/ miércoles 10 de marzo de 2021

Repique inocente | Circo, maroma y teatro

A algunos alcaldes parece importarles más la rentabilidad política de la vacunación vs Covid-19 que aceptar que la responsabilidad de dotar de vacunas a la población es parte de un servicio público y del derecho constitucional a la de salud.

Calculadores perfectos de los tiempos político-electorales que vivimos en estos días, y de los que están por venir, los presidentes municipales de esta entidad federativa llamada Estado Libre y Soberano de México, han hecho todo lo posible por colgarse la medalla de la llegada de las vacunas contra la Covid-19 a sus respectivas demarcaciones municipales.

¿Han comprado las vacunas? ¿Instalaron los centros de vacunación? ¿Pertenece a sus administraciones el personal de salud que aplica las vacunas? ¿Dependen de su nómina los “Servidores de la Nación” que chaleco guinda en ristre supervisan y “organizan” el proceso? ¿Influyeron ante el gobierno federal para que la vacuna llegara a sus demarcaciones? La respuesta a las interrogantes planteadas por el arriba firmante es un nel pastel. En todos los casos.

Disculpen la franqueza, pero lo que sí han hecho es convertir las vacunas en un estandarte.

Desde luego, tienen información de primera mano sobre la llegada de las vacunas, las ubicaciones de los centros de vacunación y de otras minucias estadísticas que les permiten dejarse ver como los artífices de las vacunas. También tienen un poco de audacia para que la gente simple y candorosa crea que la vacuna llegó en forma de inyección hasta sus brazos por obra y gracia del señor o señora presidente municipal.

Y lo principal: tienen una agenda política rumbo a la elección del 6 de junio, en la que buscarán ser reelectos.

Así que mientras no pueden hacer campañas ni se pueden apersonar en los pueblos, barrios, y colonias de sus respectivas demarcaciones políticas, aprovechan el momento anímico y sin recato esperan ser reconocidos como los supremos hacedores de la vacuna.

Desde luego, a nadie debería extrañarle este tipo de prácticas. Konrad Adenauer, que fue canciller alemán, y que es un santón entre los políticos de derecha en México y el mundo, decía que “en política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno”. Lo que aplica en este caso, porque a algunos alcaldes no parece importarles quién tiene la responsabilidad de dotar de vacunas a la población —como parte de un servicio público de salud y de un derecho constitucional—, sino qué clase de rentabilidad se le puede sacar al cumplimiento de esta obligación, porque no se trata de una dádiva ni de la gracia de un favor. Aunque los mexicanos de a pie tengamos esa inclinación histórica de agradecer que los gobiernos cumplan con su deber, mientras los políticos tengan la propensión a hacer caravana con sombrero ajeno.

Sólo unos pocos gobernantes, la excepción que confirma la regla, actúan con decencia e integridad. Cada cosa en su lugar. Sin atribuirse méritos que no les corresponden. Sin hacer un circo —maroma y teatro— de la vacunación.

Saben que cuando los mandatarios pierden la vergüenza, los mandantes pierden el respeto.

***

Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.

A algunos alcaldes parece importarles más la rentabilidad política de la vacunación vs Covid-19 que aceptar que la responsabilidad de dotar de vacunas a la población es parte de un servicio público y del derecho constitucional a la de salud.

Calculadores perfectos de los tiempos político-electorales que vivimos en estos días, y de los que están por venir, los presidentes municipales de esta entidad federativa llamada Estado Libre y Soberano de México, han hecho todo lo posible por colgarse la medalla de la llegada de las vacunas contra la Covid-19 a sus respectivas demarcaciones municipales.

¿Han comprado las vacunas? ¿Instalaron los centros de vacunación? ¿Pertenece a sus administraciones el personal de salud que aplica las vacunas? ¿Dependen de su nómina los “Servidores de la Nación” que chaleco guinda en ristre supervisan y “organizan” el proceso? ¿Influyeron ante el gobierno federal para que la vacuna llegara a sus demarcaciones? La respuesta a las interrogantes planteadas por el arriba firmante es un nel pastel. En todos los casos.

Disculpen la franqueza, pero lo que sí han hecho es convertir las vacunas en un estandarte.

Desde luego, tienen información de primera mano sobre la llegada de las vacunas, las ubicaciones de los centros de vacunación y de otras minucias estadísticas que les permiten dejarse ver como los artífices de las vacunas. También tienen un poco de audacia para que la gente simple y candorosa crea que la vacuna llegó en forma de inyección hasta sus brazos por obra y gracia del señor o señora presidente municipal.

Y lo principal: tienen una agenda política rumbo a la elección del 6 de junio, en la que buscarán ser reelectos.

Así que mientras no pueden hacer campañas ni se pueden apersonar en los pueblos, barrios, y colonias de sus respectivas demarcaciones políticas, aprovechan el momento anímico y sin recato esperan ser reconocidos como los supremos hacedores de la vacuna.

Desde luego, a nadie debería extrañarle este tipo de prácticas. Konrad Adenauer, que fue canciller alemán, y que es un santón entre los políticos de derecha en México y el mundo, decía que “en política lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno”. Lo que aplica en este caso, porque a algunos alcaldes no parece importarles quién tiene la responsabilidad de dotar de vacunas a la población —como parte de un servicio público de salud y de un derecho constitucional—, sino qué clase de rentabilidad se le puede sacar al cumplimiento de esta obligación, porque no se trata de una dádiva ni de la gracia de un favor. Aunque los mexicanos de a pie tengamos esa inclinación histórica de agradecer que los gobiernos cumplan con su deber, mientras los políticos tengan la propensión a hacer caravana con sombrero ajeno.

Sólo unos pocos gobernantes, la excepción que confirma la regla, actúan con decencia e integridad. Cada cosa en su lugar. Sin atribuirse méritos que no les corresponden. Sin hacer un circo —maroma y teatro— de la vacunación.

Saben que cuando los mandatarios pierden la vergüenza, los mandantes pierden el respeto.

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.