/ sábado 19 de junio de 2021

Reflexiones en textos cortos | Socializar para no estar con nosotros mismos


Chester Bennington, el cantante de la banda estadounidense Linkin Park, murió el 20 de Julio de 2017, ahorcándose decidió terminar con su vida dentro de su casa en California. La depresión merodeaba en su persona durante muchos años.

En una ocasión durante una entrevista poco tiempo antes de fallecer, hablaba de su estado emocional frente a un medio de comunicación. El vocalista explicaba sus emociones sobre el escenario, la vida era cool, estar rodeado de gente era el antídoto momentáneo perfecto para no estar consigo mismo; cuando él se encontraba solo, cargaba con un montón de problemas que consideraba innecesarios, constantemente se preguntaba cosas así mismo, cuestionaba sus decisiones y las razones de su personalidad. No hay peor enemigo que estar con uno mismo.

Las causas de la depresión pueden deberse a cuestiones biológicas o sociales, ser consiente de lo que somos o por qué nos sentimos tristes no se genera de la misma manera en quien tiene una disposición neurológica para sentir depresión a quien no posee esa alteración fisiológica. No todos sentimos la tristeza de la misma manera, ni mucho menos con la misma intensidad.

Más allá de la cuestión biológica; es importante reflexionar las repercusiones de estar solo. He conocido a muchas personas, que al igual que yo, la primera vez que se mudaron de la casa de sus padres y decidieron comenzar vivir una vida “independiente”, sufrieron de ansiedad y depresión; llegaba un momento en el que no sabíamos qué hacer con nosotros mismos. Nuestra interacción diaria con las personas nos hace olvidar lo que nosotros somos en el fondo.

Durante los primeros meses de la Pandemia, la gente encerrada no sabía qué hacer consigo misma, los suicidios se dispararon, al igual que los divorcios; pareciera que era importante salir e interactuar de forma presencial con otros; con lo que implica percibir la realidad: oler el asfalto o la tierra mojada, tocar la mano de otra persona al momento de saludar, ver a los transeúntes a los ojos mientras se camina por la calle, escuchar indicaciones del profesor o el jefe en la oficina y saborear los alimentos en un restaurante. Todo esto para evitar pensar que seguimos siendo insuficientes en nuestra vida, que no hemos logrado nuestros objetivos o que simplemente no cambiamos en nada con el paso de los años; estar solo implica enfrentarnos a nosotros mismos y como casi en todo enfrentamiento, alguien tiene que perder y el adversario somos nosotros.

Los psicólogos se han visto con un gran desafío ante la creciente demanda de personas con depresión; pero buscar evadir la realidad que representa cuestionarnos y pensarnos en la soledad, es negar una posibilidad de transformación. Los psicólogos deben tener en cuenta que el pensarse a sí mismo es necesario para que la sociedad cambie y encuentre soluciones a problemas urgentes. Buscar de forma empedernida que las personas siempre sean felices es marcar la pauta a no transformar nada. Quien está satisfecho consigo mismo no tiene nada por cambiar.


Chester Bennington, el cantante de la banda estadounidense Linkin Park, murió el 20 de Julio de 2017, ahorcándose decidió terminar con su vida dentro de su casa en California. La depresión merodeaba en su persona durante muchos años.

En una ocasión durante una entrevista poco tiempo antes de fallecer, hablaba de su estado emocional frente a un medio de comunicación. El vocalista explicaba sus emociones sobre el escenario, la vida era cool, estar rodeado de gente era el antídoto momentáneo perfecto para no estar consigo mismo; cuando él se encontraba solo, cargaba con un montón de problemas que consideraba innecesarios, constantemente se preguntaba cosas así mismo, cuestionaba sus decisiones y las razones de su personalidad. No hay peor enemigo que estar con uno mismo.

Las causas de la depresión pueden deberse a cuestiones biológicas o sociales, ser consiente de lo que somos o por qué nos sentimos tristes no se genera de la misma manera en quien tiene una disposición neurológica para sentir depresión a quien no posee esa alteración fisiológica. No todos sentimos la tristeza de la misma manera, ni mucho menos con la misma intensidad.

Más allá de la cuestión biológica; es importante reflexionar las repercusiones de estar solo. He conocido a muchas personas, que al igual que yo, la primera vez que se mudaron de la casa de sus padres y decidieron comenzar vivir una vida “independiente”, sufrieron de ansiedad y depresión; llegaba un momento en el que no sabíamos qué hacer con nosotros mismos. Nuestra interacción diaria con las personas nos hace olvidar lo que nosotros somos en el fondo.

Durante los primeros meses de la Pandemia, la gente encerrada no sabía qué hacer consigo misma, los suicidios se dispararon, al igual que los divorcios; pareciera que era importante salir e interactuar de forma presencial con otros; con lo que implica percibir la realidad: oler el asfalto o la tierra mojada, tocar la mano de otra persona al momento de saludar, ver a los transeúntes a los ojos mientras se camina por la calle, escuchar indicaciones del profesor o el jefe en la oficina y saborear los alimentos en un restaurante. Todo esto para evitar pensar que seguimos siendo insuficientes en nuestra vida, que no hemos logrado nuestros objetivos o que simplemente no cambiamos en nada con el paso de los años; estar solo implica enfrentarnos a nosotros mismos y como casi en todo enfrentamiento, alguien tiene que perder y el adversario somos nosotros.

Los psicólogos se han visto con un gran desafío ante la creciente demanda de personas con depresión; pero buscar evadir la realidad que representa cuestionarnos y pensarnos en la soledad, es negar una posibilidad de transformación. Los psicólogos deben tener en cuenta que el pensarse a sí mismo es necesario para que la sociedad cambie y encuentre soluciones a problemas urgentes. Buscar de forma empedernida que las personas siempre sean felices es marcar la pauta a no transformar nada. Quien está satisfecho consigo mismo no tiene nada por cambiar.