Dos iniciativas de cambio surgieron en el país en días recientes: la supresión del término “feminicidio” de la legislación mexicana y el desdoblamiento de los fines de semana largos, mal llamados puentes.
Ambos temas están siendo discutidos con animación y ambos han encontrado ciertas resistencias en la “vox populi”, como suele pasar con todos los anuncios oficiales de un tiempo a la fecha..
El autor de la idea de suprimir el “feminicidio” como delito específico es el Secretario de Seguridad del gobierno federal, Alejandro Gertz Manero, quien basa su propuesta en sólida formación y vasta experiencia en el combate de conductas antisociales.
Para empezar, él sabe perfectamente que la palabra no existía en el léxico español hasta que se le ocurrió inventarla a alguien para darles confianza a las féminas, pues el delito de homicidio es exactamente el mismo, en hombre y mujer −privación de la vida humana− aunque cambie en cada caso de acuerdo con sus agravantes y circunstancias, pero el asesinato es tan grave si la víctima es abatida por el solo hecho de ser mujer o por el hecho de ser hombre, consideración que viene desde el código de Hamurabi y desde los tiempos bíblicos cuando Caín, según la escritura, mató a pedradas o a garrotazos a su hermano Abel.
Tan pronto como se conoció la postura del doctor Gertz Manero frente a la denominación de este delito se desató una lluvia de opiniones en contra afirmando que se trata de un paso atrás a los tiempos en que se cometían feminicidios sin saber que se llamaban así. Luego viene la mención, por los expertos, de todo el andamiaje legal que se ha construido en defensa de las mujeres y que, como quiera que se le llame, debe conservarse, pulirse y perfeccionarse.
En otro tema, la idea de suprimir el fin de semana largo –que no es igual a un “puente”− devolviendo los días festivos a su antigua ubicación en el calendario cívico, pero con festejo y ceremonia al canto, ha corrido mejor suerte porque inmediatamente recibió el apoyo del presidente Andrés López Obrador, quien piensa llevarla a cabo en cuanto cambie el calendario escolar.
El único sector que ha salido hasta hoy en su defensa es el de los dueños de hoteles, restaurantes y otros sitios de recreo que ven con angustia que sus utilidades pueden mermar con la pérdida de una ganancia ya conquistada.
Hace varios años, el Congreso de la Unión decidió mover tres días festivos los lunes más próximos para que los trabajadores y sus hijos pudieran pasar juntos más tiempo y hacer turismo.
Pero, el presidente considera que este cambio hace que los escolares olviden las fechas históricas y sólo esperen el siguiente fin de semana largo para no ir a la escuela.
CRONISTA UNIVERSITARIO / cronista@uaemex.m