testaferros.

Atacar para desaparecer a un Instituto de naturaleza ciudadana, que nació para poner límites al poder de las autoridades exigiéndoles rindan cuentas y transparenten su información, obligándolas a manejar de manera adecuada los datos e información de las personas sería muy dañino para la democracia de nuestro país.

Pero no es a la única institución que golpea y pretende hacerle daño, ha dirigido todas sus baterías de ataque al Instituto Nacional Electoral (INE), por obvias razones. Pegar, agredir, dañar, desaparecer al árbitro electoral le redundaría en un control absoluto del poder político y en la posibilidad de que haga lo que quiera con los procesos electorales y por decreto determinar ganadores y perdedores como sucedía en lo peor del viejo régimen.

Usar el poder del Estado para destruir a las instituciones del Estado generará un régimen autoritario y absolutista, un gran daño a la democracia, afectación a las libertades y destrucción del estado de derecho.

Algo que no debemos de permitir bajo ningún motivo, nos toca a todos los que no coincidimos con ese afán destructivo, defender las instituciones y la democracia cueste lo que cueste pues ejemplos de involuciones democráticas ya conocemos varios en el continente y no es nada benéfico para nuestro país.

@JorgeInzunzaPAN

Facebook: Jorge Inzunza

El Estado de Derecho es un elemento esencial de las democracias, de los países donde se respeta el marco normativo, las Instituciones, procesos, procedimientos, reglas.

Es donde se puede vivir en un marco de respeto de derechos, deberes, obligaciones, responsabilidades que permiten tener los elementos básicos para generar certeza y seguridad jurídica, social, política, económica.

Esta condición en palabras lisas y llenas es un Estado donde se conocen las reglas del juego, se respetan y se procura que estás se cumplan para beneficio individual y colectivo, es decir que proteja a la persona y a la comunidad.

En nuestro país ha costado mucho trabajo durante bastante tiempo para construir una democracia que esté sustentada en instituciones sólidas, leyes claras que se cumplan, ciudadanos que defiendan sus libertades y al propio Estado de Derecho.

Si bien es cierto que no se ha logrado consolidar una plena democracia y que en ese aspecto aún se puede construir más y mejor, la realidad es que hemos tenido grandes avances que permitieron la transición del poder federal en el año dos mil.

Esa misma democracia permitió que el régimen actual ganara las elecciones y ejerciera el poder de la nación. Desconocer eso y actuar en contra de instituciones, leyes y personas que las integran, es una actitud autoritaria, impositiva violatoria del Estado de Derecho.

Desafortunadamente para México el Presidente de la República está muy activo denostando, agrediendo, destruyendo, leyes, instituciones, personas, partidos políticos, autoridades, empresas, fondos económicos, fideicomisos, inclusive afectando a los que en algún momento fueron sus principales colaboradores.

El Presidente López Obrador tiene ese afán destructivo para generar el control total del poder, no se explica para que otra cosa pretende desaparecer a los organismos constitucionales autónomos que tantos años y esfuerzos ciudadanos costaron.

El Presidente amenaza con desaparecer al Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) para fusionarlo con la secretaria de la Función Pública, un total despropósito pues pretende ser juez y parte cuando ha demostrado que esa secretaria ha servido para ocultar, exonerar y lavarles la cara a funcionarios corruptos de su propia administración.

En el fondo lo que pretende López Obrador es acabar con esta institución que ha exhibido las corruptelas de algunos de sus familiares, amigos y testaferros.

Atacar para desaparecer a un Instituto de naturaleza ciudadana, que nació para poner límites al poder de las autoridades exigiéndoles rindan cuentas y transparenten su información, obligándolas a manejar de manera adecuada los datos e información de las personas sería muy dañino para la democracia de nuestro país.

Pero no es a la única institución que golpea y pretende hacerle daño, ha dirigido todas sus baterías de ataque al Instituto Nacional Electoral (INE), por obvias razones. Pegar, agredir, dañar, desaparecer al árbitro electoral le redundaría en un control absoluto del poder político y en la posibilidad de que haga lo que quiera con los procesos electorales y por decreto determinar ganadores y perdedores como sucedía en lo peor del viejo régimen.

Usar el poder del Estado para destruir a las instituciones del Estado generará un régimen autoritario y absolutista, un gran daño a la democracia, afectación a las libertades y destrucción del estado de derecho.

Algo que no debemos de permitir bajo ningún motivo, nos toca a todos los que no coincidimos con ese afán destructivo, defender las instituciones y la democracia cueste lo que cueste pues ejemplos de involuciones democráticas ya conocemos varios en el continente y no es nada benéfico para nuestro país.

@JorgeInzunzaPAN

Facebook: Jorge Inzunza