/ viernes 27 de marzo de 2020

Pensamiento Universitario | En defensa de la UAEM

El jueves de la semana pasada la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) fue nuevamente agredida, ahora por integrantes del llamado Comité Coordinador de Lucha. En su recorrido de la Facultad de Humanidades a la Legislatura local, los supuestos alumnos pintaron consignas y causaron daños en los edificios de rectoría y administrativo, y en la barda perimetral del gimnasio universitario.

Según la información publicada, el objetivo de la movilización era entregar un pliego petitorio a los amigables diputados del partido mayoritario, con la demanda de erradicar la violencia de género al interior de la máxima casa de estudios de la entidad.

Con justificada razón, las autoridades de la UAEM reprobaron los hechos, acusando a los manifestantes de no representar los intereses legítimos del movimiento feminista, además de reiterar su posición de dar respuesta a las denuncias recibidas, y de haber procedido ya en contra de varios de los presuntos acosadores. En consecuencia, se tomó la decisión de proceder legalmente ante la Fiscalía General de Justicia mexiquense y el Ministerio Público Federal, por los delitos de daño en los bienes y en la integridad física, sicológica y emocional de las y los empleados que se encontraban en el interior de los inmuebles en el momento de ocurrir el ataque.

En general, la comunidad universitaria condena estos actos de vandalismo, y entre estas expresiones destaca la de un grupo formado por 27 maestras, quienes de manera enfática y a través de las redes sociales señalan que no son las formas de hacer valer peticiones, ni de proteger ideales, si en realidad se tuviesen.

Como se ha comentado en este espacio, nuestra alma máter enfrenta tiempos difíciles, al grado de estar en riesgo su autonomía; es decir, la libertad no sólo para construir en lo interno una vida académica, administrativa y jurídica propia, sino también para instituirse y relacionarse con los poderes del Estado, conforme a lo estipulado en el ordenamiento constitucional respectivo. Por eso, es importante tener conciencia plena de la situación, pues no se trata de permanecer indiferentes y quedarnos en calidad de rehenes de intereses externos, mezquinos y con afanes absolutistas.

Frente a escenarios especialmente preocupantes, es primordial la convocatoria a estudiantes, docentes y personal administrativo, con el fin de sumarnos a la defensa de una casa de estudios cuya tradición y aportes le ha permitido dar respuesta a muchas de las expectativas de la sociedad. Desde luego, es indispensable la presencia de un Consejo Universitario valeroso y eficaz, dispuesto a dar batallas específicas con toda la fuerza de su pluralidad, como también es necesaria la participación decidida del Colegio de Directores, e incluso de los exrectores, quienes no pueden fingir demencia ni seguir agazapados, después de todo lo que obtuvieron de la Institución.

Mención aparte merece el grupo de secretarios de la actual administración, donde es urgente llevar a cabo una depuración, pues la ineptitud y conducta negligente de varios de ellos ha tenido efectos nocivos, y repercute en el debilitamiento de las funciones sustantivas y de las capacidades que en estos momentos debiera mostrar la UAEM.

juancuencadiaz@hotmail.com

El jueves de la semana pasada la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) fue nuevamente agredida, ahora por integrantes del llamado Comité Coordinador de Lucha. En su recorrido de la Facultad de Humanidades a la Legislatura local, los supuestos alumnos pintaron consignas y causaron daños en los edificios de rectoría y administrativo, y en la barda perimetral del gimnasio universitario.

Según la información publicada, el objetivo de la movilización era entregar un pliego petitorio a los amigables diputados del partido mayoritario, con la demanda de erradicar la violencia de género al interior de la máxima casa de estudios de la entidad.

Con justificada razón, las autoridades de la UAEM reprobaron los hechos, acusando a los manifestantes de no representar los intereses legítimos del movimiento feminista, además de reiterar su posición de dar respuesta a las denuncias recibidas, y de haber procedido ya en contra de varios de los presuntos acosadores. En consecuencia, se tomó la decisión de proceder legalmente ante la Fiscalía General de Justicia mexiquense y el Ministerio Público Federal, por los delitos de daño en los bienes y en la integridad física, sicológica y emocional de las y los empleados que se encontraban en el interior de los inmuebles en el momento de ocurrir el ataque.

En general, la comunidad universitaria condena estos actos de vandalismo, y entre estas expresiones destaca la de un grupo formado por 27 maestras, quienes de manera enfática y a través de las redes sociales señalan que no son las formas de hacer valer peticiones, ni de proteger ideales, si en realidad se tuviesen.

Como se ha comentado en este espacio, nuestra alma máter enfrenta tiempos difíciles, al grado de estar en riesgo su autonomía; es decir, la libertad no sólo para construir en lo interno una vida académica, administrativa y jurídica propia, sino también para instituirse y relacionarse con los poderes del Estado, conforme a lo estipulado en el ordenamiento constitucional respectivo. Por eso, es importante tener conciencia plena de la situación, pues no se trata de permanecer indiferentes y quedarnos en calidad de rehenes de intereses externos, mezquinos y con afanes absolutistas.

Frente a escenarios especialmente preocupantes, es primordial la convocatoria a estudiantes, docentes y personal administrativo, con el fin de sumarnos a la defensa de una casa de estudios cuya tradición y aportes le ha permitido dar respuesta a muchas de las expectativas de la sociedad. Desde luego, es indispensable la presencia de un Consejo Universitario valeroso y eficaz, dispuesto a dar batallas específicas con toda la fuerza de su pluralidad, como también es necesaria la participación decidida del Colegio de Directores, e incluso de los exrectores, quienes no pueden fingir demencia ni seguir agazapados, después de todo lo que obtuvieron de la Institución.

Mención aparte merece el grupo de secretarios de la actual administración, donde es urgente llevar a cabo una depuración, pues la ineptitud y conducta negligente de varios de ellos ha tenido efectos nocivos, y repercute en el debilitamiento de las funciones sustantivas y de las capacidades que en estos momentos debiera mostrar la UAEM.

juancuencadiaz@hotmail.com