/ viernes 15 de enero de 2021

Pensamiento Universitario | Tardeadas contra mañaneras

Ante el compromiso de hacer cumplir lo establecido en el artículo 41 constitucional, más el fallo emitido por el Tribunal Electoral en noviembre de 2019, el titular del Instituto Nacional Electoral (INE) se refirió hace unos días a las conferencias mañaneras del presidente y dijo que, si bien pueden continuar, no podrán ser trasmitidas íntegras a partir del 4 de abril y durante los dos meses siguientes, debido a las elecciones del próximo 6 de junio. La justificación de tal medida es obvia, pues esos foros constituyen una franca propaganda gubernamental y su difusión no se permite en los tiempos de campaña.

Como era de esperarse la reacción vino de inmediato, junto con los ataques y descalificaciones de rigor hacia el funcionario del INE. Es decir, lejos de reconocer los argumentos legales del pronunciamiento, el habitante de palacio se sintió agraviado y, entre otras cosas, dijo que eso es un acto de censura, de intolerancia; un atentado a la libertad de expresión, además de quitarle el derecho de informar al pueblo. Incluso amagó con recurrir a instancias judiciales si se concreta la prohibición y, para colmo, hasta convocó a los mexicanos a emitir su opinión al respecto, seguro pensando en una encuesta “gansito”.

Desde el principio del sexenio ese ejercicio se ha convertido en la principal herramienta de comunicación del ejecutivo federal, y la tribuna mediante la cual se fijan las agendas diarias de una gran parte de la discusión política, aparte de ser la fuente de noticias relevantes en la generalidad de los medios de información. El mecanismo es ideal para abordar temas a conveniencia e incrementar el capital político, por la vía de aleccionar a sus bases y denostar a los opositores.

En cuanto a las instituciones supuestamente encargadas de imponer el orden y el equilibrio de poderes qué se puede decir, si unas solapan y acatan el autoritarismo exacerbado y otras son incapaces de impedirlo. Finalmente, si el objetivo es ganar las elecciones a toda costa, ya podemos esperar la imposición de la voluntad suprema en este asunto publicitario, sin importar que con ello se violen normas o principios legales, cívicos y éticos.

Por eso, a manera de respuesta, debiera considerarse la posibilidad de formalizar la presencia constante de los organismos autónomos de la sociedad civil, a fin de llevar a cabo conferencias de prensa vespertinas, en días y horarios fijos, en las cuales se les encomendara a los expertos en las diferentes asignaturas la exposición y soluciones viables de nuestros complejos y profundos problemas. Naturalmente, esto implicaría asumir el reto de exhibir las mentiras oficiales y las promesas incumplidas, creando un contrapeso real a la demagogia y el populismo engañador, pues con datos duros y plenamente verificables se le mostraría a la población lo pésimo en la forma de gobernar actualmente al país y la urgente necesidad del cambio.

Asimismo, tomando en cuenta los actos violentos ocurridos recientemente en Estados Unidos, motivados por la arenga de un enajenado más, sería importante que desde una plataforma con tales características se contrarreste la ofensa y el demérito hacia personas e instituciones, por el hecho de no someterse a decisiones absurdas. En este sentido la misión es clara: si queremos defender la democracia y construir un México mejor, hermanado en las causas comunes, debemos rechazar el discurso potenciador del odio, las injurias y falsedades, y privilegiar el respeto, la armonía y la solidaridad.

Ante el compromiso de hacer cumplir lo establecido en el artículo 41 constitucional, más el fallo emitido por el Tribunal Electoral en noviembre de 2019, el titular del Instituto Nacional Electoral (INE) se refirió hace unos días a las conferencias mañaneras del presidente y dijo que, si bien pueden continuar, no podrán ser trasmitidas íntegras a partir del 4 de abril y durante los dos meses siguientes, debido a las elecciones del próximo 6 de junio. La justificación de tal medida es obvia, pues esos foros constituyen una franca propaganda gubernamental y su difusión no se permite en los tiempos de campaña.

Como era de esperarse la reacción vino de inmediato, junto con los ataques y descalificaciones de rigor hacia el funcionario del INE. Es decir, lejos de reconocer los argumentos legales del pronunciamiento, el habitante de palacio se sintió agraviado y, entre otras cosas, dijo que eso es un acto de censura, de intolerancia; un atentado a la libertad de expresión, además de quitarle el derecho de informar al pueblo. Incluso amagó con recurrir a instancias judiciales si se concreta la prohibición y, para colmo, hasta convocó a los mexicanos a emitir su opinión al respecto, seguro pensando en una encuesta “gansito”.

Desde el principio del sexenio ese ejercicio se ha convertido en la principal herramienta de comunicación del ejecutivo federal, y la tribuna mediante la cual se fijan las agendas diarias de una gran parte de la discusión política, aparte de ser la fuente de noticias relevantes en la generalidad de los medios de información. El mecanismo es ideal para abordar temas a conveniencia e incrementar el capital político, por la vía de aleccionar a sus bases y denostar a los opositores.

En cuanto a las instituciones supuestamente encargadas de imponer el orden y el equilibrio de poderes qué se puede decir, si unas solapan y acatan el autoritarismo exacerbado y otras son incapaces de impedirlo. Finalmente, si el objetivo es ganar las elecciones a toda costa, ya podemos esperar la imposición de la voluntad suprema en este asunto publicitario, sin importar que con ello se violen normas o principios legales, cívicos y éticos.

Por eso, a manera de respuesta, debiera considerarse la posibilidad de formalizar la presencia constante de los organismos autónomos de la sociedad civil, a fin de llevar a cabo conferencias de prensa vespertinas, en días y horarios fijos, en las cuales se les encomendara a los expertos en las diferentes asignaturas la exposición y soluciones viables de nuestros complejos y profundos problemas. Naturalmente, esto implicaría asumir el reto de exhibir las mentiras oficiales y las promesas incumplidas, creando un contrapeso real a la demagogia y el populismo engañador, pues con datos duros y plenamente verificables se le mostraría a la población lo pésimo en la forma de gobernar actualmente al país y la urgente necesidad del cambio.

Asimismo, tomando en cuenta los actos violentos ocurridos recientemente en Estados Unidos, motivados por la arenga de un enajenado más, sería importante que desde una plataforma con tales características se contrarreste la ofensa y el demérito hacia personas e instituciones, por el hecho de no someterse a decisiones absurdas. En este sentido la misión es clara: si queremos defender la democracia y construir un México mejor, hermanado en las causas comunes, debemos rechazar el discurso potenciador del odio, las injurias y falsedades, y privilegiar el respeto, la armonía y la solidaridad.