/ viernes 13 de diciembre de 2019

Pensamiento Universitario | Salud... física y mental


Para una minoría, el periodo vacacional no sólo significa un cambio necesario de la rutina diaria y de las preocupaciones del trabajo, sino también un lapso en el cual, aparte de disfrutar de la familia, se le dedica más atención a la salud física y mental, por ejemplo a través del ejercicio y la lectura. Al adaptarse a tiempos y condiciones, ya sea estando en casa o en otro lugar, la práctica deportiva puede brindar momentos excelentes de convivencia con los seres queridos o con los amigos, de mejorar las relaciones personales, aunado a muchos otros beneficios de carácter individual.

Sin embargo, en un alto porcentaje de la población el rechazo a cualquier tipo de actividad física permanece o se intensifica en los días de asueto, y ven en ellos la oportunidad de olvidarse de ciertas reglas, empezando por el del posible control de la alimentación. Así, con las tentaciones al alcance, la voluntad se relaja y se le da rienda suelta al disfrute, sin importar que los excesos provoquen las inevitables reacciones, derivadas de la cantidad de calorías acumuladas.

Por desgracia en países como México este comportamiento no se presenta únicamente en los ciclos de interrupción laboral, pues es la constante en la generalidad de sus habitantes. En todas las edades, desde niños hasta adultos mayores, la gente prefiere llevar una vida pasiva, o destinar sus energías en ocupaciones de poca o ninguna utilidad en lo relativo a la conservación y mejoramiento de la salud.

Lejos de disminuir, el fenómeno aumenta, y una evidencia se tiene en el estudio publicado recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde México aparece con el 83.2 por ciento de los adolescente de entre 11 y 17 años que no realiza la actividad mínima para estar saludables. Es decir, de acuerdo con los parámetros del organismo, los jóvenes ni siquiera llevan a cabo el movimiento corporal suficiente en los momentos del juego, de la acción recreativa, de los traslados o del trabajo en el hogar, y mucho menos se involucran en la práctica planificada, estructurada y repetitiva del ejercicio.

Asimismo, destaca la necesidad de estimular el gusto por la lectura de calidad, cuyos efectos en los modelos de pensamiento y conducta del individuo son obvios, desde el momento en que leer modifica la organización del cerebro, amplía la capacidad de pensar, sentir, deducir y comprender, favoreciendo de manera notable la evolución intelectual. Ante las costumbres de una sociedad en su mayoría letárgica en el aspecto cultural, es indispensable fomentar el apego a los libros, sobre todo en esta época, en la cual las personas han adoptado el papel de hábiles usuarios de la informática, aunque también de espectador resignado, debido a la invasión de máquinas cada día más inteligentes.Si las estadísticas ubican a nuestro país en los primeros lugares de sobrepeso y obesidad, cuando el sedentarismo y la ignorancia afectan las aptitudes físicas y el progreso de millones de mexicanos, un proyecto de vida impostergable debiera enfocarse hacia factores como los aquí mencionados. El rechazo a los buenos hábitos atrofia el potencial del único cuerpo disponible, y el contraste sólo incrementará el número de problemas que hoy dañan a la nación.

juancuencadiaz@hotmail.com


Para una minoría, el periodo vacacional no sólo significa un cambio necesario de la rutina diaria y de las preocupaciones del trabajo, sino también un lapso en el cual, aparte de disfrutar de la familia, se le dedica más atención a la salud física y mental, por ejemplo a través del ejercicio y la lectura. Al adaptarse a tiempos y condiciones, ya sea estando en casa o en otro lugar, la práctica deportiva puede brindar momentos excelentes de convivencia con los seres queridos o con los amigos, de mejorar las relaciones personales, aunado a muchos otros beneficios de carácter individual.

Sin embargo, en un alto porcentaje de la población el rechazo a cualquier tipo de actividad física permanece o se intensifica en los días de asueto, y ven en ellos la oportunidad de olvidarse de ciertas reglas, empezando por el del posible control de la alimentación. Así, con las tentaciones al alcance, la voluntad se relaja y se le da rienda suelta al disfrute, sin importar que los excesos provoquen las inevitables reacciones, derivadas de la cantidad de calorías acumuladas.

Por desgracia en países como México este comportamiento no se presenta únicamente en los ciclos de interrupción laboral, pues es la constante en la generalidad de sus habitantes. En todas las edades, desde niños hasta adultos mayores, la gente prefiere llevar una vida pasiva, o destinar sus energías en ocupaciones de poca o ninguna utilidad en lo relativo a la conservación y mejoramiento de la salud.

Lejos de disminuir, el fenómeno aumenta, y una evidencia se tiene en el estudio publicado recientemente por la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde México aparece con el 83.2 por ciento de los adolescente de entre 11 y 17 años que no realiza la actividad mínima para estar saludables. Es decir, de acuerdo con los parámetros del organismo, los jóvenes ni siquiera llevan a cabo el movimiento corporal suficiente en los momentos del juego, de la acción recreativa, de los traslados o del trabajo en el hogar, y mucho menos se involucran en la práctica planificada, estructurada y repetitiva del ejercicio.

Asimismo, destaca la necesidad de estimular el gusto por la lectura de calidad, cuyos efectos en los modelos de pensamiento y conducta del individuo son obvios, desde el momento en que leer modifica la organización del cerebro, amplía la capacidad de pensar, sentir, deducir y comprender, favoreciendo de manera notable la evolución intelectual. Ante las costumbres de una sociedad en su mayoría letárgica en el aspecto cultural, es indispensable fomentar el apego a los libros, sobre todo en esta época, en la cual las personas han adoptado el papel de hábiles usuarios de la informática, aunque también de espectador resignado, debido a la invasión de máquinas cada día más inteligentes.Si las estadísticas ubican a nuestro país en los primeros lugares de sobrepeso y obesidad, cuando el sedentarismo y la ignorancia afectan las aptitudes físicas y el progreso de millones de mexicanos, un proyecto de vida impostergable debiera enfocarse hacia factores como los aquí mencionados. El rechazo a los buenos hábitos atrofia el potencial del único cuerpo disponible, y el contraste sólo incrementará el número de problemas que hoy dañan a la nación.

juancuencadiaz@hotmail.com