/ miércoles 29 de noviembre de 2017

Política y Negocios

Por un lado, entre lambisconerías y ante el inminente destape político que se venía dando desde la semana pasada, era evidente que se tenía que “soltar” ya el nombre del candidato presidencial del PRI. Era obvio que quedaría entre el secretario de Hacienda o el de Gobernación, es decir, o era el del grupo tecnosaurio o sería el del otro grupo de políticos antitecnócratas. Hoy ya no importa quiénes lo conformaban, lo que cuenta son los movimientos políticos que hemos tenido. Pero lo más triste es el regreso al “dedazo”. Creíamos que, por la decadencia del PRI, por la pérdida de gubernaturas en las últimas elecciones estatales y por la terrible imagen que tiene el partido y varios exfuncionarios públicos, lograrían obtener a un(a) candidato(a) de unidad. Al menos eso era lo que nuestro jefe de Estado había prometido a su partido. Así que internamente ya hay fractura entre sus militantes. Una vez más se prometió algo, pero como no se firmó pues “no se cumplió” y aunque “lo bueno cuenta”, esta vez, los priístas “no contaron con lo bueno”. [El que captó, captó.]

Ahora al fin tengo la evidencia para dar soporte a lo que yo venía compartiéndoles en mis artículos de que ojalá los funcionarios públicos dejaran de intoxicar las renegociaciones del TLCAN con sus intenciones personales. Les dije que me daba un hartazgo de escuchar a varios secretarios de estado opinando sobre un tema que no les competía. Y aún así el secretario de Economía se ha mantenido con perfil bajo y aguantando a sus compañeros de que digan tontería y media sobre el TLCAN. Deberían de ponerse a trabajar en lo suyo y dejar que los negociadores mexicanos hagan lo suyo.

Por otro lado, a pesar de la supuesta autonomía e independencia que debe existir entre el Banco de México con el Poder Ejecutivo, es claro que, al ser designación por parte del presidente de nuestro país, hay un vínculo inevitable. Ahora con el nombramiento del nuevo gobernador Alejandro Díaz de León, antes subgobernador de Banxico, del cual se dice que es cercano al actual candidato priista, por lo que no hay que ser muy inteligente para entender esta jugada de “ajedrez”. Bajo el supuesto de que Meade ganara las elecciones del 2018, tendría la mancuerna perfecta dejando a Díaz de León al frente de Banxico. Pero ¿qué creen? Que lo único que ha hecho el PRI con este movimiento de tablero, ha sido un auto jaque mate. Le ha dado más armas a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para incrementar su probabilidad de ganar. AMLO no estudió en ninguna universidad de Estados Unidos ni proviene de alguna universidad privada del país y mucho menos tiene estudios de maestría o doctorado (como “otros” que conocemos); pero se ha valido de estratagemas político-sociales para afianzarse como el candidato favorito para ganar en el 2018. No lo estoy defendiendo, en lo absoluto, ni siquiera comparto su proyecto político izquierdista retorcido, pero siendo objetiva, es quien más posibilidades tiene para ganar.

Si a esto le sumamos que el Frente Ciudadano por México ya tiene el perfil de sus oponentes, será más claro para ellos a quién deberán poner: a Anaya o a Mancera. ¿Quién le daría más batalla a Meade? Desde mi perspectiva: Anaya. ¿Y a AMLO? Mancera. Así que ahora el Frente se debería de preparar para escoger estratégicamente a su candidato. Pero… ¿Será que logren hacer a un lado sus egos personales y en realidad pensar con sentido de unidad? Lo dudo. Así que si no se ponen las pilas, el Frente pasará desapercibido.

Y de los independientes… ¿por quién votaríamos? ¿Por la que se cree Evita Perón? Yo no porque en una de éstas sale peor que la Cristina Fernández de Kirchner. ¿Marichuy? ¿Pedro Ferriz de Con? ¿El Bronco? Dudo mucho que todos lo que quieren, logren el porcentaje de firmas que les exige el Instituto Nacional Electoral que es de 866,593 firmas dentro de 17 entidades federativas. Y con eso de que hay 48 precandidatos independientes, el voto se dividiría y esfumaría. ¿Para dónde le damos? Difícil, muy difícil para los mexicanos porque tenemos el poder en nuestras manos a través del voto y no lo sabemos utilizar. Para estas elecciones del 2018, tendremos a la generación de los Millenials votando por primera vez y ningún partido ha hecho algo para enfocarse a ellos.

Más retos que problemas es lo que necesitamos en nuestro país. Más transparencia que corrupción. Mayor crecimiento y desarrollo económico para todos. ¿Quién tendrá la capacidad, las habilidades, el conocimiento y sobre todo la entereza personal de conducir a México?

“Entre destapados te veas, rodeado de políticos estarás”.

 

*Académica del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana
Experta en asuntos internacionales
aribelcontreras@ibero.mx

Por un lado, entre lambisconerías y ante el inminente destape político que se venía dando desde la semana pasada, era evidente que se tenía que “soltar” ya el nombre del candidato presidencial del PRI. Era obvio que quedaría entre el secretario de Hacienda o el de Gobernación, es decir, o era el del grupo tecnosaurio o sería el del otro grupo de políticos antitecnócratas. Hoy ya no importa quiénes lo conformaban, lo que cuenta son los movimientos políticos que hemos tenido. Pero lo más triste es el regreso al “dedazo”. Creíamos que, por la decadencia del PRI, por la pérdida de gubernaturas en las últimas elecciones estatales y por la terrible imagen que tiene el partido y varios exfuncionarios públicos, lograrían obtener a un(a) candidato(a) de unidad. Al menos eso era lo que nuestro jefe de Estado había prometido a su partido. Así que internamente ya hay fractura entre sus militantes. Una vez más se prometió algo, pero como no se firmó pues “no se cumplió” y aunque “lo bueno cuenta”, esta vez, los priístas “no contaron con lo bueno”. [El que captó, captó.]

Ahora al fin tengo la evidencia para dar soporte a lo que yo venía compartiéndoles en mis artículos de que ojalá los funcionarios públicos dejaran de intoxicar las renegociaciones del TLCAN con sus intenciones personales. Les dije que me daba un hartazgo de escuchar a varios secretarios de estado opinando sobre un tema que no les competía. Y aún así el secretario de Economía se ha mantenido con perfil bajo y aguantando a sus compañeros de que digan tontería y media sobre el TLCAN. Deberían de ponerse a trabajar en lo suyo y dejar que los negociadores mexicanos hagan lo suyo.

Por otro lado, a pesar de la supuesta autonomía e independencia que debe existir entre el Banco de México con el Poder Ejecutivo, es claro que, al ser designación por parte del presidente de nuestro país, hay un vínculo inevitable. Ahora con el nombramiento del nuevo gobernador Alejandro Díaz de León, antes subgobernador de Banxico, del cual se dice que es cercano al actual candidato priista, por lo que no hay que ser muy inteligente para entender esta jugada de “ajedrez”. Bajo el supuesto de que Meade ganara las elecciones del 2018, tendría la mancuerna perfecta dejando a Díaz de León al frente de Banxico. Pero ¿qué creen? Que lo único que ha hecho el PRI con este movimiento de tablero, ha sido un auto jaque mate. Le ha dado más armas a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) para incrementar su probabilidad de ganar. AMLO no estudió en ninguna universidad de Estados Unidos ni proviene de alguna universidad privada del país y mucho menos tiene estudios de maestría o doctorado (como “otros” que conocemos); pero se ha valido de estratagemas político-sociales para afianzarse como el candidato favorito para ganar en el 2018. No lo estoy defendiendo, en lo absoluto, ni siquiera comparto su proyecto político izquierdista retorcido, pero siendo objetiva, es quien más posibilidades tiene para ganar.

Si a esto le sumamos que el Frente Ciudadano por México ya tiene el perfil de sus oponentes, será más claro para ellos a quién deberán poner: a Anaya o a Mancera. ¿Quién le daría más batalla a Meade? Desde mi perspectiva: Anaya. ¿Y a AMLO? Mancera. Así que ahora el Frente se debería de preparar para escoger estratégicamente a su candidato. Pero… ¿Será que logren hacer a un lado sus egos personales y en realidad pensar con sentido de unidad? Lo dudo. Así que si no se ponen las pilas, el Frente pasará desapercibido.

Y de los independientes… ¿por quién votaríamos? ¿Por la que se cree Evita Perón? Yo no porque en una de éstas sale peor que la Cristina Fernández de Kirchner. ¿Marichuy? ¿Pedro Ferriz de Con? ¿El Bronco? Dudo mucho que todos lo que quieren, logren el porcentaje de firmas que les exige el Instituto Nacional Electoral que es de 866,593 firmas dentro de 17 entidades federativas. Y con eso de que hay 48 precandidatos independientes, el voto se dividiría y esfumaría. ¿Para dónde le damos? Difícil, muy difícil para los mexicanos porque tenemos el poder en nuestras manos a través del voto y no lo sabemos utilizar. Para estas elecciones del 2018, tendremos a la generación de los Millenials votando por primera vez y ningún partido ha hecho algo para enfocarse a ellos.

Más retos que problemas es lo que necesitamos en nuestro país. Más transparencia que corrupción. Mayor crecimiento y desarrollo económico para todos. ¿Quién tendrá la capacidad, las habilidades, el conocimiento y sobre todo la entereza personal de conducir a México?

“Entre destapados te veas, rodeado de políticos estarás”.

 

*Académica del Departamento de Estudios Empresariales de la Universidad Iberoamericana
Experta en asuntos internacionales
aribelcontreras@ibero.mx