/ sábado 13 de marzo de 2021

Reflexiones en textos cortos | Soledad después de la clase en línea


¿Cuál fue el propósito de la escuela como espacio físico? ¿Por qué no podríamos desde un inicio ser educados desde la propia casa? La escuela como espacio físico es un mecanismo de cohesión social, el individuo se enfrenta a otras conductas fuera de su espacio familiar, un entorno donde se comienza a hacer frente a formas de ser y pensar diferente, es donde el sujeto comienza percibirse como distinto y al mismo tiempo busca pertenecer a algo y no estar solo.

La idea de la soledad resulta insoportable, es posible que el interactuar con los demás nos haga perder la idea de que no podemos soportarnos a nosotros mismos cuando estamos solos. Es más difícil encontrar respuestas en el diálogo interno. Además, el ser humano tiene que pertenecer a grupos para protegerse y lograr objetivos particulares; en la prehistoria sin el trabajo colaborativo era imposible vencer a un Mamut, los grupos comenzaron ahí. Estar solo, muchas veces nos lleva a reafirmar que uno no puede lograr cosas por sí mismo.

Las escuelas son esos primero espacios de conformación de grupos, las personas interactúan, pasan el tiempo para conocerse más; las universidades tienen áreas verdes, sillas, mesas en los patios, bebederos en los pasillos, baños, cafeterías… lugares donde se está, donde se comparten vivencias, se critica a los maestros o se extiende la plática interesante que dejó pendiente uno de los maestros al finalizar su clase, mientras invadía cinco minutos más de la otra clase y una maestra impaciente cruzada de brazos, golpeteaba con el pie el suelo del pasillo.

Todo eso desapareció con las clases en línea, el aprendizaje puede generarse; existen también muchas herramientas tecnológicas que respaldan y ayudan la labor de los maestros durante el distanciamiento y el uso de plataformas digitales. Pero los alumnos están solos. No hay con quién platicar después - ¿Entendiste? Yo no-. -Hablemos con el coordinador, vamos a su oficina, si somos unos diez yo creo que sí nos hace caso-. -Saliendo ¿A dónde vamos?-. -Saca la reta-.

Los grupos también validan las formas de pensar, sentirse respaldado es importante para arrojar esperanza en el cambio. Pero es difícil cuando se inicia la Universidad en línea, y no se conoce a laos compañeros porque la mayoría mantienen sus cámaras apagadas durante la sesión.

Me preocupa la prolongación de la modalidad de las clases en línea, aunque la pandemia haya terminado; para las instituciones existe una cierta rentabilidad, no hacen uso de su infraestructura, los ahorros por ejemplo en luz y agua pueden ser significativos; adicionalmente los individuos que están aislados de sí mismos es mucho más fácil controlarlos, convencerlos, mantenerlos quietos. Las clases presenciales implican una efervescencia de ideales que muchas veces no se pueden controlar.

Asistir a una escuela no sólo es atractivo por el conocimiento que se obtiene, también por el hecho de relacionarse con otros. Los esfuerzos de los maestros serán insuficientes, mientras no exista la posibilidad de estar; por eso quizá es mejor esperar para volver a estudiar.


¿Cuál fue el propósito de la escuela como espacio físico? ¿Por qué no podríamos desde un inicio ser educados desde la propia casa? La escuela como espacio físico es un mecanismo de cohesión social, el individuo se enfrenta a otras conductas fuera de su espacio familiar, un entorno donde se comienza a hacer frente a formas de ser y pensar diferente, es donde el sujeto comienza percibirse como distinto y al mismo tiempo busca pertenecer a algo y no estar solo.

La idea de la soledad resulta insoportable, es posible que el interactuar con los demás nos haga perder la idea de que no podemos soportarnos a nosotros mismos cuando estamos solos. Es más difícil encontrar respuestas en el diálogo interno. Además, el ser humano tiene que pertenecer a grupos para protegerse y lograr objetivos particulares; en la prehistoria sin el trabajo colaborativo era imposible vencer a un Mamut, los grupos comenzaron ahí. Estar solo, muchas veces nos lleva a reafirmar que uno no puede lograr cosas por sí mismo.

Las escuelas son esos primero espacios de conformación de grupos, las personas interactúan, pasan el tiempo para conocerse más; las universidades tienen áreas verdes, sillas, mesas en los patios, bebederos en los pasillos, baños, cafeterías… lugares donde se está, donde se comparten vivencias, se critica a los maestros o se extiende la plática interesante que dejó pendiente uno de los maestros al finalizar su clase, mientras invadía cinco minutos más de la otra clase y una maestra impaciente cruzada de brazos, golpeteaba con el pie el suelo del pasillo.

Todo eso desapareció con las clases en línea, el aprendizaje puede generarse; existen también muchas herramientas tecnológicas que respaldan y ayudan la labor de los maestros durante el distanciamiento y el uso de plataformas digitales. Pero los alumnos están solos. No hay con quién platicar después - ¿Entendiste? Yo no-. -Hablemos con el coordinador, vamos a su oficina, si somos unos diez yo creo que sí nos hace caso-. -Saliendo ¿A dónde vamos?-. -Saca la reta-.

Los grupos también validan las formas de pensar, sentirse respaldado es importante para arrojar esperanza en el cambio. Pero es difícil cuando se inicia la Universidad en línea, y no se conoce a laos compañeros porque la mayoría mantienen sus cámaras apagadas durante la sesión.

Me preocupa la prolongación de la modalidad de las clases en línea, aunque la pandemia haya terminado; para las instituciones existe una cierta rentabilidad, no hacen uso de su infraestructura, los ahorros por ejemplo en luz y agua pueden ser significativos; adicionalmente los individuos que están aislados de sí mismos es mucho más fácil controlarlos, convencerlos, mantenerlos quietos. Las clases presenciales implican una efervescencia de ideales que muchas veces no se pueden controlar.

Asistir a una escuela no sólo es atractivo por el conocimiento que se obtiene, también por el hecho de relacionarse con otros. Los esfuerzos de los maestros serán insuficientes, mientras no exista la posibilidad de estar; por eso quizá es mejor esperar para volver a estudiar.