/ sábado 9 de marzo de 2019

Pesos y Contrapesos

El Combate a la Evasión Fiscal y la obligación de contribuir al gasto público

En días pasados, el Procurador Fiscal de la Federación del nuevo gobierno anunció la nueva política del gobierno en la materia, consistente en el combate frontal a la evasión fiscal.

Si analizamos la evolución de la recaudación fiscal en nuestro país, observamos que en los últimos años existe una clara tendencia al alza principalmente por la Reforma Hacendaria de 2014, sin embargo, persisten diversos factores negativos que frenan el crecimiento de la recaudación como es la evasión fiscal.

Al respecto, existen diversos factores que fomentan las conductas evasoras: la complejidad de las leyes tributarias; las dificultades para determinar el monto a pagar de los impuestos; las excesivas obligaciones formales para los contribuyentes (informes, reportes, formatos, declaraciones electrónicas, etc.); la poca o nula flexibilidad de las autoridades tributarias; el bajo riesgo de ser detectado en falta; la poca transparencia en el ejercicio del gasto que ejercen los gobiernos; el crecimiento de la economía informal; la falta de cultura tributaria; los controles insuficientes de la autoridad fiscal; y la corrupción.

Un estudio realizado por la Universidad de las Américas Puebla (Evasión Global 2017), indica que en 2016, para el caso de Impuesto sobre la Renta (ISR) de las Personas Morales, los niveles de evasión equivalen al 19,9%, equivalente al 0.7% del PIB, mientras que en el caso de las Personas Físicas esta equivale al 11.5%, o el 0.4% del PIB. En relación al Impuesto al Valor Agregado (IVA), la tasa de evasión en el 2016 es la menor al llegar al 16.4%, lo que representa el 1.0% del PIB. En cuanto al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), la tasa de evasión global en este impuesto fue del 4.7% para 2016. Y, en cuanto al Impuesto General de Importación y Exportación (IGIE), se observó una tasa de evasión del 10.9%.

Bajo este panorama, la llegada de un gobierno de izquierda obliga a aumentar la recaudación de impuestos y consecuentemente los servicios públicos. En este sentido, los contribuyentes debemos pagar impuestos porque los impuestos son el medio principal por el que el gobierno obtiene ingresos y gracias a ellos se puede invertir en aspectos prioritarios como: la alimentación de las clases más necesitadas; los servicios de salud públicos; la educación pública; la inversión en el campo para asegurar la producción de alimentos; la construcción de carreteras; la seguridad pública nacional (policía); la impartición de justicia (tribunales); la seguridad nacional (ejército y marina); el combate a la pobreza, y el impulso de sectores económicos que son fundamentales para el país.

Por su parte, el gobierno está obligado a brindarnos una reforma fiscal que facilite el pago de los impuestos, que elimine las obligaciones innecesarias y exente a las personas de menos ingresos, centrando el peso de la recaudación en los que más tienen.

Pero esto que se dice tan fácil, en los hechos, es sumamente complejo de legislar, instrumentar y ejecutar, por lo cual no será una tarea fácil, pero es fundamental que cumplamos con esta obligación.

El Combate a la Evasión Fiscal y la obligación de contribuir al gasto público

En días pasados, el Procurador Fiscal de la Federación del nuevo gobierno anunció la nueva política del gobierno en la materia, consistente en el combate frontal a la evasión fiscal.

Si analizamos la evolución de la recaudación fiscal en nuestro país, observamos que en los últimos años existe una clara tendencia al alza principalmente por la Reforma Hacendaria de 2014, sin embargo, persisten diversos factores negativos que frenan el crecimiento de la recaudación como es la evasión fiscal.

Al respecto, existen diversos factores que fomentan las conductas evasoras: la complejidad de las leyes tributarias; las dificultades para determinar el monto a pagar de los impuestos; las excesivas obligaciones formales para los contribuyentes (informes, reportes, formatos, declaraciones electrónicas, etc.); la poca o nula flexibilidad de las autoridades tributarias; el bajo riesgo de ser detectado en falta; la poca transparencia en el ejercicio del gasto que ejercen los gobiernos; el crecimiento de la economía informal; la falta de cultura tributaria; los controles insuficientes de la autoridad fiscal; y la corrupción.

Un estudio realizado por la Universidad de las Américas Puebla (Evasión Global 2017), indica que en 2016, para el caso de Impuesto sobre la Renta (ISR) de las Personas Morales, los niveles de evasión equivalen al 19,9%, equivalente al 0.7% del PIB, mientras que en el caso de las Personas Físicas esta equivale al 11.5%, o el 0.4% del PIB. En relación al Impuesto al Valor Agregado (IVA), la tasa de evasión en el 2016 es la menor al llegar al 16.4%, lo que representa el 1.0% del PIB. En cuanto al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), la tasa de evasión global en este impuesto fue del 4.7% para 2016. Y, en cuanto al Impuesto General de Importación y Exportación (IGIE), se observó una tasa de evasión del 10.9%.

Bajo este panorama, la llegada de un gobierno de izquierda obliga a aumentar la recaudación de impuestos y consecuentemente los servicios públicos. En este sentido, los contribuyentes debemos pagar impuestos porque los impuestos son el medio principal por el que el gobierno obtiene ingresos y gracias a ellos se puede invertir en aspectos prioritarios como: la alimentación de las clases más necesitadas; los servicios de salud públicos; la educación pública; la inversión en el campo para asegurar la producción de alimentos; la construcción de carreteras; la seguridad pública nacional (policía); la impartición de justicia (tribunales); la seguridad nacional (ejército y marina); el combate a la pobreza, y el impulso de sectores económicos que son fundamentales para el país.

Por su parte, el gobierno está obligado a brindarnos una reforma fiscal que facilite el pago de los impuestos, que elimine las obligaciones innecesarias y exente a las personas de menos ingresos, centrando el peso de la recaudación en los que más tienen.

Pero esto que se dice tan fácil, en los hechos, es sumamente complejo de legislar, instrumentar y ejecutar, por lo cual no será una tarea fácil, pero es fundamental que cumplamos con esta obligación.

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