/ miércoles 3 de noviembre de 2021

Repique inocente | Como si nos sobraran bosques

En estos días se celebra la Conferencia de Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático 2021, conocida como COP26, con sede en Glasgow, Escocia.

Los políticos y gobernantes repiten en estas reuniones, cíclicamente, el mantra de que hay que luchar contra la contaminación, el cambio climático y nos advierten que estamos al borde del precipicio —lo que también hacen líderes y participantes—. Y la realidad es que el deterioro continúa y a las palabras se las lleva el viento.

Esta vez, un centenar de países firmaron un compromiso para frenar y revertir la deforestación en el mundo mundial.

Se calcula que cada minuto el mundo pierde bosques por el equivalente a 27 campos de futbol.

México pasó de firmar el acuerdo. México no firmó un acuerdo que respaldaron naciones como Estados Unidos, Perú, Australia, Belice, Nigeria, Costa Rica y China.

A pesar de la contaminación persistente en sus más importantes zonas metropolitanas, incluyendo la de Toluca, a México le vino guango el acuerdo. Ignoro si nuestros representantes piensen que tenemos bosques de sobra o que somos una ínsula, pero el gobierno de la república mexicana optó por no sumarse al acuerdo para reducir la emisiones de metano y acabar con la deforestación en 2030. La reforestación mundial es vista por la COP26 como una forma de abordar el cambio climático.

Se que dirán que México tiene su propio plan, el que se denomina “Sembrando Vida”, que presume de haber sembrado un millón de hectáreas y 653 millones de plantas. Aunque pesan sobre este programa del gobierno federal acusaciones de inconsistencias e irregularidades en la entrega de los recursos económicos a productores del campo.

México es, sin duda, uno de los países más afectados por la deforestación. La Comisión Nacional Forestal calcula en 166 mil 337 hectáreas la tasa anual de deforestación. Amenazas como la producción de aguacate han cambiado la vocación de zonas de bosque a terrenos de cultivo de este fruto, el crecimiento de las zonas urbanas e industriales hacen lo suyo y también la existencia de plagas y enfermedades.

En la zona del valle de Toluca la pérdida de la cubierta forestal, los escasos espacios arbolados son factores que inciden en la contaminación por partículas suspendidas que respiramos un día sí y otro también, especialmente en temporada otoño-invierno. Los diagnósticos públicos y privados lo indican claramente. Y a pesar de las reforestaciones —muchas de ellas improvisadas y sin seguimiento puntual de los árboles sembrados—, el panorama no mejora.

No nos sobran zonas boscosas. Su aprovechamiento sustentable es otro de los pendientes de México. Pero como en muchas otras cosas, los discursos políticos van en sentido inverso a la realidad.

***

Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.

En estos días se celebra la Conferencia de Naciones Unidas Sobre el Cambio Climático 2021, conocida como COP26, con sede en Glasgow, Escocia.

Los políticos y gobernantes repiten en estas reuniones, cíclicamente, el mantra de que hay que luchar contra la contaminación, el cambio climático y nos advierten que estamos al borde del precipicio —lo que también hacen líderes y participantes—. Y la realidad es que el deterioro continúa y a las palabras se las lleva el viento.

Esta vez, un centenar de países firmaron un compromiso para frenar y revertir la deforestación en el mundo mundial.

Se calcula que cada minuto el mundo pierde bosques por el equivalente a 27 campos de futbol.

México pasó de firmar el acuerdo. México no firmó un acuerdo que respaldaron naciones como Estados Unidos, Perú, Australia, Belice, Nigeria, Costa Rica y China.

A pesar de la contaminación persistente en sus más importantes zonas metropolitanas, incluyendo la de Toluca, a México le vino guango el acuerdo. Ignoro si nuestros representantes piensen que tenemos bosques de sobra o que somos una ínsula, pero el gobierno de la república mexicana optó por no sumarse al acuerdo para reducir la emisiones de metano y acabar con la deforestación en 2030. La reforestación mundial es vista por la COP26 como una forma de abordar el cambio climático.

Se que dirán que México tiene su propio plan, el que se denomina “Sembrando Vida”, que presume de haber sembrado un millón de hectáreas y 653 millones de plantas. Aunque pesan sobre este programa del gobierno federal acusaciones de inconsistencias e irregularidades en la entrega de los recursos económicos a productores del campo.

México es, sin duda, uno de los países más afectados por la deforestación. La Comisión Nacional Forestal calcula en 166 mil 337 hectáreas la tasa anual de deforestación. Amenazas como la producción de aguacate han cambiado la vocación de zonas de bosque a terrenos de cultivo de este fruto, el crecimiento de las zonas urbanas e industriales hacen lo suyo y también la existencia de plagas y enfermedades.

En la zona del valle de Toluca la pérdida de la cubierta forestal, los escasos espacios arbolados son factores que inciden en la contaminación por partículas suspendidas que respiramos un día sí y otro también, especialmente en temporada otoño-invierno. Los diagnósticos públicos y privados lo indican claramente. Y a pesar de las reforestaciones —muchas de ellas improvisadas y sin seguimiento puntual de los árboles sembrados—, el panorama no mejora.

No nos sobran zonas boscosas. Su aprovechamiento sustentable es otro de los pendientes de México. Pero como en muchas otras cosas, los discursos políticos van en sentido inverso a la realidad.

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Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com. Twitter: @FelipeGlz.