A través de la historia las grandes epidemias han sido el azote de la humanidad. Alteran las condiciones de vida de la población y dejan una estela de dolor y muerte.
La memoria del mundo recuerda con horror las catastróficas epidemias de peste de la Europa medieval y de la época renacentista, cuando diez jóvenes de ambos sexos, según Giovanni Bocacio, se refugiaron durante diez días en una finca cercana a la ciudad de Florencia, Italia, y, para matar el ocio, narraron cien cuentos picarescos que dieron origen a una obra maestra de la literatura: El Decamerón.
También hay registro de los lamentables hechos ocurridos en Londres antes de sanear el sistema de drenaje y las aguas del río Támesis.
En México, la primera epidemia de consecuencias mortales fue una de fiebre tifoidea que trajeron los españoles y que fue su principal aliado en la guerra contra los aztecas. Pueblos originarios sucumbieron frente al irrefrenable avance de la enfermedad sin saber, en realidad, qué los estaba matando.
Todavía en 1848, la ciudad de Toluca fue atacada por una epidemia de cólera morbus que segó muchas vidas. El gobernador Lorenzo de Zavala, quien tenía conocimientos médicos, encabezó una brigada sanitaria para tratar de contener el mal. Fue necesario abrir nuevos panteones y dice que las campanas de los templos tocaban a muerto durante todo el día.
En 1914, “el año del hambre”, un ataque de influenza española mató a muchas personas en México y en el mundo, pues no había defensas para combatirla.
La última vez que la población de Toluca se alteró por un virus fue hace algunos años, cuando el expresidente Felipe Calderón Hinojosa ordenó parar las actividades escolares, oficiales y económicas por temor a que se desatara una pandemia de influenza estacional, hasta que la aplicación de una vacuna tranquilizó a la población.
El peligro que hoy se encuentra a la vista es el de contraer el rotavirus, que tuvo su origen en China el año pasado, que ha matado a cientos de personas en ese país y que amenaza con extenderse hacia otras partes del mundo con la facilidad que hoy existe para trasmitir virus a todas partes.
Las autoridades sanitarias advierten que la situación está bajo control y que los dos o tres casos probables de contagio en México resultaron falsos.
De cualquier modo, recomiendan no viajar a China y tomar todas las precauciones necesarias contra males respiratorios.
En el primer caso, no es necesario viajar a China para saber que existe, y en el segundo, los mexicanos tenemos por hábito abrigarnos bien y seguir las indicaciones de las autoridades de salud cuando un peligro aparece.
CRONISTA UNIVERSITARIO / cronista@uaemex.mx