/ sábado 7 de julio de 2018

Política en Blanco y Negro


Un gran esfuerzo de José Antonio Meade

México se prepara para el cambio de gobierno tras la abrumadora victoria de Andrés Manuel López Obrador de este 1 de julio, en donde la ciudadanía tomó las decisiones por medio del ejercicio de su sufragio, en una elección que sin duda fue de las más complejas y difíciles en la historia democrática de nuestro país.

Con ello, la noche de ese domingo el PRI revivió “el trago amargo” del año 2000 y de 2006, cuando los priistas Francisco Labastida y Roberto Madrazo perdieron la elección presidencial, aunque esta vez con un candidato no militante.

José Antonio Meade Kuribreña, el candidato más preparado, del partido más golpeado, en un acto de enorme congruencia, de valor y anteponiendo siempre el interés supremo de la patria, defendiendo a la ley y a las instituciones, hizo público su reconocimiento de que las tendencias no le favorecían, en un marco de responsabilidad y democracia, se reconoce que Andrés Manuel López Obrador tendrá la oportunidad legítima de conducir el Poder Ejecutivo.

A pesar de los resultados, el análisis es más complejo sobre todo para el abanderado tricolor, ya que Meade ha sido un candidato que ha estado dispuesto a todo. Su transformación de funcionario a candidato en tres meses fue acelerada. Iba a los mítines en los barrios pobres de México y a las cámaras empresariales y financieras, donde se le veía más cómodo. Su plataforma electoral llegó a incluir a sectores olvidados por la política tradicional: las mujeres y los jóvenes. Se acercó a los millennials, ese apetitoso electorado que representa el 29.2% de la lista nominal, charló con youtubers, se declaró fan de Harry Potter, y se rió de sí mismo con los memes que lo representaban como Leono, de los dibujos animados Thundercats. Perdió más de ocho kilos para mejorar su imagen y entró a debates en Twitter con los equipos de campaña de sus adversarios. Su discurso evitó acercarse a los rincones oscuros del PRI, pero el candidato reconoció que los niveles de corrupción e inseguridad en México son inauditos.

Desde la perspectiva de José Antonio Meade , “México es uno, ya que todos compartimos la misma historia y el orgullo de las mismas raíces, así como todo lo que hemos avanzado como nación, sin duda habrá retos pero grandes oportunidades, que se habrán de capitalizar con unidad. López Obrador recibirá un país con una economía estable con crecimiento positivo que ha movilizado y traído inversión como nunca antes, que se ha modernizado para dar pie a la más alta generación de empleo, además de que se le ha apostado a la educación y se le ha ido ganando terreno a la pobreza extrema” .

José Antonio Meade, un auténtico hombre de Estado, con una calidad moral, en donde la historia será la encargada de juzgar este episodio de nuestra democracia. Por lo que con dignidad y decoro, con honor hacia adelante por México y por el partido que lo abanderó, por medio de una profunda reflexión, seguro estoy hará camino hacia adelante. México es mucho más que una elección y se requiere cohesionado para enfrentar los grandes retos que están por venir.


Un gran esfuerzo de José Antonio Meade

México se prepara para el cambio de gobierno tras la abrumadora victoria de Andrés Manuel López Obrador de este 1 de julio, en donde la ciudadanía tomó las decisiones por medio del ejercicio de su sufragio, en una elección que sin duda fue de las más complejas y difíciles en la historia democrática de nuestro país.

Con ello, la noche de ese domingo el PRI revivió “el trago amargo” del año 2000 y de 2006, cuando los priistas Francisco Labastida y Roberto Madrazo perdieron la elección presidencial, aunque esta vez con un candidato no militante.

José Antonio Meade Kuribreña, el candidato más preparado, del partido más golpeado, en un acto de enorme congruencia, de valor y anteponiendo siempre el interés supremo de la patria, defendiendo a la ley y a las instituciones, hizo público su reconocimiento de que las tendencias no le favorecían, en un marco de responsabilidad y democracia, se reconoce que Andrés Manuel López Obrador tendrá la oportunidad legítima de conducir el Poder Ejecutivo.

A pesar de los resultados, el análisis es más complejo sobre todo para el abanderado tricolor, ya que Meade ha sido un candidato que ha estado dispuesto a todo. Su transformación de funcionario a candidato en tres meses fue acelerada. Iba a los mítines en los barrios pobres de México y a las cámaras empresariales y financieras, donde se le veía más cómodo. Su plataforma electoral llegó a incluir a sectores olvidados por la política tradicional: las mujeres y los jóvenes. Se acercó a los millennials, ese apetitoso electorado que representa el 29.2% de la lista nominal, charló con youtubers, se declaró fan de Harry Potter, y se rió de sí mismo con los memes que lo representaban como Leono, de los dibujos animados Thundercats. Perdió más de ocho kilos para mejorar su imagen y entró a debates en Twitter con los equipos de campaña de sus adversarios. Su discurso evitó acercarse a los rincones oscuros del PRI, pero el candidato reconoció que los niveles de corrupción e inseguridad en México son inauditos.

Desde la perspectiva de José Antonio Meade , “México es uno, ya que todos compartimos la misma historia y el orgullo de las mismas raíces, así como todo lo que hemos avanzado como nación, sin duda habrá retos pero grandes oportunidades, que se habrán de capitalizar con unidad. López Obrador recibirá un país con una economía estable con crecimiento positivo que ha movilizado y traído inversión como nunca antes, que se ha modernizado para dar pie a la más alta generación de empleo, además de que se le ha apostado a la educación y se le ha ido ganando terreno a la pobreza extrema” .

José Antonio Meade, un auténtico hombre de Estado, con una calidad moral, en donde la historia será la encargada de juzgar este episodio de nuestra democracia. Por lo que con dignidad y decoro, con honor hacia adelante por México y por el partido que lo abanderó, por medio de una profunda reflexión, seguro estoy hará camino hacia adelante. México es mucho más que una elección y se requiere cohesionado para enfrentar los grandes retos que están por venir.