/ viernes 20 de mayo de 2022

Pensamiento Universitario | No quejarse y alabar

En la actual administración federal las malas decisiones se acumulan, y no existe el menor indicio de corregir el rumbo. Para corroborarlo ahí está el desastre en los sistemas de salud, educación y seguridad, aunado al aumento de la pobreza, derroche, corrupción, ineptitud, cientos de mentiras y los peores resultados en términos de crecimiento económico en las últimas décadas.

Ante semejante escenario, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) se reunió en días pasados con sus pares de la entidad mexiquense, a fin de exhortarlos, entre otras cosas, a no quejarse y trabajar con los tres niveles de gobierno, pero sobre todo a hablar bien del titular del ejecutivo, pues, según él, eso equivale a hacerlo en favor de México.

Sin duda, lo deseable sería darle gusto al señor aplaudidor y reconocer no tanto a las personas, sino los saldos positivos de una gestión de calidad, solidaria e incluyente, liderada por gente debidamente preparada e inmune a ese terrible cáncer de la deshonestidad. Excelente sería tener un modelo político defensor de la democracia, comprometido en llevar al país a la modernidad y en darle a los distintos sectores de la población mejores condiciones de desarrollo humano.

Por desgracia la realidad va en sentido inverso, y en lugar de mostrar agrado o satisfacción aparecen el rechazo y el enojo, cada vez que surge un nuevo caso de injusticia, de atropello, de perversidad y abuso del poder. Y aún peor cuando estas acciones se presentan como una gran transformación, conveniente a la sociedad y en respuesta a las malvadas intenciones de los conservadores enemigos de la patria.

Las evidencias de los desatinos son numerosas, y una de las recientes es el problema diplomático, obviamente de consecuencia impredecibles, a propósito de la Cumbre de las Américas programada para el mes próximo en la ciudad de Los Ángeles, a la cual las autoridades de los Estados Unidos decidieron no invitar a los presidentes de Nicaragua, Venezuela y Cuba. A pesar de los antecedentes de estos individuos, el inquilino de Palacio Nacional se opone al veto, y en apoyo a los dictadores ha decidido no asistir al evento, con el pretexto de que es necesario buscar la unión y escuchar todas las voces; algo nunca hecho por él durante su mandato.

Está también lo relativo al acuerdo de cooperación firmado con el gobierno cubano, donde se incluye la contratación de más de 500 presuntos médicos, pagando al régimen de la isla caribeña una cantidad no conocida, y la adquisición de vacunas contra el Covid-19 para niñas y niños. Las reacciones no se hicieron esperar, y mediante un comunicado de prensa los colegios, asociaciones y federaciones de médicos expresaron su molestia, considerando una falta grave hacer a un lado a los profesionales de la salud mexicanos, desconocer la capacidad académica de nuestras universidades y privilegiar a los extranjeros. El tema del biológico tampoco es aceptado, pues pondría en riesgo la integridad de los pequeños, al no estar aprobado por la OMS.

Los familiares de miles de víctimas de la violencia, cifras récord de muertos y desaparecidos en medio sexenio fallido, tampoco pueden sumarse al coro de alabanzas, y mucho menos cuando desde la alta tribuna se presume el ejercicio de una política completamente absurda, consistente en cuidar a los integrantes de las bandas criminales.

Aunque nos dejaron cerca del abismo y ahora damos pasos hacia el frente, la resistencia ciudadana debe mantener la esperanza del éxito, y de ninguna manera convertirse en cómplice de la catástrofe.

En la actual administración federal las malas decisiones se acumulan, y no existe el menor indicio de corregir el rumbo. Para corroborarlo ahí está el desastre en los sistemas de salud, educación y seguridad, aunado al aumento de la pobreza, derroche, corrupción, ineptitud, cientos de mentiras y los peores resultados en términos de crecimiento económico en las últimas décadas.

Ante semejante escenario, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) se reunió en días pasados con sus pares de la entidad mexiquense, a fin de exhortarlos, entre otras cosas, a no quejarse y trabajar con los tres niveles de gobierno, pero sobre todo a hablar bien del titular del ejecutivo, pues, según él, eso equivale a hacerlo en favor de México.

Sin duda, lo deseable sería darle gusto al señor aplaudidor y reconocer no tanto a las personas, sino los saldos positivos de una gestión de calidad, solidaria e incluyente, liderada por gente debidamente preparada e inmune a ese terrible cáncer de la deshonestidad. Excelente sería tener un modelo político defensor de la democracia, comprometido en llevar al país a la modernidad y en darle a los distintos sectores de la población mejores condiciones de desarrollo humano.

Por desgracia la realidad va en sentido inverso, y en lugar de mostrar agrado o satisfacción aparecen el rechazo y el enojo, cada vez que surge un nuevo caso de injusticia, de atropello, de perversidad y abuso del poder. Y aún peor cuando estas acciones se presentan como una gran transformación, conveniente a la sociedad y en respuesta a las malvadas intenciones de los conservadores enemigos de la patria.

Las evidencias de los desatinos son numerosas, y una de las recientes es el problema diplomático, obviamente de consecuencia impredecibles, a propósito de la Cumbre de las Américas programada para el mes próximo en la ciudad de Los Ángeles, a la cual las autoridades de los Estados Unidos decidieron no invitar a los presidentes de Nicaragua, Venezuela y Cuba. A pesar de los antecedentes de estos individuos, el inquilino de Palacio Nacional se opone al veto, y en apoyo a los dictadores ha decidido no asistir al evento, con el pretexto de que es necesario buscar la unión y escuchar todas las voces; algo nunca hecho por él durante su mandato.

Está también lo relativo al acuerdo de cooperación firmado con el gobierno cubano, donde se incluye la contratación de más de 500 presuntos médicos, pagando al régimen de la isla caribeña una cantidad no conocida, y la adquisición de vacunas contra el Covid-19 para niñas y niños. Las reacciones no se hicieron esperar, y mediante un comunicado de prensa los colegios, asociaciones y federaciones de médicos expresaron su molestia, considerando una falta grave hacer a un lado a los profesionales de la salud mexicanos, desconocer la capacidad académica de nuestras universidades y privilegiar a los extranjeros. El tema del biológico tampoco es aceptado, pues pondría en riesgo la integridad de los pequeños, al no estar aprobado por la OMS.

Los familiares de miles de víctimas de la violencia, cifras récord de muertos y desaparecidos en medio sexenio fallido, tampoco pueden sumarse al coro de alabanzas, y mucho menos cuando desde la alta tribuna se presume el ejercicio de una política completamente absurda, consistente en cuidar a los integrantes de las bandas criminales.

Aunque nos dejaron cerca del abismo y ahora damos pasos hacia el frente, la resistencia ciudadana debe mantener la esperanza del éxito, y de ninguna manera convertirse en cómplice de la catástrofe.