Señoras y señores, niños y niñas. Gentiles amigos. Mis estimados cuatro lectores, Dado que no ha habido ningún llamado de atención, ninguna expresión, ningún reclamo, que haya traído consigo respuesta aceptable al principal problema en la conversación pública de hoy que son los baches, el arriba firmante en un acto desesperado quisiera convocar a una cadena de oración.
Sí, no es chiste de ninguna especie: dado que nadie parece escuchar y menos actuar, solamente queda rogar al altísimo para que obre el milagro y el corazón endurecido de los gobernantes y altos funcionarios públicos se ablande o percate del estado de nuestras vialidades. Que noten lo que vivimos, aunque seguramente no son ajenos al asunto.
Debe haber alguna oración para los casos difíciles o imposibles. En mis épocas de catequesis, se atribuía un enorme poder al Magnificat o La Magnífica, pero debe haber alguna oración para este caso en lo particular. Seguramente mis instruidos cuatro lectores tendrán alguna para la ocasión.
Que propongo que expresen en el mismo momento en el que terminen la lectura de mi media plana o que la interrumpan ahora, si así lo consideran conveniente para rezar porque se tapen los baches. La idea es que desde lo más alto de los cielos se interesen por este valle de lágrimas en donde encontramos un bache aquí y otro enseguida, por kilómetros y kilómetros. Que al unísono se escuche el ruego, porque lo que es en terrenos terrenales ni nos ven ni nos oyen.
Calles en zonas urbanas, vialidades municipales, intermunicipales, carreteras estatales y federales, todas tienen agujeros de diversos tamaños. En algunos casos, vialidades que resultan intransitables y que implican un costo económico en tiempos de traslado y las reparaciones de los automotores dañados.
Y no hay interés por solucionar el problema. Sí en el discurso, sí en la declaración pública, pero en los hechos no hay trabajos. Los agujeros que antes medían 50 centímetros de diámetro hoy ocupan un metro o dos. Los que tenían una profundidad de 10 o 15 centímetros hoy tienen 40 o 50. No necesito dar ejemplos concretos porque lo más seguro es que haya uno o varios en la mente de tú que estás leyendo y asintiendo con la cabeza.
Y claro, para suplir la ausencia gubernamental, la gente en las colonias y comunidades hace lo que puede: ponen llantas para avisar del bache, rellenarlos de tierra, piedras o arena y hasta de materias impensables, como trozos de impermeabilizantes, telas o cualquier otro material que sea útil para tapar los hoyos.
No hay acción de gobierno. Hay una omisión silenciosa y hasta desvergonzada.
Cadena de oración para ver si nos hacen el milagro. Cadena de oración porque se tapen los baches de vías municipales o estatales. Cadena de oración para que se detenga el deterioro que se ha vivido en las vialidades del estado de México por los últimos 15 años. Porque se acabe el ensimismamiento. Que el Señor de la Transfiguración —o como se llame— nos lo conceda.
Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca. Gerente de Meganoticias Toluca.
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