En tres tiempos: Aficionados defraudados
Uno
Un grupo de aficionados al futbol que tuvieron la fortuna de ganar una promoción para asistir a la Copa Mundial de Futbol que se celebra en Rusia pasaron las de Caín al quedar anclados en un andén del Aeropuerto Internacional de Toluca, cuando debían estar cruzando el Atlántico rumbo a la ciudad de Kremlin y de la famosa Plaza Roja.
Todo empezó mal cuando a la mayoría de los viajeros, que no eran vecinos de Toluca, les informaron que el avión que los llevaría a su destino despegaría de una de las pistas del AIT, debido a que otras terminales estaban saturadas y sin posibilidades de transportar a un alfiler más.
El momento más amargo llegó cuando los presuntos ganadores fueron notificados de que el vuelo que les correspondía abordar había sido… cancelado.
Dos
Había personas que acababan de viajar desde otros estados de la República, donde la suerte los había tocado como ganadores de la promoción. Y el detalle que nunca falta: una pareja voló desde Nueva York para incorporarse aquí al resto del grupo.
Y como siempre sucede que en estos casos hay personas que no se dejan atropellar, no faltó quien tuviera la brillante idea de llamar al Ministerio Público para que, a bordo de una patrulla, los autores de lo que parecía ser un fraude colosal –una agencia de viajes y una tarjeta bancaria− fueran llevados a declarar sobre los hechos y asumieran plenamente su responsabilidad.
Tuvieron que prometerles un reembolso y compensarlos de mil manera para que comprendieran que no iban a poder continuar su aventura, pero que les cubrirían un rembolso y la agencia se haría cargo de otros gastos.
Tres
No es extraño que esto suceda, pero sí resulta inexplicable que, habiendo sucedido otras veces, no existan garantías para que este tipo de promociones, con las que mucha gente se emociona, no dispongan de una garantía especial que cubra a los interesados, pues con el simple expediente de cancelar el viaje para los que ya no quieren seguir y que alguien se comprometa a reembolsarles las pérdidas no todo se arregla, pues existe por un lado la ilusión, el interés de asistir a un espectáculo único y el aliciente de poderlo hacer como resultado de un golpe de suerte, sobre todo para aquellos que jamás han ganado nada, y por el otro, la desilusión, la terrible frustración de haber estado tan cerca y perdérsela.
Y todo porque hay gente que no hace bien su trabajo ni se asegura de que las cosas salgan bien.
Esos ocasionales pasajeros atrapados por error en el Aeropuerto Internacional de Toluca tendrían mucho que aclarar al respecto.