/ miércoles 6 de noviembre de 2019

Repique inocente / El faro del saber

Vivimos en medio del río revuelto.

A cada nuevo escándalo lo sustituye pronto uno nuevo. Del de la semana pasada ya nos olvidamos y el de esta semana está a punto de fenecer.

A veces el escándalo es producto de la acción del gobierno. Otras veces de sus omisiones. Algunas más de las fuerzas delincuenciales que se disputan el control de un pedacito del país. Otra más son obra de la casualidad. En ocasiones los poderes económicos o político los provocan. Pero vivimos de alboroto en alboroto.

Y ya saben, mis estimados cuatro lectores, que a río revuelto, ganancia de pescadores.

Porque el aquelarre del día nos distrae unas horas, tal vez algunos días. Y perdemos de vista lo que es realmente importante: el rumbo y destino de este país llamado México. La información discurre con tanta celeridad que a veces es imposible seguirla.

Como diría el filósofo, sociólogo y ensayista polaco Zygmunt Bauman, son tiempos líquidos, donde lo que prevalece es la incertidumbre.

Es precisamente esta falta de certeza lo que hace que los vacíos se llenen de rumores, de “ruido” con intenciones de crear aún más inquietud y desasosiego, de que se generen sospechas y dudas. Desde luego, eso provoca un estado aún más “líquido” de las instituciones formales, hasta hace poco puntuales y sensatas.

Sin uno repasa los temas de mayor preocupación en este mismo año, hace seis meses debatíamos la presencia de las caravanas de migrantes de origine centroamericano, luego vinieron las amenazas de los aranceles del presidente estadounidense Trump, la revuelta de la Policía Federal y un largo etcétera. Todo ha sido tan trepidante que algunos pensarían que del desabasto de gasolina hace ya más de un año y apenas lo vivimos en enero pasado —de la explosión en Hidalgo ya ni quien se acuerde—, mientras que Odebrecht y Emilio Lozoya ya pasaron a la noche de los tiempos, sepultados por nuevos y renovados jaleos públicos. Aquí es donde los científicos —los de a deveras— podrían darnos algo de luz, sobre tan azaroso presente.

Las observaciones acuciosas —por favor, noten mis estimados cuatro lectores cuántas palabras domingueras, extraídas del diccionario de María Moliner, ha utilizado hoy el arriba firmante— de los científicos nos serían muy útiles para comprender los cómos y por qués. Deben implicarse más en las polémicas actuales para poner una voz sensata cuando las controversias caen en sus campos del conocimiento, sea cual sea. Desde luego, podrán tener limitaciones, pero no tantas como las del ciudadano de a pie.

A estos tiempos líquidos hay que alumbrarlos con el conocimiento, para no dejarnos llevar por las opiniones —libres y valiosas, desde luego, pero muchas veces maniqueas— y guiarnos en cambio por quienes poseen el saber y hasta la erudición.

Ya sé que “cuando los perros ladran mucho, siempre se ausenta el venado”, pero la alharaca nacional demanda algo de moderación. De puntos de vista confiables y certeros. Eso no acabaría con desasosiego, pero algo de seguridad traerá.

Mail: felgonre@gmail.com Twitter: @FelipeGlz

Vivimos en medio del río revuelto.

A cada nuevo escándalo lo sustituye pronto uno nuevo. Del de la semana pasada ya nos olvidamos y el de esta semana está a punto de fenecer.

A veces el escándalo es producto de la acción del gobierno. Otras veces de sus omisiones. Algunas más de las fuerzas delincuenciales que se disputan el control de un pedacito del país. Otra más son obra de la casualidad. En ocasiones los poderes económicos o político los provocan. Pero vivimos de alboroto en alboroto.

Y ya saben, mis estimados cuatro lectores, que a río revuelto, ganancia de pescadores.

Porque el aquelarre del día nos distrae unas horas, tal vez algunos días. Y perdemos de vista lo que es realmente importante: el rumbo y destino de este país llamado México. La información discurre con tanta celeridad que a veces es imposible seguirla.

Como diría el filósofo, sociólogo y ensayista polaco Zygmunt Bauman, son tiempos líquidos, donde lo que prevalece es la incertidumbre.

Es precisamente esta falta de certeza lo que hace que los vacíos se llenen de rumores, de “ruido” con intenciones de crear aún más inquietud y desasosiego, de que se generen sospechas y dudas. Desde luego, eso provoca un estado aún más “líquido” de las instituciones formales, hasta hace poco puntuales y sensatas.

Sin uno repasa los temas de mayor preocupación en este mismo año, hace seis meses debatíamos la presencia de las caravanas de migrantes de origine centroamericano, luego vinieron las amenazas de los aranceles del presidente estadounidense Trump, la revuelta de la Policía Federal y un largo etcétera. Todo ha sido tan trepidante que algunos pensarían que del desabasto de gasolina hace ya más de un año y apenas lo vivimos en enero pasado —de la explosión en Hidalgo ya ni quien se acuerde—, mientras que Odebrecht y Emilio Lozoya ya pasaron a la noche de los tiempos, sepultados por nuevos y renovados jaleos públicos. Aquí es donde los científicos —los de a deveras— podrían darnos algo de luz, sobre tan azaroso presente.

Las observaciones acuciosas —por favor, noten mis estimados cuatro lectores cuántas palabras domingueras, extraídas del diccionario de María Moliner, ha utilizado hoy el arriba firmante— de los científicos nos serían muy útiles para comprender los cómos y por qués. Deben implicarse más en las polémicas actuales para poner una voz sensata cuando las controversias caen en sus campos del conocimiento, sea cual sea. Desde luego, podrán tener limitaciones, pero no tantas como las del ciudadano de a pie.

A estos tiempos líquidos hay que alumbrarlos con el conocimiento, para no dejarnos llevar por las opiniones —libres y valiosas, desde luego, pero muchas veces maniqueas— y guiarnos en cambio por quienes poseen el saber y hasta la erudición.

Ya sé que “cuando los perros ladran mucho, siempre se ausenta el venado”, pero la alharaca nacional demanda algo de moderación. De puntos de vista confiables y certeros. Eso no acabaría con desasosiego, pero algo de seguridad traerá.

Mail: felgonre@gmail.com Twitter: @FelipeGlz