/ domingo 5 de junio de 2022

Política en Blanco y Negro | México, atractivo para la inversión extranjera directa

Como señale en la colaboración pasada, México vive en estos momentos una oportunidad de oro para crecer y desarrollarse, inspirada por el dinamismo de los negocios internacionales, derivada de la realineación de las cadenas de suministro a escala global, el Nearshoring y el reciente aumento récord de remesas como factores de impulso.

En días recientes, la Secretaria de Economía dió a conocer que en el primer trimestre de 2022 la Inversión Extranjera Directa (IED) en nuestro país alcanzó una cifra preliminar récord de 19 mil 428 millones de dólares, 63.7% por arriba del mismo periodo de 2021, previendo el año de mayor IED en la historia de nuestra nación.

En este sentido, el incremento sostenido de los flujos de IED y su contribución creciente al financiamiento de la inversión han sido algunas de las características más destacadas de la economía mundial en las últimas décadas, siendo uno de los principales motores de la globalización. Esto, en parte, debido a que hoy en día los mercados de capitales globales están mucho más integrados que en el pasado y a que los países, entendiendo el rol clave que juega la IED para el desarrollo económico, han implementado políticas públicas proactivas en fomento de la inversión extranjera.

En el contexto nacional estos datos son positivos. Implican que muy probablemente, la inflación dejó de crecer, toda vez que en la primera quincena de mayo cedió un poco la inflación; cerró en 7.58% anual con una variación de -0.06% quincenal, así como la reducción en los precios de algunos productos agropecuarios como la cebolla, limón y chile serrano. Otro punto positivo es que el tipo de cambio se ha mantenido estable y se espera que las remesas que envían los migrantes mexicanos en EU alcancen los 60 mil millones de dólares a finales del año, lo que representaría otro récord.

No hay que olvidar el papel que emprenden las remesas y es que llevan cuatro veces más recursos a las familias mexicanas que los programas sociales del gobierno. Sin ellas la inflación y la devaluación serían más altas, el Banco de México hubiera perdido una parte importante de sus reservas.



Todos los días aparecen en los medios noticias sobre empresas que han decidido asentar sus operaciones en México, continúan las oportunidades para transformar los riesgos dentro de uno de los mercados más grandes del mundo con una ubicación estratégica global, que para efectos de transitar hacia una economía sana y fuerte, se debe de considerar la competitividad de las empresas en una combinación de factores que garantice la eficiencia en el acceso a asesoría y soluciones ágiles de financiamiento especializado. El escenario es favorable.

Si se satisfacen las necesidades competitivas los flujos de inversión internacional serán vitales para el desarrollo sostenible en las regiones más pobres de nuestro país. Continuar con el aumento de la inversión para apoyar una recuperación resiliente e inclusiva en el contexto actual post pandemia es ahora un deber ser prioritario para la política nacional. Esto implica promover la inversión en infraestructura y la transición energética, de manera sustentable.

Como señale en la colaboración pasada, México vive en estos momentos una oportunidad de oro para crecer y desarrollarse, inspirada por el dinamismo de los negocios internacionales, derivada de la realineación de las cadenas de suministro a escala global, el Nearshoring y el reciente aumento récord de remesas como factores de impulso.

En días recientes, la Secretaria de Economía dió a conocer que en el primer trimestre de 2022 la Inversión Extranjera Directa (IED) en nuestro país alcanzó una cifra preliminar récord de 19 mil 428 millones de dólares, 63.7% por arriba del mismo periodo de 2021, previendo el año de mayor IED en la historia de nuestra nación.

En este sentido, el incremento sostenido de los flujos de IED y su contribución creciente al financiamiento de la inversión han sido algunas de las características más destacadas de la economía mundial en las últimas décadas, siendo uno de los principales motores de la globalización. Esto, en parte, debido a que hoy en día los mercados de capitales globales están mucho más integrados que en el pasado y a que los países, entendiendo el rol clave que juega la IED para el desarrollo económico, han implementado políticas públicas proactivas en fomento de la inversión extranjera.

En el contexto nacional estos datos son positivos. Implican que muy probablemente, la inflación dejó de crecer, toda vez que en la primera quincena de mayo cedió un poco la inflación; cerró en 7.58% anual con una variación de -0.06% quincenal, así como la reducción en los precios de algunos productos agropecuarios como la cebolla, limón y chile serrano. Otro punto positivo es que el tipo de cambio se ha mantenido estable y se espera que las remesas que envían los migrantes mexicanos en EU alcancen los 60 mil millones de dólares a finales del año, lo que representaría otro récord.

No hay que olvidar el papel que emprenden las remesas y es que llevan cuatro veces más recursos a las familias mexicanas que los programas sociales del gobierno. Sin ellas la inflación y la devaluación serían más altas, el Banco de México hubiera perdido una parte importante de sus reservas.



Todos los días aparecen en los medios noticias sobre empresas que han decidido asentar sus operaciones en México, continúan las oportunidades para transformar los riesgos dentro de uno de los mercados más grandes del mundo con una ubicación estratégica global, que para efectos de transitar hacia una economía sana y fuerte, se debe de considerar la competitividad de las empresas en una combinación de factores que garantice la eficiencia en el acceso a asesoría y soluciones ágiles de financiamiento especializado. El escenario es favorable.

Si se satisfacen las necesidades competitivas los flujos de inversión internacional serán vitales para el desarrollo sostenible en las regiones más pobres de nuestro país. Continuar con el aumento de la inversión para apoyar una recuperación resiliente e inclusiva en el contexto actual post pandemia es ahora un deber ser prioritario para la política nacional. Esto implica promover la inversión en infraestructura y la transición energética, de manera sustentable.