/ viernes 17 de junio de 2022

Pensamiento Universitario | El deporte en la UAEM

A más de un año de ingresar a la nómina especial, la administración central de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) no muestra el desempeño esperado. Cuando hay tanto por mejorar de las funciones esenciales de la institución, en los foros el rector habla de cosas como incrementar la iluminación y la seguridad en los planteles, colocar paneles solares, disminuir el consumo de agua y ampliar el servicio del Potrobús.

En cambio, nada dice, por ejemplo, del diseño y aplicación de programas encauzados a modernizar las competencias docentes, de investigación y cultura, o de la urgente modificación curricular del bachillerato. Es preocupante observar la ineptitud y el desinterés en varios asuntos relevantes, y uno de ellos es precisamente el deporte, cuya importancia en cuanto a promoción y práctica es incuestionable, sobre todo en el sector estudiantil.

Evidencia de esto se tiene en los resultados obtenidos por la delegación de nuestra casa de estudios en la Universiada Nacional 2022, llevada a cabo del 12 de mayo al 5 de junio pasados, en Ciudad Juárez, Chihuahua. Con una cosecha de 20 medallas, 4 de oro, 5 de plata y 11 de bronce, se queda bastante lejos del primer lugar, ocupado por la Universidad de Nuevo León, con sus 55 de oro, 45 de plata y 35 de bronce, para un total de 135 preseas, o las 90 de la Universidad de Guadalajara, segundo lugar general, con 29 de oro, 15 de plata 46 de bronce.

No obstante, es de elemental justicia reconocer la participación de los jóvenes de la UAEM, tomando en cuenta que sus éxitos son, en mucho, producto del trabajo individual, de los méritos propios, y no del aporte de una burocracia ineficiente y poco o nada interesada en el tema. Es decir, si la admiración y el respeto van hacia el esfuerzo de las y los competidores, lo negativo debe atribuirse a la actuación de esa gente improvisada, incapaz de gestionar recursos y estímulos, de generar procesos útiles, de integrar equipos de expertos y de realizar las acciones tendientes a detectar, desarrollar y consolidar atletas de rendimiento superior.

Sin contar con la ayuda necesaria, la mayor parte de quienes van a estos eventos enfrentan condiciones sumamente difíciles, incluso desde la etapa de preparación, a pesar de lo cual anteponen disciplina y empeño con la finalidad de representar dignamente a su alma mater. Esto porque en el medio deportivo de la autónoma mexiquense predomina el abandono y la falta de una planeación estratégica; se carece de la infraestructura adecuada y suficiente; el mobiliario y los aparatos son obsoletos o de plano ya no sirven, y tampoco se cuenta con el número y horarios requeridos de instructores debidamente capacitados, ni de médicos, nutriólogos y psicólogos, entre otros apoyos.

Muchas cosas cambiarían en esta asignatura si el intelecto de las altas autoridades funcionara en el sentido correcto, empezando por encomendar la tarea a personal competente y no a esa ineptocracia formada por amigos e incondicionales. En su más amplio significado, es obligado comprender las enormes ventajas de fortalecer el hábito del ejercicio entre alumnos, docentes y administrativos, reconociéndolo como un recurso muy efectivo para mejorar la salud física y mental, combatir el sedentarismo, la obesidad y el sobrepeso, favorecer la buena convivencia y, en resumen, elevar la calidad de vida de la comunidad.

Mientras todo esto no se logre seguiremos en el atraso, y el deporte universitario será otra víctima de esa epidemia de liderazgos limitados en lo relativo a inteligencia, compromiso y honestidad.

Ingeniero civil, con posgrados de maestría y doctorado.

Profesor de tiempo completo en la UAEM.

juancuencadiaz@hotmail.com

A más de un año de ingresar a la nómina especial, la administración central de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) no muestra el desempeño esperado. Cuando hay tanto por mejorar de las funciones esenciales de la institución, en los foros el rector habla de cosas como incrementar la iluminación y la seguridad en los planteles, colocar paneles solares, disminuir el consumo de agua y ampliar el servicio del Potrobús.

En cambio, nada dice, por ejemplo, del diseño y aplicación de programas encauzados a modernizar las competencias docentes, de investigación y cultura, o de la urgente modificación curricular del bachillerato. Es preocupante observar la ineptitud y el desinterés en varios asuntos relevantes, y uno de ellos es precisamente el deporte, cuya importancia en cuanto a promoción y práctica es incuestionable, sobre todo en el sector estudiantil.

Evidencia de esto se tiene en los resultados obtenidos por la delegación de nuestra casa de estudios en la Universiada Nacional 2022, llevada a cabo del 12 de mayo al 5 de junio pasados, en Ciudad Juárez, Chihuahua. Con una cosecha de 20 medallas, 4 de oro, 5 de plata y 11 de bronce, se queda bastante lejos del primer lugar, ocupado por la Universidad de Nuevo León, con sus 55 de oro, 45 de plata y 35 de bronce, para un total de 135 preseas, o las 90 de la Universidad de Guadalajara, segundo lugar general, con 29 de oro, 15 de plata 46 de bronce.

No obstante, es de elemental justicia reconocer la participación de los jóvenes de la UAEM, tomando en cuenta que sus éxitos son, en mucho, producto del trabajo individual, de los méritos propios, y no del aporte de una burocracia ineficiente y poco o nada interesada en el tema. Es decir, si la admiración y el respeto van hacia el esfuerzo de las y los competidores, lo negativo debe atribuirse a la actuación de esa gente improvisada, incapaz de gestionar recursos y estímulos, de generar procesos útiles, de integrar equipos de expertos y de realizar las acciones tendientes a detectar, desarrollar y consolidar atletas de rendimiento superior.

Sin contar con la ayuda necesaria, la mayor parte de quienes van a estos eventos enfrentan condiciones sumamente difíciles, incluso desde la etapa de preparación, a pesar de lo cual anteponen disciplina y empeño con la finalidad de representar dignamente a su alma mater. Esto porque en el medio deportivo de la autónoma mexiquense predomina el abandono y la falta de una planeación estratégica; se carece de la infraestructura adecuada y suficiente; el mobiliario y los aparatos son obsoletos o de plano ya no sirven, y tampoco se cuenta con el número y horarios requeridos de instructores debidamente capacitados, ni de médicos, nutriólogos y psicólogos, entre otros apoyos.

Muchas cosas cambiarían en esta asignatura si el intelecto de las altas autoridades funcionara en el sentido correcto, empezando por encomendar la tarea a personal competente y no a esa ineptocracia formada por amigos e incondicionales. En su más amplio significado, es obligado comprender las enormes ventajas de fortalecer el hábito del ejercicio entre alumnos, docentes y administrativos, reconociéndolo como un recurso muy efectivo para mejorar la salud física y mental, combatir el sedentarismo, la obesidad y el sobrepeso, favorecer la buena convivencia y, en resumen, elevar la calidad de vida de la comunidad.

Mientras todo esto no se logre seguiremos en el atraso, y el deporte universitario será otra víctima de esa epidemia de liderazgos limitados en lo relativo a inteligencia, compromiso y honestidad.

Ingeniero civil, con posgrados de maestría y doctorado.

Profesor de tiempo completo en la UAEM.

juancuencadiaz@hotmail.com