/ miércoles 5 de febrero de 2020

Repique inocente | Decir San Garabato…


Esta frase que cito de memoria, palabras más palabras menos, aparece en la extraordinaria película Calzonzin Inspector. No recuerdo a ciencia cierta si la frase la pronuncia Juan Calzonzin o lo hace Don Perpetuo del Rosal, el sempiterno cacique, o el ilustrado Lucas Estornino o el burócrata Gedeón Prieto o alguno de los otros personajes de la sátira política dirigida y protagonizada por Alfonso Arau. De lo que sí tengo certeza es de el discurso ocurre en el mismísimo San Garabato de las Tunas, Cuc., donde Doña Constitución es citada como la más alta norma nacional… aunque manoseada como en cualquier otro tiempo y momento de la historia mexicana contemporánea.

Porque Doña Constitución, la de 1917, es muy distinta a la que se promulgó un 5 de febrero en Querétaro. El Instituto Belisario Domínguez refiere que hasta agosto de 2018 la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha sido modificada en 707 ocasiones, a través de 233 decretos del Constituyente Permanente.

En 100 años, Doña Constitución ha engordado de tal manera que las 21 mil palabras que contenía en aquel lejano 1917 se han convertido en 111 mil, sin contar las reformas que se han registrado en el transcurso del último año y medio. Casi podría afirmar que los antiguos estudiantes que podíamos recitar de memoria algún artículo de la Constitución, ahora seríamos incapaces de distinguir el texto constitucional.

El manoseo a Doña Constitución ha sido significativo en algunos sexenios en particular. El de Carlos Salinas de Gortari. El de Enrique Peña Nieto. Se comprende que los gobierno federales han querido definir en el texto constitucional su programa de gobierno y la realidad social, económica y política de su tiempo. Así ha sido durante muchas ocasiones. Pero en el sexenio peñista, según el Instituto Belisario Domínguez, se realizó la mayor cantidad de cambios a un mayor número de artículos constitucionales: reformas a 155 artículos.

Los distintos gobiernos han modificado sobre todo el artículo 89 constitucional, curiosamente el que establece las facultades del Poder Ejecutivo.

Ahora, Doña Constitución se prepara para que la Cuarta Transformación haga lo propio: una sobadita con los cambios que la transformen a gusto del régimen.

En los próximos días, los diputados de Morena van a presentar al presidente López Obrador la propuesta de reformas que eleven a rango constitucional los programas bandera de este gobierno, como la pensión para adultos mayores, la beca universal para jóvenes en preparatoria y la pensión para personas con discapacidad. Dicen que quieren ampliar en la Constitución los “derechos sociales” que profesa la cuatro té.

Pero doña Constitución aguanta todo. Incluso que los que prestan juramento en su nombre mientan con descaro cuando dicen que protestan “guardar y hacer guardar” la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen…


Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com Twitter: @FelipeGlz


Esta frase que cito de memoria, palabras más palabras menos, aparece en la extraordinaria película Calzonzin Inspector. No recuerdo a ciencia cierta si la frase la pronuncia Juan Calzonzin o lo hace Don Perpetuo del Rosal, el sempiterno cacique, o el ilustrado Lucas Estornino o el burócrata Gedeón Prieto o alguno de los otros personajes de la sátira política dirigida y protagonizada por Alfonso Arau. De lo que sí tengo certeza es de el discurso ocurre en el mismísimo San Garabato de las Tunas, Cuc., donde Doña Constitución es citada como la más alta norma nacional… aunque manoseada como en cualquier otro tiempo y momento de la historia mexicana contemporánea.

Porque Doña Constitución, la de 1917, es muy distinta a la que se promulgó un 5 de febrero en Querétaro. El Instituto Belisario Domínguez refiere que hasta agosto de 2018 la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha sido modificada en 707 ocasiones, a través de 233 decretos del Constituyente Permanente.

En 100 años, Doña Constitución ha engordado de tal manera que las 21 mil palabras que contenía en aquel lejano 1917 se han convertido en 111 mil, sin contar las reformas que se han registrado en el transcurso del último año y medio. Casi podría afirmar que los antiguos estudiantes que podíamos recitar de memoria algún artículo de la Constitución, ahora seríamos incapaces de distinguir el texto constitucional.

El manoseo a Doña Constitución ha sido significativo en algunos sexenios en particular. El de Carlos Salinas de Gortari. El de Enrique Peña Nieto. Se comprende que los gobierno federales han querido definir en el texto constitucional su programa de gobierno y la realidad social, económica y política de su tiempo. Así ha sido durante muchas ocasiones. Pero en el sexenio peñista, según el Instituto Belisario Domínguez, se realizó la mayor cantidad de cambios a un mayor número de artículos constitucionales: reformas a 155 artículos.

Los distintos gobiernos han modificado sobre todo el artículo 89 constitucional, curiosamente el que establece las facultades del Poder Ejecutivo.

Ahora, Doña Constitución se prepara para que la Cuarta Transformación haga lo propio: una sobadita con los cambios que la transformen a gusto del régimen.

En los próximos días, los diputados de Morena van a presentar al presidente López Obrador la propuesta de reformas que eleven a rango constitucional los programas bandera de este gobierno, como la pensión para adultos mayores, la beca universal para jóvenes en preparatoria y la pensión para personas con discapacidad. Dicen que quieren ampliar en la Constitución los “derechos sociales” que profesa la cuatro té.

Pero doña Constitución aguanta todo. Incluso que los que prestan juramento en su nombre mientan con descaro cuando dicen que protestan “guardar y hacer guardar” la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen…


Director del noticiario Así Sucede de Grupo Acir Toluca.

Mail: felgonre@gmail.com Twitter: @FelipeGlz