/ sábado 4 de septiembre de 2021

Política en Blanco y Negro | Educación y productividad laboral en México

Muchos de nosotros nos hacemos conjeturas del retraso que se ha tenido en la educación con motivo de la pandemia por el Covid-19, ya que niños y jóvenes, o no contaban con las herramientas tecnológicas, o bien pasaron por problemas de salud en sus hogares, el caso es que ahora oficialmente, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), presentó varios datos entre ellos, el que da el Banco Mundial, estimando que el rezago educativo equivale a, al menos, 1.8 años de escolaridad.

Reconoce que México tiene uno de los periodos más largos, de retraso con 53 semanas, comparado con Brasil 38 semanas, Chile 14, Estados Unidos 0 y Países Bajos 12, lo que ha dado pie para que el Gobierno Federal, no pare en el retorno presencial a las escuelas; pero no existe un plan, para que los maestros puedan recuperar esos aprendizajes, pues se ha perdido más de año y medio.

IMCO, estima que más de 600 mil jóvenes mexicanos de entre 6 y 17 años han tenido que dejar sus estudios, debido a que sus padres perdieron sus empleos, viven severas crisis económicas y muchos de ellos de salud; yo añadiría que otros se enfrentan a la orfandad.

Pues bien, México alcanzaba antes de la crisis sanitaria, una escolaridad de 8.8 años, es decir el nivel de secundaria. Y debido al cierre de escuelas por la pandemia, el Banco Mundial prevé que los estudiantes de nuestro país, con la pérdida de conocimientos, escasamente lleguen a los 7 grados, o sea al primer año de secundaria.

De lo anterior, se desprende otro aspecto todavía más grave, porque reconocen que el atraso en conocimientos es mucho más fuerte de lo que se cree, puesto que no solo es, de estos cerca de dos años, sino que, al culminar sus estudios, tendrán desventajas en el campo laboral, en comparación con estudiantes de otros países, que su retraso fue menor y solo podrán incorporarse al mercado de trabajo con empleos precarios, donde la estimación del Banco Mundial es del 8% de su ingreso anual futuro, lo que equivale a que durante toda su vida productiva, pierdan un mes de salario al año.

Se estima que en los próximos 80 años este fenómeno le podría costar a México un monto acumulado de hasta 136% del PIB de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Así que la propuesta del Centro de Investigación en Política Pública, que me parece muy acertada, es obtener a través de pruebas estandarizadas datos reales para el diseño de planes, para disminuir el rezago educativo; e implementar programas de tutorías regionales para rescatar conocimientos y elevar la preparación académica.

Cabe resaltar que se espera, que, con el regreso a clases, se pueda medir el retraso académico que sufrieron los estudiantes. Pero hay que ver que la Secretaría de Educación Pública (SEP), brinde las herramientas necesarias y las estrategias adecuadas para realizar las evaluaciones, y llegar a una solución real para rescatar la preparación de los estudiantes mexicanos.

Muchos de nosotros nos hacemos conjeturas del retraso que se ha tenido en la educación con motivo de la pandemia por el Covid-19, ya que niños y jóvenes, o no contaban con las herramientas tecnológicas, o bien pasaron por problemas de salud en sus hogares, el caso es que ahora oficialmente, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), presentó varios datos entre ellos, el que da el Banco Mundial, estimando que el rezago educativo equivale a, al menos, 1.8 años de escolaridad.

Reconoce que México tiene uno de los periodos más largos, de retraso con 53 semanas, comparado con Brasil 38 semanas, Chile 14, Estados Unidos 0 y Países Bajos 12, lo que ha dado pie para que el Gobierno Federal, no pare en el retorno presencial a las escuelas; pero no existe un plan, para que los maestros puedan recuperar esos aprendizajes, pues se ha perdido más de año y medio.

IMCO, estima que más de 600 mil jóvenes mexicanos de entre 6 y 17 años han tenido que dejar sus estudios, debido a que sus padres perdieron sus empleos, viven severas crisis económicas y muchos de ellos de salud; yo añadiría que otros se enfrentan a la orfandad.

Pues bien, México alcanzaba antes de la crisis sanitaria, una escolaridad de 8.8 años, es decir el nivel de secundaria. Y debido al cierre de escuelas por la pandemia, el Banco Mundial prevé que los estudiantes de nuestro país, con la pérdida de conocimientos, escasamente lleguen a los 7 grados, o sea al primer año de secundaria.

De lo anterior, se desprende otro aspecto todavía más grave, porque reconocen que el atraso en conocimientos es mucho más fuerte de lo que se cree, puesto que no solo es, de estos cerca de dos años, sino que, al culminar sus estudios, tendrán desventajas en el campo laboral, en comparación con estudiantes de otros países, que su retraso fue menor y solo podrán incorporarse al mercado de trabajo con empleos precarios, donde la estimación del Banco Mundial es del 8% de su ingreso anual futuro, lo que equivale a que durante toda su vida productiva, pierdan un mes de salario al año.

Se estima que en los próximos 80 años este fenómeno le podría costar a México un monto acumulado de hasta 136% del PIB de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Así que la propuesta del Centro de Investigación en Política Pública, que me parece muy acertada, es obtener a través de pruebas estandarizadas datos reales para el diseño de planes, para disminuir el rezago educativo; e implementar programas de tutorías regionales para rescatar conocimientos y elevar la preparación académica.

Cabe resaltar que se espera, que, con el regreso a clases, se pueda medir el retraso académico que sufrieron los estudiantes. Pero hay que ver que la Secretaría de Educación Pública (SEP), brinde las herramientas necesarias y las estrategias adecuadas para realizar las evaluaciones, y llegar a una solución real para rescatar la preparación de los estudiantes mexicanos.