En 1955 las mujeres en México pudieron votar por primera vez en una elección federal. Desde ese entonces, el tema de la participación política de las mujeres entró en un largo letargo que contrastaba con la permanente lucha por lograr la igualdad política, económica y social.
Esta suerte de impasse se conmovió apenas con algunas modificaciones en la norma electoral. Siguiendo la pauta federal, en 1999 se reformó el Código Electoral del Estado de México para invitar a que los partidos “procuraran” un máximo de candidaturas del 70% para un mismo género y que promovieran una mayor participación política de las mujeres. Un porcentaje que luego se modificaría en 60%, a través de otra reforma ocurrida en 2008.
Tuvo que pasar más de una década para que el tema de género se volviera relevante en las decisiones al interior de los partidos. La reforma política-electoral de 2014 elevó a rango consitucional la paridad de género, para candidaturas a legislaturas federales y locales, aunque muy pronto dejó al descubierto la falta de voluntad para maximizar el derecho de las mujeres a ser representantes populares.
Un claro ejemplo de esto último, fueron las elecciones en el Estado de México de 2015 cuando se aplicó por primera vez esta disposición constitucional, en la que se avanzó en la integración partiaria de la legislatura, pero dejó un sabor amargo en el intento de avanzar en la partidad de género en el ámbito municipal.
En menos de una década la participación de las mexiquenses ha tenido avances destacados, al menos en términos cuantitativos. Y eso ya es un gran logro por si mismo.
En las elecciones posteriores de 2021 y 2024, el debate en torno a la paridad de género también se ha enriquecido con conceptos como “bloques de competividad”, que busca que los partidos eviten registrar candidaturas de mujeres en aquellos distritos históricamente perdedores o donde menos problabilidad hay de ganar.
La maestra Delfina Gómez tendrá una legislatura mexiqunse paritaria. Si bien en las elecciones de 2018 y 2021 se cumplió con este principio, ambos comicios tuvieron como resultado 38 hombres y 37 mujeres, con base en los cómputos distritales recientemente aprobados por la autoridad electoral se confirma que, por primera vez en la historia de nuestro estado, se revierte esta proporción y habrá más mujeres que hombres legislando.
Los municipios siguen siendo el orden de gobierno donde menos avances se tienen en la participación política de las mujeres. La elección de 2024 deja un saldo de 54 mujeres que gobernarán sus municipios a partir del próximo año, si lo confirma la autoridad jurisdiccional, lo que sin duda deja ver que es el gran pendiente en la vida política del Estado de México.