Quien contamina, paga
El cambio climático, la escasez de agua, la extinción de diversas especies, la contaminación del aire, y en general, el riesgo de un desastre ambiental, llevan inevitablemente a la discusión la cuestión de los impuestos verdes, bajo el principio de que quien contamina paga.
Una manera de atender a esta problemática sería destinar un porcentaje de los ingresos obtenidos por el Impuesto Especial Sobre Producción y Servicios (IEPS) a las gasolinas, para acciones de remediación y protección al ambiente.
Los impuestos ambientales son distintos del resto de los impuestos porque su implementación debe realizarse con fines distintos a los recaudatorios, como modificar el comportamiento de los consumidores o incentivar el uso de nuevas tecnologías o productos menos contaminantes. En diversos países, existen ejemplos de ello, como es el impuesto a la tierra en Australia, cuya recaudación es utilizada para financiar el costo de proveer tierra a carreteras y espacios públicos.
El costo ambiental no es fácilmente cuantificable. La Unión Europea estima dicho daño en 30 euros por tonelada de dióxido de carbono emitido (tCO2). En algunos países, existe una gran cantidad de dichos impuestos, con variantes a nivel estatal, federal o nacional. Australia y Alemania son los países que tienen más impuestos en la materia, con 6 cada uno. México, sólo cuenta con 3, pero sus ingresos son se encuentran etiquetados para la conservación del medio ambiente, por lo que su naturaleza verde es discutible.
Consecuentemente, Australia y Alemania son los países que recaudan más por este concepto (1.9% del PIB), mientras que nuestro país apenas recauda el 0.1 % del PIB. En el caso de México, la Ley de Ingresos de la Federación para 2019 estima en 269 mil millones de pesos el IEPS sobre combustibles automotrices, mientras que el rubro de impuesto ecológicos aparece en cero.
Según la OCDE (Taxing Energy Use, 2018), a pesar de que los impuestos verdes son eficaces para reducir las emisiones nocivas de gases de efecto invernadero, no son suficientes para combatir el cambio climático. Al respecto, el organismo internacional señala que no existe un cambio estructural en el patrón de impuestos sobre el uso de energía y el progreso hacia un uso más eficiente de los impuestos para reducir las emisiones nocivas es lento y poco sistemático, por lo que los gobiernos deben hacer más y mejor.
Por tal razón, es deseable que parte de los ingresos obtenidos por el IEPS a las gasolinas, sea destinado a atender cuestiones como la salud de pacientes con problemas respiratorios a causa de la contaminación, mejorar el transporte público limpio, impulsar un transporte menos contaminante, etcétera. Para tal efecto, la reforma en cuestión tendría que operar gradualmente, para no afectar el equilibrio presupuestario, considerando que la mayor parte de éstos se debe destinar a los municipios, que son los que cargan con el peso de esta problemática.