/ miércoles 27 de abril de 2022

Reflexiones en Textos Cortos | El engaño amoroso desde la satisfacción de uno mismo


El amor es para valientes, ¡Quién puede otorgar parte de su satisfacción emocional a alguien más que no controla! Otro que no controla, porque se es alguien que no soy yo.

Volcar tu afectividad en otra persona parece un riesgo, porque esa otra persona toma decisiones por sí misma, y se busca siempre que esas decisiones estén dirigidas al bienestar propio e individual del que ha transferido su emoción. El término de tóxico o tóxica surge de esa necesidad de controlar al otro, y ese otro del que nos enamoramos o amamos deja de ser independiente si alguien lo controla y no toma decisiones por sí mismo. Se vuelve objeto.

La ideología del individualismo se apodera de la sociedad actual, bajo el esquema de pensar primero en ti y después pensar en los demás es demasiado ilusoria y acarrea más depresión entre las personas que bienestar. El vínculo que tenemos nosotros con los otros no se acentúa en el hecho de que estamos interrelacionados y constantemente nos necesitamos, pero a las personas, en especial a los jóvenes les resulta escandaloso pensar que ellos necesitan de alguien, la noción es atractiva de saber que se bastan por sí mismos para lograr conseguir una satisfacción emocional, trayendo consigo una paradoja, las personas promulgan no necesitar de nadie, pero al mismo tiempo les fascina sentirse necesitadas por alguien. Todo se basa en pensar en uno mismo.

Los jóvenes resultan ser más fácilmente seducidos por el entorno, el entorno promulga el individualismo y la satisfacción propia: los elogios constantes, la identidad única, la constante diferenciación con el resto de las personas. La mayor parte de los productos y servicios ofrecidos para los jóvenes se basan en eso. Ahora no se diferencia y se constituye una identidad a partir de lo que uno piensa, la identidad ahora se basa en lo que tú consumes y los demás no.

Hace unos días me conocí a un joven que estudia en la Universidad Anáhuac en Puebla, con 18 años decidió estudiar gastronomía. Le pregunté sobre las razones principales para la elección de su carrera, fue simple su respuesta: - Quiero viajar y conseguir mujeres, y sé que a las mujeres se sienten atraídas por los chefs, y estudiando gastronomía puedo viajar-. -Mis planes son comprar un Porsche, vivir en un lujoso departamento-. En sus deseos está impregnado una corriente de individualismo que descuida por completo la relación con los demás para alcanzar su meta, un chef no es una figura infalible de atracción, tiene que hacer y decir cosas, y eso que haga y diga diferente lo va a marcar con el resto de los demás. Conseguir y lograr cosas siempre dependen de los vínculos con los otros, su carta de presentación ilusa e ingenua puede afectar la manera en la que otros le reconocen, consumen o aceptan interactuar con él. Yo era un desconocido para él y decidió contarme eso, me gustaría saber de qué habla con las personas que ya conoce.


El amor es para valientes, ¡Quién puede otorgar parte de su satisfacción emocional a alguien más que no controla! Otro que no controla, porque se es alguien que no soy yo.

Volcar tu afectividad en otra persona parece un riesgo, porque esa otra persona toma decisiones por sí misma, y se busca siempre que esas decisiones estén dirigidas al bienestar propio e individual del que ha transferido su emoción. El término de tóxico o tóxica surge de esa necesidad de controlar al otro, y ese otro del que nos enamoramos o amamos deja de ser independiente si alguien lo controla y no toma decisiones por sí mismo. Se vuelve objeto.

La ideología del individualismo se apodera de la sociedad actual, bajo el esquema de pensar primero en ti y después pensar en los demás es demasiado ilusoria y acarrea más depresión entre las personas que bienestar. El vínculo que tenemos nosotros con los otros no se acentúa en el hecho de que estamos interrelacionados y constantemente nos necesitamos, pero a las personas, en especial a los jóvenes les resulta escandaloso pensar que ellos necesitan de alguien, la noción es atractiva de saber que se bastan por sí mismos para lograr conseguir una satisfacción emocional, trayendo consigo una paradoja, las personas promulgan no necesitar de nadie, pero al mismo tiempo les fascina sentirse necesitadas por alguien. Todo se basa en pensar en uno mismo.

Los jóvenes resultan ser más fácilmente seducidos por el entorno, el entorno promulga el individualismo y la satisfacción propia: los elogios constantes, la identidad única, la constante diferenciación con el resto de las personas. La mayor parte de los productos y servicios ofrecidos para los jóvenes se basan en eso. Ahora no se diferencia y se constituye una identidad a partir de lo que uno piensa, la identidad ahora se basa en lo que tú consumes y los demás no.

Hace unos días me conocí a un joven que estudia en la Universidad Anáhuac en Puebla, con 18 años decidió estudiar gastronomía. Le pregunté sobre las razones principales para la elección de su carrera, fue simple su respuesta: - Quiero viajar y conseguir mujeres, y sé que a las mujeres se sienten atraídas por los chefs, y estudiando gastronomía puedo viajar-. -Mis planes son comprar un Porsche, vivir en un lujoso departamento-. En sus deseos está impregnado una corriente de individualismo que descuida por completo la relación con los demás para alcanzar su meta, un chef no es una figura infalible de atracción, tiene que hacer y decir cosas, y eso que haga y diga diferente lo va a marcar con el resto de los demás. Conseguir y lograr cosas siempre dependen de los vínculos con los otros, su carta de presentación ilusa e ingenua puede afectar la manera en la que otros le reconocen, consumen o aceptan interactuar con él. Yo era un desconocido para él y decidió contarme eso, me gustaría saber de qué habla con las personas que ya conoce.