/ sábado 30 de marzo de 2019

Política en Blanco y Negro

La crisis de Reino Unido

La Unión Europea es un bloque de países asociados política y económicamente, que abarcan gran parte del continente europeo, los cuales cuentan con un solo tipo de moneda (euro), bandera, himno, parlamento, banco, entre otras. Este se creó en 1951, inicialmente con los siguientes países: Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos; el objetivo fue generar paz, estabilidad y prosperidad económica. En 1973, Reino Unido pasó a ser parte de la UE, pero no participó en la unificación de la moneda en 2002, siendo la libra esterlina, la moneda que circula en dicho país.

Por si sola la Unión Europea hacen un gran contrapeso a los bloques de Norteamérica, los tigres asiáticos y China.

En el 2015, el entonces candidato y después primer Ministro David Cameron, con el objetivo de ganar las elecciones, ofreció en campaña hacer una “consulta ciudadana” sobre si Reino Unido seguiría siendo parte de la Unión Europea o saldría del bloque de 28 países, confiando en que el electorado querría ser parte de esta alianza.

Así surgieron los nacionalismos y la vuelta al pasado “Imperialista de la época Victoriana” acuñando el “Brexit”, que es una abreviatura de la palabra Gran Bretaña (Britain) y salida (exit), en inglés y en junio de 2016 se realizó un plebiscito para decidir la permanencia de Reino Unido en la UE, ganando la SALIDA. Sin embargo, esta decisión obligó la renuncia de Cameron, asumiendo el cargo Theresa May, quien negociaría los términos de la separación ya que siempre mostró su postura a favor de seguir siendo parte del bloque.

Si Reino Unido sale de la UE, tendría alrededor de 3.9 % de retroceso en su economía, durante los próximos 15 años, según especialistas; lo cual, afectaría en aproximadamente 9.3% en la economía local británica. Esto, evidentemente sería un fuerte golpe al comercio, el cual se vería severamente disminuido y con ello la falta de liquidez cambiaría.

Hoy en el 2019, la situación política-económica y social en el Reino Unido han dado un giro respecto a la decisión ciudadana de llevar a cabo el Bréxit. El pasado 27 de marzo, la Primer Ministra Británica, Theresa May, después de una reunión privada con miembros del Comité, aseguró tomará la mejor decisión para el país; pero advirtió que dará pauta a cumplir con la decisión del pueblo británico y abandonar la Unión Europea.

La lección histórica es enorme, porque hoy casi tres años después, un grupo importante quieren que se impulse otra “Consulta ciudadana” donde seguramente el NO va imperar, es decir seguir en la UE.

Me parece importante aprender a distinguir las decisiones de Gobierno, de las populares, porque las primeras implican la estabilidad jurídica, económica e incluso de integridad física de millones de ciudadanos que confían en las instituciones. Las emociones positivas y negativas del pueblo llevadas a acciones de políticas públicas son un riesgo como nos lo enseña la Gran Bretaña, quien está en una severa crisis y no se ve la luz al final del camino.



La crisis de Reino Unido

La Unión Europea es un bloque de países asociados política y económicamente, que abarcan gran parte del continente europeo, los cuales cuentan con un solo tipo de moneda (euro), bandera, himno, parlamento, banco, entre otras. Este se creó en 1951, inicialmente con los siguientes países: Alemania, Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos; el objetivo fue generar paz, estabilidad y prosperidad económica. En 1973, Reino Unido pasó a ser parte de la UE, pero no participó en la unificación de la moneda en 2002, siendo la libra esterlina, la moneda que circula en dicho país.

Por si sola la Unión Europea hacen un gran contrapeso a los bloques de Norteamérica, los tigres asiáticos y China.

En el 2015, el entonces candidato y después primer Ministro David Cameron, con el objetivo de ganar las elecciones, ofreció en campaña hacer una “consulta ciudadana” sobre si Reino Unido seguiría siendo parte de la Unión Europea o saldría del bloque de 28 países, confiando en que el electorado querría ser parte de esta alianza.

Así surgieron los nacionalismos y la vuelta al pasado “Imperialista de la época Victoriana” acuñando el “Brexit”, que es una abreviatura de la palabra Gran Bretaña (Britain) y salida (exit), en inglés y en junio de 2016 se realizó un plebiscito para decidir la permanencia de Reino Unido en la UE, ganando la SALIDA. Sin embargo, esta decisión obligó la renuncia de Cameron, asumiendo el cargo Theresa May, quien negociaría los términos de la separación ya que siempre mostró su postura a favor de seguir siendo parte del bloque.

Si Reino Unido sale de la UE, tendría alrededor de 3.9 % de retroceso en su economía, durante los próximos 15 años, según especialistas; lo cual, afectaría en aproximadamente 9.3% en la economía local británica. Esto, evidentemente sería un fuerte golpe al comercio, el cual se vería severamente disminuido y con ello la falta de liquidez cambiaría.

Hoy en el 2019, la situación política-económica y social en el Reino Unido han dado un giro respecto a la decisión ciudadana de llevar a cabo el Bréxit. El pasado 27 de marzo, la Primer Ministra Británica, Theresa May, después de una reunión privada con miembros del Comité, aseguró tomará la mejor decisión para el país; pero advirtió que dará pauta a cumplir con la decisión del pueblo británico y abandonar la Unión Europea.

La lección histórica es enorme, porque hoy casi tres años después, un grupo importante quieren que se impulse otra “Consulta ciudadana” donde seguramente el NO va imperar, es decir seguir en la UE.

Me parece importante aprender a distinguir las decisiones de Gobierno, de las populares, porque las primeras implican la estabilidad jurídica, económica e incluso de integridad física de millones de ciudadanos que confían en las instituciones. Las emociones positivas y negativas del pueblo llevadas a acciones de políticas públicas son un riesgo como nos lo enseña la Gran Bretaña, quien está en una severa crisis y no se ve la luz al final del camino.