/ sábado 28 de noviembre de 2020

Política en Blanco y Negro | UNAM y el riesgo de la deserción escolar

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha desempeñado un papel protagónico en la historia y en la formación de nuestro país, es resguardo de lo mejor de la creación intelectual, sede de espacios privilegiados en donde la libertad se ha ejercido de manera ejemplar a lo largo de nuestra historia como país, es potencia y proyección de lo que somos, así como también de lo que aspiramos a ser como sociedad.

Si bien la Universidad Nacional participa en la ayuda por la emergencia sanitaria que vive México, mediante la sinergia de esfuerzos médicos que incluso se estima que permitirán que, en la segunda mitad del próximo año 2021, se puedan implementar campañas de vacunación contra la COVID-19, está en riesgo su población estudiantil, la cual poder desertar en los próximos meses el 20 % a causa de la falta de acceso a herramientas tecnológicas que permitan la participación educativa.

Tras ocho meses de haber cerrado sus puertas a estudiantes y público en general para evitar contagios por SARS-CoV-2, la Máxima Casa de Estudios mantiene un esfuerzo en conjunto para poder trabajar a la distancia y brindar a sus alumnos el apoyo necesario ante esta crisis sanitaria, que en materia educativa enfrenta uno de los mayores retos históricos que no es exclusivo de la UNAM, como recientemente lo señaló la UNESCO que los efectos continuarán y a corto plazo y prevé que un gran número de estudiantes mujeres, jóvenes de bajos recursos, de zonas rurales, entre otros, no regresará a la educación superior.

En el caso de la UNAM, siete de cada 10 alumnos están siendo vulnerados, ya que cerca de 252 mil de los más de 360 mil estudiantes que tiene la institución, no cuentan con Internet en su casa para tomar las clases en línea, y sólo se han habilitado mil 200 equipos de cómputo para préstamo y 20 mil tabletas con conexión han sido puestas a disposición de la comunidad.

Lo anterior es un reflejo también de que la exclusión a la que da lugar la inequidad que caracteriza el ingreso a la educación superior en la región, aunado a la interrupción del año académico y el impacto en la experiencia de los estudiantes repercutirán en las tasas de retención y persistencia, particularmente entre las poblaciones en riesgo.

Finalmente el compromiso del Gobierno federal y de los estatales de la mano con las instituciones educativas debe de ser asegurar la conectividad para todas y todos como un Derecho Humano, y que se debe generar un plan para dotar de insumos a los estudiantes, como ya lo hacen algunas instituciones como la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMEX) entre otras, y así continuar con sus estudios, ahora y después de la pandemia, con la máxima encomienda el promover las condiciones para un regreso seguro a la escuela, que tentativamente podría verse efectuado el 4 de enero del 2021.

Lo cierto es que como señaló el titular de la SEP, el sistema educativo mixto llegó para quedarse.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha desempeñado un papel protagónico en la historia y en la formación de nuestro país, es resguardo de lo mejor de la creación intelectual, sede de espacios privilegiados en donde la libertad se ha ejercido de manera ejemplar a lo largo de nuestra historia como país, es potencia y proyección de lo que somos, así como también de lo que aspiramos a ser como sociedad.

Si bien la Universidad Nacional participa en la ayuda por la emergencia sanitaria que vive México, mediante la sinergia de esfuerzos médicos que incluso se estima que permitirán que, en la segunda mitad del próximo año 2021, se puedan implementar campañas de vacunación contra la COVID-19, está en riesgo su población estudiantil, la cual poder desertar en los próximos meses el 20 % a causa de la falta de acceso a herramientas tecnológicas que permitan la participación educativa.

Tras ocho meses de haber cerrado sus puertas a estudiantes y público en general para evitar contagios por SARS-CoV-2, la Máxima Casa de Estudios mantiene un esfuerzo en conjunto para poder trabajar a la distancia y brindar a sus alumnos el apoyo necesario ante esta crisis sanitaria, que en materia educativa enfrenta uno de los mayores retos históricos que no es exclusivo de la UNAM, como recientemente lo señaló la UNESCO que los efectos continuarán y a corto plazo y prevé que un gran número de estudiantes mujeres, jóvenes de bajos recursos, de zonas rurales, entre otros, no regresará a la educación superior.

En el caso de la UNAM, siete de cada 10 alumnos están siendo vulnerados, ya que cerca de 252 mil de los más de 360 mil estudiantes que tiene la institución, no cuentan con Internet en su casa para tomar las clases en línea, y sólo se han habilitado mil 200 equipos de cómputo para préstamo y 20 mil tabletas con conexión han sido puestas a disposición de la comunidad.

Lo anterior es un reflejo también de que la exclusión a la que da lugar la inequidad que caracteriza el ingreso a la educación superior en la región, aunado a la interrupción del año académico y el impacto en la experiencia de los estudiantes repercutirán en las tasas de retención y persistencia, particularmente entre las poblaciones en riesgo.

Finalmente el compromiso del Gobierno federal y de los estatales de la mano con las instituciones educativas debe de ser asegurar la conectividad para todas y todos como un Derecho Humano, y que se debe generar un plan para dotar de insumos a los estudiantes, como ya lo hacen algunas instituciones como la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMEX) entre otras, y así continuar con sus estudios, ahora y después de la pandemia, con la máxima encomienda el promover las condiciones para un regreso seguro a la escuela, que tentativamente podría verse efectuado el 4 de enero del 2021.

Lo cierto es que como señaló el titular de la SEP, el sistema educativo mixto llegó para quedarse.