/ viernes 20 de diciembre de 2019

Pensamiento Universitario | Fin de año


A pocos días de terminar el año, en la mayor parte de los hogares del mundo habrán de celebrarse dos fechas altamente significativas: la Navidad, en conmemoración al nacimiento de Jesús en Belén, hace más de dos mil años, y el inicio del 2020. Así, al recordar el principio aquél de “paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”, es deseable hacer a un lado todo lo negativo y dar paso a los sentimientos de amor, amistad y afecto a los seres queridos y a nuestros semejantes.

Ciertamente debería predominar en esta época la solidaridad y una convivencia sana, aunque también la reflexión con respecto a las cosas que nos afectan y afectarán, ya sea en lo personal, familiar o social. Pensar, por ejemplo acerca de cómo prevenirnos ante las dificultades del año siguiente, pues, siendo objetivos, el escenario se percibe realmente muy complicado en varios aspectos.

Según lo vemos, la descomposición tiende a incrementarse, y sus efectos conducen al país hacia situaciones de riesgo que distan mucho de ser evaluadas en su completa potencialidad. Para muestra, ahí están la falta de crecimiento económico, la violencia exagerada, el daño al sistema educativo y el derroche del dinero de los contribuyentes en programas clientelares y proyectos absurdos.

Debido a eso los cambios orientados a depurar la vida pública son absolutamente necesarios, y para lograrlos es indispensable tener el contrapeso de una sociedad distinta, renovada y con una mentalidad de superación. Es decir, atrás debe quedar el estigma de pueblo sumiso, resignado y decadente, y dar lugar a uno digno y combativo, dispuesto a oponerse a la soberbia y el autoritarismo de tanto gobernante inepto y demagogo, cuyo cinismo y actuar impune son la causa del atraso de millones de mexicanos.

Por otra parte, si el deseo de construir una nación de avanzada está presente, es propósito y tarea ineludible encauzar a los jóvenes de la mejor manera posible. En contra de la proliferación del materialismo y de lo convencional, es prioritario marcarles rumbos de éxito, de unidad en la pluralidad de ideas, de modo que con firme convicción, asuman el compromiso no sólo con el estudio, los valores y el respeto a las normas, sino, sobre todo, con el bien común.

Obviamente requieren de dirección, esperanzas y una visión de futuro, a partir de lo cual puedan cultivar adecuadamente sus talentos y aptitudes. La fuerza de la juventud radica en su preparación, en practicar los buenos principios y llevar una vida sana. En gran medida el mundo del mañana depende de las formas de pensamiento y acción de la juventud actual.

Por lo tanto los objetivos y promesas no deben permanecer sólo unos días, y mucho menos ser motivados por la euforia pasajera, sino perdurables en el 2020 y en los siguientes. La fe es cuestión de voluntad y en cualquier persona puede identificarse la voluntad misma de un presente de excelencia, de un cambio de conducta para ser cada día mejor. La manera de razonar se corresponde siempre con nuestro desempeño en la vida.

Felicitación: A las y los lectores de El Sol de Toluca, y por supuesto a todo su personal, les deseo una muy feliz Navidad y un año nuevo pleno de salud y logros. Dios mediante, esta columna regresará el próximo viernes 10 de enero.

juancuencadiaz@hotmail.com


A pocos días de terminar el año, en la mayor parte de los hogares del mundo habrán de celebrarse dos fechas altamente significativas: la Navidad, en conmemoración al nacimiento de Jesús en Belén, hace más de dos mil años, y el inicio del 2020. Así, al recordar el principio aquél de “paz en la Tierra a los hombres de buena voluntad”, es deseable hacer a un lado todo lo negativo y dar paso a los sentimientos de amor, amistad y afecto a los seres queridos y a nuestros semejantes.

Ciertamente debería predominar en esta época la solidaridad y una convivencia sana, aunque también la reflexión con respecto a las cosas que nos afectan y afectarán, ya sea en lo personal, familiar o social. Pensar, por ejemplo acerca de cómo prevenirnos ante las dificultades del año siguiente, pues, siendo objetivos, el escenario se percibe realmente muy complicado en varios aspectos.

Según lo vemos, la descomposición tiende a incrementarse, y sus efectos conducen al país hacia situaciones de riesgo que distan mucho de ser evaluadas en su completa potencialidad. Para muestra, ahí están la falta de crecimiento económico, la violencia exagerada, el daño al sistema educativo y el derroche del dinero de los contribuyentes en programas clientelares y proyectos absurdos.

Debido a eso los cambios orientados a depurar la vida pública son absolutamente necesarios, y para lograrlos es indispensable tener el contrapeso de una sociedad distinta, renovada y con una mentalidad de superación. Es decir, atrás debe quedar el estigma de pueblo sumiso, resignado y decadente, y dar lugar a uno digno y combativo, dispuesto a oponerse a la soberbia y el autoritarismo de tanto gobernante inepto y demagogo, cuyo cinismo y actuar impune son la causa del atraso de millones de mexicanos.

Por otra parte, si el deseo de construir una nación de avanzada está presente, es propósito y tarea ineludible encauzar a los jóvenes de la mejor manera posible. En contra de la proliferación del materialismo y de lo convencional, es prioritario marcarles rumbos de éxito, de unidad en la pluralidad de ideas, de modo que con firme convicción, asuman el compromiso no sólo con el estudio, los valores y el respeto a las normas, sino, sobre todo, con el bien común.

Obviamente requieren de dirección, esperanzas y una visión de futuro, a partir de lo cual puedan cultivar adecuadamente sus talentos y aptitudes. La fuerza de la juventud radica en su preparación, en practicar los buenos principios y llevar una vida sana. En gran medida el mundo del mañana depende de las formas de pensamiento y acción de la juventud actual.

Por lo tanto los objetivos y promesas no deben permanecer sólo unos días, y mucho menos ser motivados por la euforia pasajera, sino perdurables en el 2020 y en los siguientes. La fe es cuestión de voluntad y en cualquier persona puede identificarse la voluntad misma de un presente de excelencia, de un cambio de conducta para ser cada día mejor. La manera de razonar se corresponde siempre con nuestro desempeño en la vida.

Felicitación: A las y los lectores de El Sol de Toluca, y por supuesto a todo su personal, les deseo una muy feliz Navidad y un año nuevo pleno de salud y logros. Dios mediante, esta columna regresará el próximo viernes 10 de enero.

juancuencadiaz@hotmail.com