/ viernes 22 de julio de 2022

Pensamiento Universitario | Amigos que ayudan

En la axiología los valores son creencias o convicciones de que algo es preferible y digno de reconocimiento y aprecio; se relacionan directamente con las actitudes y la conducta, identificándose así la disposición del ser humano de actuar conforme a tales ideas o sentimientos, de manera espontánea. Lamentablemente, hoy en día estos atributos van quedando relativizados y menospreciados, teniéndoseles incluso por inestables y frívolos, motivo por el cual se habla de un mundo sometido a una profunda crisis, al no conferirle un sentido positivo a nuestras acciones.

Sin duda esta percepción tiene su fundamento, y en países como México se impone la necesidad de una reflexión profunda acerca del presente y del porvenir de los valores, pues sin ellos la calidad de las relaciones entre las personas poco puede contribuir a un desarrollo sostenible, con mejores condiciones de paz, justicia y democracia; de respeto a la diversidad y de una cultura eficazmente solidaria. En los retos impuestos por la llamada sociedad del conocimiento, va implícita la prioridad de reforzar estas cualidades, de construir comunidades donde la ética y la moral no se vean dominadas por el afán monetario, lo materialista, el hedonismo o las satisfacciones de corto plazo.

Por eso, es justo reconocer el esfuerzo realizado por un grupo de ciudadanos organizados, quienes a través de la asociación civil “Te abrazo de corazón, amigos que ayudan”, iniciaron una colecta de agua en botellas y garrafones, a fin de donarla a los habitantes de algunas zonas de Monterrey, Nuevo León, ante la falta del vital líquido en esa entidad norteña. Los impulsores del movimiento esperan incrementar la respuesta proveniente de Metepec, Toluca y municipios circunvecinos, y enviar donaciones significativas en este mes de julio, con la ayuda de dos empresas transportistas.

En estos momentos la gente debe mostrar la mayor solidaridad con las y los regiomontanos afectados, y no reproducir las desviaciones de un amplio sector de la llamada clase política, cuya destrucción intencionada de lo digno del servicio público ha derivado en cuantiosos daños a una población desprotegida en un sinnúmero de temas. Ejemplos recientes de esta perversidad, causante del actual desastre social, político y económico, se pueden constatar en el increíble derroche del dinero de los mexicanos en una serie de costosos caprichos, muy poco o nada útiles, disfuncionales e insuficientes, en lugar de invertir en escuelas, hospitales y medicamentos, o en las urgentes obras hidráulicas.

Para colmo, al frente de las grandes responsabilidades se designa a individuos incompetentes, sin la menor consciencia de la dignidad y el honor, pues como seres inferiores son producto de un sistema populista donde predominan la sumisión, las complicidades, la corrupción y la impunidad.

La vida vale por el buen uso que hacemos de ella, al realizar actos positivos y darles un sentido de adaptación y pertenencia común, particularmente en los tiempos de tragedia. En consecuencia, la tarea fundamental consiste en reafirmar el apego a los principios universales compartidos, convertirlos en gobierno y motivación de hechos concretos, encauzados a disminuir o eliminar el sufrimiento de nuestros semejantes.

El riesgo de estar sujetos a los procesos de degradación sólo habrá de repercutir en el comportamiento de las generaciones presentes y futuras, y en su momento difícilmente se podrá contrarrestar el egoísmo, la falta de sensibilidad y el desinterés en brindar apoyo a quienes verdaderamente lo necesiten.

Ingeniero civil, con posgrados de maestría y doctorado.

Profesor de tiempo completo en la UAEM.

juancuencadiaz@hotmail.com

En la axiología los valores son creencias o convicciones de que algo es preferible y digno de reconocimiento y aprecio; se relacionan directamente con las actitudes y la conducta, identificándose así la disposición del ser humano de actuar conforme a tales ideas o sentimientos, de manera espontánea. Lamentablemente, hoy en día estos atributos van quedando relativizados y menospreciados, teniéndoseles incluso por inestables y frívolos, motivo por el cual se habla de un mundo sometido a una profunda crisis, al no conferirle un sentido positivo a nuestras acciones.

Sin duda esta percepción tiene su fundamento, y en países como México se impone la necesidad de una reflexión profunda acerca del presente y del porvenir de los valores, pues sin ellos la calidad de las relaciones entre las personas poco puede contribuir a un desarrollo sostenible, con mejores condiciones de paz, justicia y democracia; de respeto a la diversidad y de una cultura eficazmente solidaria. En los retos impuestos por la llamada sociedad del conocimiento, va implícita la prioridad de reforzar estas cualidades, de construir comunidades donde la ética y la moral no se vean dominadas por el afán monetario, lo materialista, el hedonismo o las satisfacciones de corto plazo.

Por eso, es justo reconocer el esfuerzo realizado por un grupo de ciudadanos organizados, quienes a través de la asociación civil “Te abrazo de corazón, amigos que ayudan”, iniciaron una colecta de agua en botellas y garrafones, a fin de donarla a los habitantes de algunas zonas de Monterrey, Nuevo León, ante la falta del vital líquido en esa entidad norteña. Los impulsores del movimiento esperan incrementar la respuesta proveniente de Metepec, Toluca y municipios circunvecinos, y enviar donaciones significativas en este mes de julio, con la ayuda de dos empresas transportistas.

En estos momentos la gente debe mostrar la mayor solidaridad con las y los regiomontanos afectados, y no reproducir las desviaciones de un amplio sector de la llamada clase política, cuya destrucción intencionada de lo digno del servicio público ha derivado en cuantiosos daños a una población desprotegida en un sinnúmero de temas. Ejemplos recientes de esta perversidad, causante del actual desastre social, político y económico, se pueden constatar en el increíble derroche del dinero de los mexicanos en una serie de costosos caprichos, muy poco o nada útiles, disfuncionales e insuficientes, en lugar de invertir en escuelas, hospitales y medicamentos, o en las urgentes obras hidráulicas.

Para colmo, al frente de las grandes responsabilidades se designa a individuos incompetentes, sin la menor consciencia de la dignidad y el honor, pues como seres inferiores son producto de un sistema populista donde predominan la sumisión, las complicidades, la corrupción y la impunidad.

La vida vale por el buen uso que hacemos de ella, al realizar actos positivos y darles un sentido de adaptación y pertenencia común, particularmente en los tiempos de tragedia. En consecuencia, la tarea fundamental consiste en reafirmar el apego a los principios universales compartidos, convertirlos en gobierno y motivación de hechos concretos, encauzados a disminuir o eliminar el sufrimiento de nuestros semejantes.

El riesgo de estar sujetos a los procesos de degradación sólo habrá de repercutir en el comportamiento de las generaciones presentes y futuras, y en su momento difícilmente se podrá contrarrestar el egoísmo, la falta de sensibilidad y el desinterés en brindar apoyo a quienes verdaderamente lo necesiten.

Ingeniero civil, con posgrados de maestría y doctorado.

Profesor de tiempo completo en la UAEM.

juancuencadiaz@hotmail.com