/ sábado 25 de mayo de 2019

Pensamiento Universitario

La destrucción del Xinantécatl

Debido a la incapacidad y desinterés de las autoridades, el volcán Xinantécatl, o nevado de Toluca, enfrenta problemas muy serios. Como bien lo ha documentado este diario, el valioso ecosistema se destruye rápidamente, al intensificarse el derribo de árboles y la extracción de material pétreo, el excesivo tránsito de personas, la acumulación de basura y la presencia de ganadería.


Ejidatarios de la zona han vuelto a denunciar la tala ilegal y la legal, amparada ésta en permisos otorgados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, con la supuesta finalidad de sanear el bosque, aunque, según los denunciantes, se desconocen los estudios donde se sustente semejante acción, aunado al hecho de que nadie verifica si se corta lo realmente enfermo y en las cantidades autorizadas, por lo cual la devastación de la superficie arbolada avanza impunemente.

En el mismo sentido se tiene la explotación de bancos de material, arena, grava y tepojal, en libre violación a lo estipulado en la normatividad vigente, causando un daño irreparable a la morfología de los terrenos y a los cauces hidrológicos, además de motivar la erosión y la pérdida de capacidad de infiltración en los suelos. En la opinión de un experto, de entre las muchas consecuencias del infame ecocidio destaca la drástica disminución del cuerpo de agua de la llamada laguna del Sol, ubicada precisamente en la cima del majestuoso volcán.

Evidentemente, esta situación exhibe varios de los aspectos indeseables de la política pública, pues, ante la magnitud del desastre, ninguno de los tres niveles de gobierno se ha preocupado por llevar a cabo medidas de solución verdaderamente efectivas, no sólo destinadas a proteger el lugar, aplicar las leyes y sancionar con rigor a los depredadores, sino también con la ejecución de programas de restauración intensivos e inmediatos.

La amenaza es muy grande y por eso es prioritario corregir el rumbo, empezando por exigir a las autoridades las respuestas apropiadas y el cumplimiento cabal de sus obligaciones. Por su parte, la sociedad debe evitar el silencio y la apatía, oponerse a la ineptitud y complicidad oficiales, y ayudar con responsabilidad a darle un sentido inverso a este trágico escenario.

Es lamentable dejar de atender las funciones esenciales, no saber constituirse en gobiernos de calidad y en cambio apoyar la destrucción de extensas zonas arboladas, en el afán de beneficiar a los grupos de poder, o contribuir a empeorar los niveles de contaminación ambiental, al permitir el irracional crecimiento del espacio urbano. Y qué decir de las formas de usar el erario, cuando por una parte escasea el dinero para resolver los temas estructurales, y por otra se canalizan cuantiosos recursos hacia los perversos programas populistas, de control y manipulación, aprovechándose de la ignorancia y necesidades de la gente.

Ante la devastación de nuestro patrimonio histórico, y de la generalidad del territorio mexiquense dado lo severo de las recientes contingencias, es imperativo entender y concientizarse del enorme desafío que se enfrenta. Las malas acciones del ser humano tienen ya un efecto alarmante, pues la alteración del equilibrio de la naturaleza pone en riesgo la vida misma de miles de personas.

La destrucción del Xinantécatl

Debido a la incapacidad y desinterés de las autoridades, el volcán Xinantécatl, o nevado de Toluca, enfrenta problemas muy serios. Como bien lo ha documentado este diario, el valioso ecosistema se destruye rápidamente, al intensificarse el derribo de árboles y la extracción de material pétreo, el excesivo tránsito de personas, la acumulación de basura y la presencia de ganadería.


Ejidatarios de la zona han vuelto a denunciar la tala ilegal y la legal, amparada ésta en permisos otorgados por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, con la supuesta finalidad de sanear el bosque, aunque, según los denunciantes, se desconocen los estudios donde se sustente semejante acción, aunado al hecho de que nadie verifica si se corta lo realmente enfermo y en las cantidades autorizadas, por lo cual la devastación de la superficie arbolada avanza impunemente.

En el mismo sentido se tiene la explotación de bancos de material, arena, grava y tepojal, en libre violación a lo estipulado en la normatividad vigente, causando un daño irreparable a la morfología de los terrenos y a los cauces hidrológicos, además de motivar la erosión y la pérdida de capacidad de infiltración en los suelos. En la opinión de un experto, de entre las muchas consecuencias del infame ecocidio destaca la drástica disminución del cuerpo de agua de la llamada laguna del Sol, ubicada precisamente en la cima del majestuoso volcán.

Evidentemente, esta situación exhibe varios de los aspectos indeseables de la política pública, pues, ante la magnitud del desastre, ninguno de los tres niveles de gobierno se ha preocupado por llevar a cabo medidas de solución verdaderamente efectivas, no sólo destinadas a proteger el lugar, aplicar las leyes y sancionar con rigor a los depredadores, sino también con la ejecución de programas de restauración intensivos e inmediatos.

La amenaza es muy grande y por eso es prioritario corregir el rumbo, empezando por exigir a las autoridades las respuestas apropiadas y el cumplimiento cabal de sus obligaciones. Por su parte, la sociedad debe evitar el silencio y la apatía, oponerse a la ineptitud y complicidad oficiales, y ayudar con responsabilidad a darle un sentido inverso a este trágico escenario.

Es lamentable dejar de atender las funciones esenciales, no saber constituirse en gobiernos de calidad y en cambio apoyar la destrucción de extensas zonas arboladas, en el afán de beneficiar a los grupos de poder, o contribuir a empeorar los niveles de contaminación ambiental, al permitir el irracional crecimiento del espacio urbano. Y qué decir de las formas de usar el erario, cuando por una parte escasea el dinero para resolver los temas estructurales, y por otra se canalizan cuantiosos recursos hacia los perversos programas populistas, de control y manipulación, aprovechándose de la ignorancia y necesidades de la gente.

Ante la devastación de nuestro patrimonio histórico, y de la generalidad del territorio mexiquense dado lo severo de las recientes contingencias, es imperativo entender y concientizarse del enorme desafío que se enfrenta. Las malas acciones del ser humano tienen ya un efecto alarmante, pues la alteración del equilibrio de la naturaleza pone en riesgo la vida misma de miles de personas.