/ viernes 15 de mayo de 2020

Pensamiento Universitario | El reto educativo

Como ocurre en todo el mundo, en nuestro país las consecuencias de la pandemia son muy graves, aunque aquí los efectos en lo económico y social se magnifican debido a lo pésimo de los liderazgos políticos. En particular, el sector educativo enfrenta un desafío excepcional, al tener que continuar a distancia el proceso de enseñanza – aprendizaje, recurriendo a los medios digitales para concluir así los cursos de millones de estudiantes.


Si bien la mayoría de docentes, alumnos y padres de familia deben estar motivados y participando de manera activa, seguramente hay quienes no lo hacen, al menos no en la forma correcta, o tienen dificultades, por ejemplo, al desconocer el uso óptimo de las herramientas tecnológicas o carecer del acceso a Internet. Es decir, la contingencia sanitaria tomó por sorpresa a muchos, entre ellos a un buen número de maestros, al no estar preparados en un ambiente digital donde hoy en día es obligado contar con la capacitación relevante, continua, pertinente y significativa.

En esta época de grandes adelantos, el papel del profesorado no debe limitarse a ser sólo expertos de contenido y buenos guías en el aula, sino también saber diseñar y llevar a la práctica nuevos modos de enseñar y de aprender, de constituirse en proveedores eficaces de contexto, con las competencias indispensables para hacer del instrumental moderno un recurso innovador y de provecho. Los cambios en ciencia y tecnología ocurren con enorme rapidez, ante lo cual las aportaciones de un mentor actualizado son sumamente valiosas, tomando en cuenta la necesidad de adaptar el sistema escolar a los requerimientos del presente.

La prosperidad de nuestra nación no puede depender de gobiernos populistas, mucho menos de fomentar la ignorancia y hacerla depender de los perversos programas asistenciales, sino del nivel educativo de sus habitantes, pues la calidad de los conocimientos adquiridos permite formar mujeres y hombres libres, críticos e independientes, capaces de impulsar el progreso y generar en su entorno modelos de dignidad y de congruencia. El adecuado crecimiento intelectual del ser humano es una tarea de alta complejidad, donde lo creativo del trabajo docente se convierte en un elemento de gran importancia, esencial e insustituible, máxime si se cultiva con un elevado sentido de vocación y legitimidad en el desempeño.

Las desventajas de no tener una población instruida son lamentables, según lo vemos en estos días de tragedia, con la ocurrencia de varios hechos producto del atraso, de la incultura y el fanatismo. Las muestras de irresponsabilidad en el cuidado propio y en el de las personas cercanas, aunado a las agresiones hacia el personal de la salud son algo realmente incalificable, y cualquier colectividad, incluso medianamente avanzada, está obligada a condenar con el mayor énfasis posible.

En muchos aspectos la transformación es inevitable, y es necesario empezar por el tema educativo si queremos forjar un país mejor. Frente a distintas amenazas y saldos negativos, es imperativo reforzar el compromiso de todos los actores, en especial el de las y los auténticos maestros, a quienes por su apostolado expreso en esta fecha
mis felicitaciones y profundo reconocimiento.

Como ocurre en todo el mundo, en nuestro país las consecuencias de la pandemia son muy graves, aunque aquí los efectos en lo económico y social se magnifican debido a lo pésimo de los liderazgos políticos. En particular, el sector educativo enfrenta un desafío excepcional, al tener que continuar a distancia el proceso de enseñanza – aprendizaje, recurriendo a los medios digitales para concluir así los cursos de millones de estudiantes.


Si bien la mayoría de docentes, alumnos y padres de familia deben estar motivados y participando de manera activa, seguramente hay quienes no lo hacen, al menos no en la forma correcta, o tienen dificultades, por ejemplo, al desconocer el uso óptimo de las herramientas tecnológicas o carecer del acceso a Internet. Es decir, la contingencia sanitaria tomó por sorpresa a muchos, entre ellos a un buen número de maestros, al no estar preparados en un ambiente digital donde hoy en día es obligado contar con la capacitación relevante, continua, pertinente y significativa.

En esta época de grandes adelantos, el papel del profesorado no debe limitarse a ser sólo expertos de contenido y buenos guías en el aula, sino también saber diseñar y llevar a la práctica nuevos modos de enseñar y de aprender, de constituirse en proveedores eficaces de contexto, con las competencias indispensables para hacer del instrumental moderno un recurso innovador y de provecho. Los cambios en ciencia y tecnología ocurren con enorme rapidez, ante lo cual las aportaciones de un mentor actualizado son sumamente valiosas, tomando en cuenta la necesidad de adaptar el sistema escolar a los requerimientos del presente.

La prosperidad de nuestra nación no puede depender de gobiernos populistas, mucho menos de fomentar la ignorancia y hacerla depender de los perversos programas asistenciales, sino del nivel educativo de sus habitantes, pues la calidad de los conocimientos adquiridos permite formar mujeres y hombres libres, críticos e independientes, capaces de impulsar el progreso y generar en su entorno modelos de dignidad y de congruencia. El adecuado crecimiento intelectual del ser humano es una tarea de alta complejidad, donde lo creativo del trabajo docente se convierte en un elemento de gran importancia, esencial e insustituible, máxime si se cultiva con un elevado sentido de vocación y legitimidad en el desempeño.

Las desventajas de no tener una población instruida son lamentables, según lo vemos en estos días de tragedia, con la ocurrencia de varios hechos producto del atraso, de la incultura y el fanatismo. Las muestras de irresponsabilidad en el cuidado propio y en el de las personas cercanas, aunado a las agresiones hacia el personal de la salud son algo realmente incalificable, y cualquier colectividad, incluso medianamente avanzada, está obligada a condenar con el mayor énfasis posible.

En muchos aspectos la transformación es inevitable, y es necesario empezar por el tema educativo si queremos forjar un país mejor. Frente a distintas amenazas y saldos negativos, es imperativo reforzar el compromiso de todos los actores, en especial el de las y los auténticos maestros, a quienes por su apostolado expreso en esta fecha
mis felicitaciones y profundo reconocimiento.